"Un poema si no es una pedrada -y en la sien- es un fiambre de palabras muertas" Ramón Irigoyen
martes, 3 de mayo de 2022
DENISE LEVERTOV
Las
profundidades
Cuando
la blanca niebla se evapora,
un abismo de luz interminable
queda revelado. Las últimas telarañas
de niebla
sobre los abetos negros son copos
de ceniza en la chimenea del mundo.
El
frío del océano es la contraparte
de este gran fuego. Zambulléndonos
fuera del frío ardiente del mar
entramos en un mar de intenso
mediodía. Bendita, la sal
destella en nuestros cuerpos.
Cuando
la bruma nos haya envuelto una vez más
en su fina lana, que el sabor de la sal nos recuerde
las grandes profundidades que hay en nosotros.
PEDRO SANTACILIA
A
Cuba
Cuba,
Cuba mi patria querida,
vergel bello de aromas y flores,
cuyo cielo de puros colores
densa bruma jamás ocultó.
Yo a
las sombras nací de tus palmas;
tus sabanas corrí siendo niño,
y por eso mi eterno cariño
adorarte por siempre juró.
Yo
no envidio los goces de Europa,
las grandezas tampoco que encierra,
que es más bella mil veces mi tierra
con sus brisas, sus palmas, su sol.
Con
su sol que el invierno respeta
sin que pueda su mano de hielo
la verdura borrar conque el cielo
nuestros vírgenes campos vistió.
Nunca
helada se vio, Cuba hermosa,
en tu suelo la limpia corriente,
ni del ábrego el soplo inclemente
agostó de tus prados la flor.
Los
cafetos cuajados de frutos
cubren siempre tus altas montañas
y en los llanos dulcísimas cañas
miel nos brindan de rico sabor.
En
tus bosques jamás, patria mía,
el rugido se oyó de la fiera
que sedienta de sangre corriera
de la víctima mísera en pos.
Aquí
solo se escucha en el campo
el arrullo de tierna tojosa
y la voz apacible, armoniosa,
del sinsonte que canta su amor.
No
en tus valles las pardas almenas
se descubren de viejo castillo
que recuerden al pueblo sencillo
los horrores de tiempo feudal.
Allí
solo la ceiba coposa
alza bella la frente altanera
y a su lado la verde palmera
que hace suave sus pencas sonar.
Cuba,
Cuba, mi patria querida,
vergel bello de aromas y flores,
cuyo cielo de puros colores
densa bruma jamás ocultó.
Yo
en tu suelo nací venturoso,
tú abrigaste mi cándida infancia
y por eso mi eterna constancia
adorarte por siempre juró.
RICARDO POCHTAR
Ésta
es mi sucia baraja mal partida,
éstas mis flores trapicheras,
mis monedas de canto clandestino,
mi viejo dinero deslavado:
no me pidan que pierda ni que gane,
hay más fichas varadas
en la pez de mis bolsillos,
nombres que eran propios y se borran
cosas mudas y grises que amanecen.
EDUARDO GALEANO
Fuegos
Cada persona brilla con luz propia
entre todas las demás.
No hay dos fuegos iguales.
Hay fuegos grandes y fuegos chicos
y fuegos de todos los colores.
Hay gente de fuego sereno, que ni se entera del viento,
y hay gente de fuego loco, que llena el aire de chispas.
Algunos fuegos, fuegos bobos,
no alumbran ni queman;
pero arden la vida con tantas ganas
que no se puede mirarlos sin parpadear,
y quien se acerca, se enciende.
JOSÉ UMAÑA BERNAL
Vera
Marloff
Vera
Marloff, mujer rubia y morena,
—luna nueva y crepúsculo de sol—
Vera Marfolff, en tu nostalgia caben,
los siete nombres tristes del amor.
La
aguja de tu voz borda de estrellas,
mi cielo de náufrago y nunca más,
y es tu silencio el golfo resignado,
donde aquieto mi absurdo navegar.
La
noche trasatlántica te trae,
llena de fuga y de marina azul,
y entre la ronda de oro de las olas,
viene hasta mí tu basta plenitud.
El
puerto claro, loco de marimbas,
te dió ese aroma exótico y fatal,
y tus ojos remotos se apacientan,
en la visión azul de un nuevo mar.
Perfumes
de una inédita fragancia,
ámbar de oro y ráfagas de añil,
profundizan su noche innumerable,
en su torso de ocre y de marfil.
Y
alargando hasta el valle de tu vientre,
su ruta en melodioso resplandor,
la cruz del sur refulge entre sus senos,
como entre dos colinas de pasión.
Pirata
de horizontes ignorados,
refugio en tí mi sueño y mi inquietud,
y hago danzar la rosa de los vientos,
ante tus ojos de ébano y azul.
Vera
Marloff, mañana el alba rosa,
hará más suave su visión fugáz,
cuando la sombra triste de tu barco,
tienda las velas lentas hacia el mar.
Vera
Marloff, mujer rubia y morena,
—luna nueva y crepúsculo de sol—
solo una vez juntaron nuestros labios
los siete nombres tristes del amor.
Más
fue tan hondo el encantado instante,
y hubo en tu voz tan dulce lanquidéz,
que, después de tu amor será la vida,
una nostalgia de volverte a ver.
TULIO MORA ALARCÓN
Se
va la Rosa hacia el pueblo
a vender lo que tejió,
y va soñando la Rosa,
como niña va soñando
por eso es que no me vio.
Ella nació pretenciosa,
a su madre no salió
se cree, ya, una mujer
una mujer muy preciosa,
por eso es que no me vio.
Se
ha fijado en un poblano
de esos que llaman señor,
entró en amores la rosa
la llama brilla en sus ojos,
por eso es que no me vio.
Con
su alfombra chopinada
cree que el cielo ganó.
Está engañada la niña
con su porfía cegada
por eso es que no me vio.
Pobre
Rosa, le han contado
la igualdad en el amor,
está engañada la niña,
con su porfía cegada
por eso es que no me vio.
Pobre
mi Rosa Mapuche,
el galán la convenció,
le dijo que era bonita,
vibró el tambor de su pecho,
por eso es que no me vio.
Para
Mapuche, sí, es linda
la Rosa de mi pasión,
pero ella quiere a ese huinca,
con sus palabras floridas,
por eso es que no me vio.
No
sabe la pobre Rosa
que es Rosa de entretención,
se cree bien amada,
ilusa salió la niأña,
por eso es que no me vio.
No
quiere casar con indio,
sueña con huinca, en amor,
le dijeron que era linda,
con dos guindas en su cara,
por eso es que no me vio.
A
tejer, a gran ciudad,
se la llevó ese señor,
llorando estará la Rosa
con llanto de arrepentida,
por eso es que no me vio.
Nadie
supo de la niña
que se fue tras el amor,
urdiendo estará su pena,
en el telar de la angustia,
por eso es que no me vio.
Algunos
dicen que cuida
la casa de su amador,
cómo sufrirá la Rosa,
mi pobre Rosa sirviendo,
por eso es que no me vio.
La
igualdad es de papel,
la niña no lo entendió,
ella creyó en la igualdad
que dios predicó, en la tierra,
lástima que no me vio.
