miércoles, 20 de diciembre de 2017


LUCILA NOGUEIRA




La visión de Doña Juana



Cuarenta y siete años de clausura
Costáronte ese amor que dedicaste
Aun veo tu bulto taciturno
Caminando en las noches de Granada

Semidesnuda en torres de castilla
Hoguera junto al puente levantado
Nadie supo entender tu pesadumbre
Tu cuerpo envejeció desconocido

Doña Juana, la loca fue por celos
La puso la pasión en ese estado
Te veo en Flandes, la tijera en alto,
De la rival las trenzas cercenadas

Don Felipe el hermoso y el liviano
Insulto, indiferencia, bofetada
Pero el amor del rey no devolvieron
Las moriscas con baños perfumados

Velo negro en el rostro melancólico
Enajenada en languidez de enferma
En la cartuja final de Miraflores
Mira al amado muerto como estatua

Te arrancaron tus hijos y tu reino
Tus padres muertos son volver a verte
Aún veo tu bulto taciturno
Caminando en las noches de Granada


MERCEDES ROFFÉ




I



Dormir con los ojos abiertos, bien abiertos
Dormir alerta
Dormir de pie, con la frente apoyada en el vano del día
Residir la noche toda en la pura        presencia de la letra
Aleph              Beth                Yod
el rasgo el trazo-cifra

Residir la noche entera en la vigilia
Residir la noche toda insomne
Residir la vida toda en duermevela

porque sentir es más que ver y más aun es fundirse

Residir la noche en el velo de la noche
Residir la noche toda en el alba
Residir la noche toda en el alba pura y plena
Residir la noche en el umbral de la noche
Residir la noche entera
del otro lado del sueño

Residir la noche en el mar profundo
en la vigilia del mar
Residir la noche toda en lo profundo
y ver la noche toda reflejada en la noche
y el fluir de los peces cortando a pique el cielo
el canto de los peces cortando el cielo
y las lustrosas yemas de las algas cimbreando
punteando
la noche oscura del agua
los mascarones fantasmas de los buques del sueño
los mascarones en el aire azul flotando
maridándose con las almas

Residir la noche en el borde de la noche
abajo, donde mora el reflejo verdadero
más allá, donde mora la luna,
no su reflejo
sino su cara de plata verdadera

Tejer la noche con el alba, el alba con el día
el día con el estridor del despertar
las trompetas del día
los metales vibrantes de la orquesta del día


Residir en la llama, en su bóveda azul fría,
en el vibrante azul inofensivo
refugio, templo, iglú en el origen del fuego
estar en el centro y verlo
estar en el centro y hablarle
estar en el centro y no temer
y que no sea temible
sólo belleza pura
oro
y poder verla de frente y verla
y que no sea temible aunque lo sea
SUSPENSIÓN
de todo            ,
de todos los sentidos
de lo corpóreo y frágil, vulnerable, mortal, hirsuto
de todos los sentidos
Suspensión del sentido para ver lo pleno
Suspensión del sentido para oír lo pleno
Suspensión del sentido para oler y tocar
gustación de lo pleno
Suspensión del sentido para sentir lo pleno
Suspensión de todos los sentidos para el sentido pleno
Lo múltiple y uno
Lo intraducible
El eco
perfecto y pleno

Porque hay verdad y hay ecos
Hay verdad y hay sombras
Hay verdad y hay la flagrante arquitectura que la cubre y la oculta y la rodea
y la mina y la cerca y distorsiona
Hay verdad y hay espejos
Hay verdad y hay espejos que la cercan
Hay verdad y hay espejos
que traen del sueño la rama que lo prueba
Y hay verdad y hay espejos
que desdicen
hasta los rosados dedos de la aurora


De: “Diario ínfimo”


LINA ZERÓN





Campanas y latidos 




Amo. Corto el viento con el filo de mis senos,
mientras atrapa mariposas el enjambre de mi pelo.
Disfruto gota a gota tus gemidos,
desfallezco cuando saturas mi grieta de existencia.

Amar es sufrir en azul cuando huye tu palabra,
es zurcir juramentos y besos a la tierra,
de mirlos rebosar el alma,
oír en las caricias campanas y latidos,
y volver a tocarte y sentirte aún entre mis sueños.

Amar es renovarme y renovarnos
mientras devoras mi cuerpo con tu cuerpo.

Es permanecer con tu piel enredada entre mis dedos.


JORGE RUIZ DUEÑAS




Albamar

a la memoria de Fernando Ferreira de Loanda



Albamar es sitio conveniente
para hacerse de moneda antigua
y verla circular en nuestros sueños
Hay figas
herrajes de una puerta imaginaria
clavos de la Santa Cruz
y ganas de hacer nada alrededor del kiosco

Arriba
         con el fragor de platos en cascada
los comensales trinchan frutos
Armados crustáceos enfurecen
sobre valvas
y la tinta de los pulpos se hacen oda

Coleccionistas de domingo yerguen la testa
en busca de arroces y mandioca
mientras
ojos de pescado en las neveras
testimonian la pureza de los tragos
la marea creciente de un gol del Fluminense
la sonrisa imaginada por Vinicius

Apenas perceptibles en el hemisferio sur
cuando octubre completo
arroja su entraña en la Bahía de Guanabara
Apenas la memoria desliza un verso
escalera abajo hasta la plaza
donde aguarda una nostalgia
                                               sin interés compuesto
segmentada con equidad
en treinta más un gajos


MARCO FONZ




  
Los niños blandos




No seré yo
partícipe de sus juegos ni de sus risas.
Ni seré cómplice en sus fiestas, ni en su entrega.
La historia ya tiene suficientes cerdos,
la madre ya ha parido todos sus abortos,
como para que yo me quede con ustedes.

Niños blandos con razones de agua.

La inconsciencia es un par de alas deformes
y la lucha es en contra de ellas.

No puedo hablar por todos pues sólo es mía
        
una boca.

La tradición comienza, muera la historia.

Todos lucen cansados y hartos,
todos abdican antes de pelear.
Niños blandos,
lejanos seres de esta tierra.

El destino ignorado ha hecho de ustedes la presa
y ya habrá mañana alguien que cante amaneceres.

Y no,
no seré yo quien comparta su comida, ni su vino.
Ni su mujer, ni su lecho, ni su comparsa,
         ni su canto.
La letra ya ha sido vejada y su hija muere ahora
         en sus manos.


CARLOS VALLÍN




Soplo divino



Mi alma ha tenido un brillo
ya lo habían dicho los poetas
somos perecederos, soplos mortales
solo dejaremos cantos y remembranzas
he tenido una iluminación divina
lo he comprendido al fin tiranos peninsulares
su dios no ese el mío, quisieron que creyera con sangre
lo he comprendido al fin: Coatlicue, Huitzilopochtli, Quetzalcóatl,
que nunca se apaguen.