"Un poema si no es una pedrada -y en la sien- es un fiambre de palabras muertas" Ramón Irigoyen
miércoles, 19 de noviembre de 2025
LUCILA ESTRADA DE PÉREZ
A la
ciencia
Composición dedicada a los jóvenes
redactores de “El Estudiante”¹.
Como
vienen del sol los rayos bellos
las sombras de la noche a disipar,
y enviándonos sus fúlgidos destellos,
la hermosa luz doquiera hacen brillar;
y despertando del dormir profundo
en que yacía el hombre indiferente,
sonríe al ver iluminado el mundo,
y al Eterno da gracias, reverente…
Así la ciencia, emanación divina,
del mismo Dios destello misterioso,
vivifica la mente y la ilumina,
y le presenta un porvenir glorioso.
Así como esos rayos de luz pura
que el sol brillante por doquier derrama,
a á las tinieblas de la noche oscura
les sucede la espléndida mañana…
Así el alma del hombre, adormecida,
por el sueño fatal de la ignorancia,
a su influjo despierta, y otra vida
él entrevé, de gloria y venturanza.
Y sintiendo que bulle en su conciencia
ese noble deseo de la gloria,
se lanza en el terreno de la ciencia
y hace imperecedera su memoria.
San Salvador, 1879.
1.-
La aparición de El Estudiante fue anunciada en el periódico El
Cometa, en San Salvador, el 12 de septiembre de 1878. Lo describen como una
hoja periódica que representa a los estudiantes de la capital, y cuyas columnas
demuestran “las nobles y adelantadas ideas que los animan”.
EDGAR ALFARO CHAVERRI
Tu
nombre aún es un chiclete interminable…
Diáfana
dulzura de Dios, definiendo decidido
deleitarse divinamente, depositando dijes, dedales,
diademas de diamante, dentro de diminutos discursos discretamente
declarados deleznables,
disentería del decir, del dramatizar distintas desfachateces depravadas;
derrochando diluvios de dimes, diretes, dichos;
decires del demos, desaires, dudas, discordias, decepciones desconectadas
descaradamente,
del día del deseo de dilucidar dilemas delicados:
¿Dónde diablos dormir desnudos?
Dime, dicha:
¿Disfrutas doler?
¿De dónde deviene, dicha
decaer, despedirse,
desangrarse dilatadamente despiertos,
degustando desgraciados dolores del demonio?
¿Descansemos dices?
¡Debatamos!
Días de dignidad despuntan diligentes, deja de dormir, ¡despierta!
deja de digerir dentelladas desabridas…
Discúlpame,
despojado de duraznos digo,
declaro disgustado:
Duele dejar detrás del dintel del dormitorio distante,
despeinado desastre derramado…
Diáfana dulzura de Dios,
duele deleitarse dignamente desvelado…
De veras, dueles demasiado,
delirante déjà vu…
DÁNIVIR KENT
El
gesto de la palma cóncava al cuidado del fuego:
una muralla de
arena por dispersarse.
Pacto de una mano que empuña el torbellino
tormento de
tornado que sigue palpitando.
Errante
palidez, el pabilo de una vela es la garganta
salada
abrigada de aspereza.
El gasto de la página: escritura convexa que carcome sus orillas.
Al
cuidado del centro
la avidez del fuego avanza
amorosamente lento.
Pacto pectoral de una grieta que pudo respirarse.
El árbol doble
cuajado de alvéolos
resuena su piel al aire.
Sangre soplada
volatizada
pulverizada
multiplicada estrepitosamente: la palabra es un puño reducido a cenizas
cuando atrapa en el aire
un sólo grano de polvo
iridiscente.
De: “Donde
no hubo sutura”
ALMA KARLA SANDOVAL
Frente
frío 28
Va
en los sobres de cartas que no leerán entre los páramos,
en la caída invisible de los ojos
si bailan en la oscuridad de algún secreto.
En
el pasado se desplaza,
obliga a despertar los huesos blandos,
la nueva calavera de algún brujo.
A
veces tiene forma de un cristal de nieve que no podría existir si no
existieras.
Va
doliendo entonces,
va entrando en un anillo como rubí sin voz, sin pacto.
Debajo de ti, encima, verticalmente desde el polo,
desde el mar, hacia el desierto.
Tiene
alas para silenciar neblinas,
para romper la esfera donde nieva,
lejano tiempo, frágil leyenda de rojizo mundo.
Deberás encender fuegos bastardos,
soplar hasta sacar de ti ese viento que degüella.
HERIBERTO MONTANO
Fundación
del miedo
Mi
madre era el amable fantasma
en noches de apagón bajo el resplandor de las candelas
Te voy a comer decía con voz terrible de ultratumba
con ojos locos como desesperada alma sufriente
con una carcajada contenida
Y reíamos en la medianoche oscura de los tiempos
pero yo reía temeroso y no le quitaba los ojos de encima
Porque el miedo es pájaro que aletea
en la garganta
mariposa de hielo que se posa
en tu frente
Desde entonces esa risa me persigue
maternal en las noches de árboles inquietos
Sonámbula camina en las abiertas avenidas
tranquila ante las ventanas
que rechinan
Es sosegada brisa que se columpia
allí donde asustado el corazón pregunta
de nuevo
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