domingo, 23 de febrero de 2020


GEORG TRAKL





Canción de Kaspar Hauser

para Bessie Loos



En verdad amaba al sol que se ponía, púrpura, tras la
colina,
Los senderos del bosque, el mirlo cantor
Y la felicidad de lo verde.

En serio se hallaba su casa a la sombra del árbol
Y puro era su rostro.
Dios pronunció una suave llama sobre su corazón:
¡Oh, hombre!

En silencio, se dirigió a la ciudad por la tarde;
La oscura queja de su boca:
Quiero ser jinete.

Mas lo siguieron arbustos y animales,
Casa y jardín crepuscular de hombres blancos,
Y su asesino lo buscaba.

La primavera y el verano y bello el otoño
De los justos, su apacible paso
Por los oscuros cuartos de los soñadores.

Por las noches permanecía a solas con su estrella;
Vio que la nieve caía sobre las ramas desnudas
Y en el pasillo crepuscular, la sombra del asesino.

Plateada, se desplomaba la cabeza del nonato.


HEINRICH HEINE





Pon en mi pecho, niña, pon tu mano....



Pon en mi pecho, niña, pon tu mano.
¿No sientes dentro lúgubre inquietud?
Es que .en el alma llevo un artesano
que se pasa clavando mi ataúd.

Trabaja sin descanso todo el día;
y en la noche trabaja sin cesar;
que acabes pronto, maestro, mi alma ansía,
y me dejes en calma descansar.


Versión de Vicente Huidobro


HENRIK NORDBRANDT





No deshagas la maleta



¡No deshagas la maleta! Inconscientemente
podría ocurrírsete desparramar su contenido
lo que te tentaría a ver un dibujo
como el de las letras de la palabra hogar.
Donde algo careciera de simetría
querrías tal vez colocar una planta
regada y empezar a querer apreciada.

¡No deshagas la maleta! Podría
estallar la guerra. O lo que es aún peor:
Podrías imaginarte que estabas enamorado
y como una inevitable consecuencia
mudarte a una calle con un nombre
y que las calles, no como ahora, no solo fueran calles
sino el caminar de los condenados a muerte en ellas.

¡No deshagas la maleta! Es mejor
ponerte una camisa arrugada
que una que haya estado tendida en un balcón
con vistas a algunas islas brumosas
y haya sido planchada por una mano amorosa,
es preferible el olor a naftalina que a espliego.
Podrías creer que eres una flor.

!No deshagas la maleta! Déjala
junto a la pared en una habitación desnuda
donde una bombilla desnuda
no te deja dudar ni un instante
de dónde estás y quién eres en la Tierra.
¡No deshagas la maleta! Ni un segundo
antes de que puedas prescindir completamente de ella.

Y déjala en su sitio.


De: "Nuestro amor es como Bizancio" en "El peso del polvo"
Versión de Francisco Uriz


GERARD MANLEY HOPKINS



  

“To seem the stranger lies my lot, my life”



Parecer extraño tal mi suerte, mi vida
Entre extraños. Padre y madre queridos,
Hermanos y hermanas no están en Cristo cerca
Y él mi paz / mi despedida, batalla y espada.
    Inglaterra, cuyo honor de todo corazón cortejo, esposa
De mi pensamiento creador, ni me oiría
Si implorara, ni yo imploro: yo cansado
Del ocio de un ser apenas al filo de donde las guerras
    se libran.
    Ya estoy en Irlanda; estoy a tercera
Distancia. No pero en toda estancia puedo
Dar y recibir el buen amor. Sólo qué palabra
Mi corazón más sabio engendra la confusa proclama del cielo
    oscuro
Impide o el sortilegio del infierno frustra. Tal atesorar
    desoído,
Oído descreído, me deja en solitario comenzó.


1885



EDGAR LEE MASTERS





Percy Bysshe Shelly



Mi padre, dueño del taller de carruajes,
y enriquecido con el negocio de herraduras,
me mandó a la Universidad de Montreal.
No aprendí nada y volví a mi pueblo
y vagaba por los campos con Bert Kessler
cazando codorniz y agachadiza.
En Lago Thompson el gatillo de mi escopeta
se atoró en la borda de la lancha
y se me abrió un gran hueco en el corazón.
Sobre mi tumba un padre cariñoso
erigió este tallo de mármol
sobre el cual se ve la figura de una mujer
esculpida por un artista italiano.
Dicen que las cenizas de mi homónimo
fueron esparcidas por la pirámide de Cayo Cestius
en algún lugar cercano a Roma.


CARL SANDBURG





Paloma mancillada



Seamos sinceros: la dama no fue furcia hasta que casó con
             un abogado de empresa que la encontró entre las
             chicas del coro de un espectáculo de Ziegfeld.
Hasta entonces, nunca se quedó con el dinero de nadie,
             y pagó sus medias de seda con lo ganado cantando
             y bailando.
Amó a un hombre que amó a seis mujeres, y tanto tráfago
             a ella le cambió la cara: le exigía más y más dinero
             en afeites, sumas elevadas para los médicos de
             belleza.
Ahora conduce ella sola un coche largo y vendido bajo
             cuerda, se entera por los periódicos de los
             tejemanejes de su marido en la comisión interestatal
             de comercio, ha de comprar corsés de tallaje mayor
             a cada año que pasa y a veces se pregunta cómo se
             las apaña un hombre con seis mujeres


De: "Sombras":
Versión de Miguel Martínez-Lage