viernes, 26 de abril de 2013

ANA MIRAVALLES




  

Guillermo:



- “’Corte y confección, parece’ -
dice, mientras estira
las dos hebras de hilo
y me anuda
la piel anestesiada.
Yo le hablo de cuchillos y bisturíes,
y él responde : - ‘a mí
suturar
es lo que más me gusta;
y cuando es
cirugía mayor
traigo mi propio porta-agujas.
Si me voy de vacaciones,
a la semana,
ya empiezo con las manos,
que no sé qué hacer
y entonces me pongo
a hacer boludeces,
castillos, por ejemplo,
con arena
con barro
o lo que sea’ ”.


De la serie “Conversaciones”



RAQUEL LANSEROS



  

Un joven poeta recuerda a su padre



Ahora ya sé que pasé por tu vida
como pasan los ríos debajo de los puentes,
-indiferentes, turbios, orgullosos-,
con la trivialidad desdibujada
de las pequeñas cosas que parecen eternas.

Muchas veces lo obvio
se oculta tras un halo de extrañeza,
tras la costumbre lenta, indistinguible
del aura fugitiva de las vivencias únicas.
Es difícil saber
que la belleza abrupta del vivir cotidiano,
tan desinteresada de sí misma,
nacida sin clamor ni pretensiones
es en esencia tan mágica y rotunda
que resulta imposible de imitar a propósito.
Y es aún más difícil
comprender que la fiesta de las cosas sencillas
casi siempre termina
mucho antes que la voluntad del festejado.

Inmóvil vi pasar ante mis ojos
el desfile callado de tu vida
con tus sueños cansados en otoño,
tus alegrías de puertas para adentro
y tus desvelos discretamente cálidos.
Creo acertar si digo
que nunca te di nada que no fuese
un préstamo a mí mismo.
Te pedí, sin embargo, tantas cosas.

Hoy, inmóvil de nuevo, asisto inerme
a este desfile amargo de tu ausencia
mientras mi corazón -dividido y atónito-
comienza a descubrir que la vida va en serio.

Te recuerdo. Hace frío
y el frío me devuelve
aquella forma tuya tan sutil
de ofrecerme a la vez un corazón errante,
la suerte en un casino de Las Vegas,
la lluvia indescifrable del desierto,
los versos de Machado en un suburbio.

Ahora ya sé que pasé por tu vida

indolente y confiado, -sin asombro-,
como suelen vivir todos los hombres
que no conocen todavía la pérdida.

GUSTAVO ADOLFO BÉCQUER






XCIII



Patriarcas que fuisteis la semilla
del árbol de la fe en siglos remotos,
al vencedor divino de la muerte
¡rogadle por nosotros!

Profetas que rasgasteis inspirados
del porvenir el velo misterioso,
al que sacó la luz de las tinieblas
¡rogadle por nosotros!

Almas cándidas, santos inocentes
que aumentáis de los ángeles el coro,
al que llamó a los niños a su lado,
¡rogadle por nosotros!

Apóstoles que echasteis en el mundo
de la Iglesia el cimiento poderoso,
al que es de la verdad depositario
¡rogadle por nosotros!

Mártires que ganasteis vuestras palmas
en la arena del circo, en sangre rojo,
al que os dio fortaleza en los tormentos
¡rogadle por nosotros!

Vírgenes semejantes a azucenas
que el verano vistió de nieve y oro,
al que es fuente de vida y hermosura
¡rogadle por nosotros!

Monjes que de la vida en el combate
pedisteis paz al claustro silencioso,
al que es iris de calma en las tormentas,
¡rogadle por nosotros!

Doctores, cuyas plumas nos legaron
de virtud y saber, rico tesoro,
al que es caudal de ciencia inextinguible,
¡rogadle por nosotros!

¡Soldados del ejército de Cristo!
¡Santos y Santas todos!
Rogadle que perdone nuestras culpas
¡a aquel que vive y reina entre vosotros!

