domingo, 20 de mayo de 2018


ALDO CALDERON





Te armo como rompecabezas



Te armo como rompecabezas, aunque nunca terminé uno
con los silencios y tiempos, cuando el diario de vida era mi entrega
de los mis movimientos de parpados y de la ganosa provincia
Los recuerdos de tomo y lomo los pongo al lado de la planta de ruda
La nostalgia se me cuela en el terraplén, en las toneladas
de carga que esta esperando ser exportada del puerto.
en las veces que subo arriba de las olas y me veo ahogándome
como armar esos momentos del amor y el ego
poco asumido, encerrado y mofándose de mi




PERE GIMFERRER


  


Conjuro



Los guerreros más augustos ya son sombras
bajo la sombra del viejo encinar.
Cárdena crepita la noche.
Latigazos, ladridos, remotos rayos.
Chirrían las cornejas en el pozo ciego.
Guiarán al manso corcel de hielo.
La tormenta. El sol verde de aguas negras.
No me conozco. Es un lago el pecho muerto.
Bajel de oro, cadalso prieto del día.
Mi cuerpo, como la cuerda de un arco.
Ya labora el invierno, cuando rasga
las cortinas, teatro del mar.
Se enmascara tras las nieblas densas.
Arquero negro, detén tu paso.
Petrifícase el arquero de azabache.
La saeta conoce el derrotero.
Palmo a palmo mensuramos la fosa.
Fango y hojas nos daban la yacija.
Arde y arde el guante de oro del barquero.
La laguna, de nieve y azafrán.
No pensabas que fuera así de blanca.
Ahora vienen las huestes. Cielo allá,
las huestes vienen. Verdor de la encina
en los ojos vacíos, de cal llenos.


JOSÉ MARÍA GABRIEL Y GALAN





¡Quiero vivir!



Dios me las hizo de fuego...
¿Por qué no les dio dureza
si quiso su fortaleza
probar golpe a golpe luego?
¿Por qué enriqueció con riego
de sementera de amores
huerto que sabe dar flores,
si luego le manda días
de matadoras sequías
y vientos asoladores?

¡Ay! Al llegar a las puertas
de la tarde de mi vida,
voz de los cielos venida
me ha dicho: «¡Ya están abiertas!
¡Entra y sigue, y no conviertas
la mente a tiempos mejores,
que en vez de aquellos amores
de santidades pristinas
verás las desiertas ruinas
del solar de tus mayores!»

«¡Mejor es cegar, Dios mío!
¡Mejor es ir paso a paso
cayendo hacia el propio ocaso
solo, con pena y con frío!
¡Mejor es ir al vacío
que a ruinas y sepulturas!
¡Mejores son las negruras
de la noche más sombría,
que las negruras del día,
que son dos veces oscuras!»

Así, loco de dolor,
dije con vil vocecilla...
¡Esto que tengo de arcilla
fue quien lo dijo, Señor!
Pero esto que es resplandor
de Ti, venido hasta mí,
cuando tu rayo sentí
bien sabes Tú que te dijo:
«¡Señor! ¡La frente del hijo
tienes rendida ante Ti!»

Con solo llorar mi suerte,
con solo dejar abierta
de tal herida la puerta,
muriera de triste muerte.
Mas, hijo yo del Dios fuerte,
me he resignado a vivir,
y voy dejándome ir
sobre el polvo de la senda
caminando a media rienda
por el campo del sentir.

Porque si rindo la frente
sobre las manos crispadas,
si hacia las ruinas sagradas
dejo que vaya la mente,
si de mi llanto el torrente
dejo que anegue mi vida,
si abriese más esta herida
que en lumbre de fiebre arde,
viviera como un cobarde,
muriera como un suicida.

¡Quiero vivir! Las dulzuras
de los gozados placeres,
con hieles de padeceres
se toman del todo puras.
Visión de mis desventuras:
¡Yo no te cierro mis ojos!
Camino de los abrojos:
¡yo no me cubro las plantas!
Cruz que mis hombros quebrantas:
¡yo te acepto sin enojos!

¡Quiero vivir! Dios es vida.
¿No veis que en vida convierte
la ancianidad que en la muerte
cayó con dulce caída?
¿No soy yo vida nacida
de vidas que a mí se dieran?
Pues vidas que en mí se unieran,
si vivo, no han de morir,
¡por eso quiero vivir,
porque mis muertos no mueran!

¡Y no morirán conmigo,
que el huerto de mis amores
está rebosando flores
que pinta Dios y yo abrigo!
¡Y atrás el cierzo enemigo
de esas mis vivas canciones,
pues son santos eslabones
de una cadena florida
para corona tejida
del Dios de las creaciones.

¡Quiero vivir! A Dios voy
y a Dios no se va muriendo,
se va al Oriente subiendo
por la breve noche de hoy.
De luz y de sombras soy
y quiero darme a las dos.
¡Quiero dejar de mí en pos
robusta y santa semilla
de esto que tengo de arcilla,
de esto que tengo de Dios!


De: "Nuevas Castellanas"


WILLIAM BUTLER YEATS





Mil novecientos diecinueve



Venid, mofémonos del grande
que tenía tantos pesos en su mente
y tanto trabajaba y hasta tan tarde
para dejar detrás un monumento
que no pensó en el viento que arrasaba.

Venid, mofémonos del sabio;
con tanto calendario
donde fijar los ojos fatigados,
nunca vio cómo corrían las estaciones
y ahora está boquiabierto ante el sol.

Venid, mofémonos del bueno
que imaginó a la bondad alegre
y que enfermo de su soledad
podría proclamar un día festivo:
pero el viento sopló y ¿dónde están ahora?

Y luego, mofémonos de quien se mofa,
que ni una mano movería
para ayudar al bueno, al sabio, al grande,
para cerrar el paso a la vil tormenta, pues nosotros
traficamos en mofas.


Versión de Enrique Caracciolo Trejo



OLVIDO GARCIA VALDÉS





Verde



Verde. Las hojas de geranio
en la luz gris de la tormenta
tiemblan, tensión
de nervadura verde oscuro.
Te mirabas las manos,
nervadura de venas; si los dedos
fueran deliciosos, decías.
Al caminar
apoyaba mi sien contra la tuya
y en la noche escuchaba
el ruiseñor y el graznido
del pavo. Indiferencia
de todo, oscuridad.
Me llamabas con voz muy baja.
Sólo un día reíste.


De: "Ella, los pájaros"



ADRIANA LANZA





Alimentar muertos



Una mujer de cabello largo y negro
cubierta por un paraguas blanco
me mira con mejillas de cera.
Yo la estaba mirando
cuando la lluvia empañó el espejo.
Un calzón negro es el conjuro.
Ha llegado de no sé qué confines a mi puerta.
Yo que no suelo hablar con los muertos
encendí una vela y miré al abuelo en el umbral:
«Queremos comer», me dijo al pasar.
Entonces la recordé
con sus dientes de nácar
y sus ojos de luz.
El primitivo calvo
creía que yo
seguía siendo niña.
Fue tan fácil comérmelos a todos.