ROGELIO GUEDEA




  
En el cielo crecido de fulgor...



en el cielo crecido de fulgor. agrio de noches que
comí. recordé la vez que mamá me sacó como pedazo
arrancado de su carne. recordé un día esa noche que no
podía salir de su carne magullada. sucia como casa que
no alquiló nunca la alegría. condenada estuvo de mí a
tenerme. condenada. y abuela carito dicen que la consolaba
con emplastos. con lluvias que hizo caer para que mamá
no llorara mi desgracia más. tía yolanda y tío jorge se
hermanaron. dicen. tío jorge sudó fuegos que ya se
marchitaron por sacarme. lo que pasa es que yo no quería
salir de ahí. estaba bien ahí mamando de su sangre.
alimentando mi gloria pequeñita. ahora tío jorge maldice
mi existir. maldice mi escribir poemas a tu rostro. me
maldice. y tía yolanda se quedó callada como muerta. que
aún es peor. y cuando salí por fin de esa iglesia que parecía
una mar llena de veleros. pececitos. peñas o peñascos o como
se diga. vi a papá llorando como niño del que dios no se
acordó. lo vi tirado como caballo viejo. llorando porque el
señor doctor le dijo esta criatura mejor debió morir. eso le
dijeron los doctores matadores a papá que lloraba. si tú lo
hubieras visto como yo lo vi. mujer. te hubieras también
llenado de amargura. un charco de amargura se hubiera
clavado como palo en lo tierno de tu amor. eso dijeron los
doctores. los doctores dicen cosas que ellos nunca entienden.
hablan de la muerte riendo como señoritas y fuman luego en
los pasillos mientras papá llora mi desgracia. abuela carito
dice que tenía una cabeza y luego otra cabeza encima de la
cabeza que tenía. pero eso no fue lo peor. lo peor fue cuando
vieron que me salían luciérnagas de los ojos. palomas que
levantaron del suelo a papá. a volar a volar le decían las
palomas que me salían de los ojos. la madre lupe lo supo la
noche que subió las escaleras y vio mis manos grandes. no se
sabe todavía si eran manos o vientos que me empezaron a
crecer. o pájaros que croaban o ranas que piaban tu rostro
hecho de luces caídas como lluvia. la noche que la madre lupe
vio mis manos estaba la lluvia arreciada. yo sólo recuerdo
que me subían pedazos de tu ser. maderos que tenían tu
nombre. y papá se amarraba como soga de barco grande a
su esperanza. veía en mis ojos porvenires. veía senderos en
mis pies o caminos anchos como mujeres gordas. era entonces
que papá se alegraba un poco y dejaba de llorar. era entonces
que abrazó a mamá cuando la madre lupe dejó caer como
piedra su presagio. no recuerdo qué presagio dejó caer la
madre lupe en mi raíz. sólo recuerdo que tu rostro se llenaba
de calles que caminaría o ciudades o países donde ahora estoy
anclado. empolvado de distancia. quemado como ese día que
los doctores matadores.

 viendo cómo volaba papá. temieron
mi vivir. 


De “Ni siquiera el tiempo”



ESPERANZA ORTEGA






Y cómo amarnos ya... 



¿Y cómo amarnos ya
allí donde el amor
moría tantas veces. 

¿cómo resucitar tu aliento
sepultado?

oasis
imaginas

¿en el abrazo es eso
lo que nos une?

saber que estamos solos
y que el alba
que bebemos los dos en nuestras bocas
es el fruto del sueño
coincidente

la frescura tenaz de un espejismo

De "Hilo solo"

NATALIA LITVINOVA




  
Tanza de rosas




Reuní el mundo

Con tanza de rosas.

No resistí mi cuerpo que se desarmó

como la más frágil cobertura

de nieve virgen.

Fui septiembre en octubre noviembre y diciembre

Y el frío mientras las flores nacían

en mis pasos de quietud que muere.

Morí mi muerte

dormida en tu rezo.

Fui discípula del maestro muerto

( cuando afuera la multitud gritaba:

“maestro sos el mundo

y te asesino porque te amo

en frente de un espejo”)

Y te agonicé y te escupí,

tanto amé tu canto de pájaro abortado...

Pero mi vida ahora es cuerpo

y el alma lo arrastra como puede.




Del libro “Lengua esteparia”