lunes, 30 de junio de 2014

PABLO NERUDA


 
 

Ya se fue la ciudad

 
 

Cómo marcha el reloj sin darse prisa
con tal seguridad que se come los años:
los días son pequeñas y pasajeras uvas,
los meses se destiñen descolgados del tiempo.

Se va, se va el minuto hacia atrás, disparado
por la más inmutable artillería
y de pronto nos queda sólo un año para irnos,
un mes, un día, y llega la muerte al calendario.

Nadie pudo parar el agua que huye,
no se detuvo con amor ni pensamiento,
siguió, siguió corriendo entre el sol y los sseres,
y nos mató su estrofa pasajera.

Hasta que al fin caemos en el tiempo, tendidos,
y nos lleva, y ya nos fuimos, muertos,
arrastrados sin ser, hasta no ser ni sombra,
ni polvo, ni palabra, y allí se queda todo
y en la ciudad en donde no viviremos más
se quedaron vacíos los trajes y el orgullo

 

 

MIGUEL ARTECHE SALINAS


 

Los días que la ausencia ha devorado

 

Nunca olvidarás la calle bajo la luz extraña
De septiembre, una tarde; no olvidarás
Olores del café que dormía en la taza,
Pero tal vez olvides algo, tal vez se ausente algo.
Y ahora sólo escucho el sonido de la noche
Que cae de la playa, y no hay nadie,
Nadie que te recuerde, nadie
Sino los vientos
Marítimos, las voces de los niños, y el perro
Que duerme todo el día como espejo aburrido,
Nadie sino el azul dormido por la playa.

Entonces la penumbra rodeaba los sillones
Y desde alguna parte la música subía,
La música mojaba tu ardiente corazón,
Y desde alguna parte, desde una parte gloriosa,
Tu voz que conversaba derramaba los días
Futuros de nuestras vidas, acentuando, invisible,
Lo que apenas pensaba la memoria lejana.

Compañero presente, no queda nada
Sino el silencio de la casa,
Los días que el amor ha devorado,
Tu rostro que brilla en las paredes
Acentuando la nostálgica luz de la luna,
Los pasos que acercaron su carga de deseos
Hacia el río desierto; y sólo el eco
De esas largas conversaciones rotas
En la orgullosa y perdida tarde final de un año,
Las palabras llenas de alcohol bailando
Delante de nuestros ojos; es decir, queda un nombre
Que recorrió veredas sucias, pobres, tiznadas
Por la luz de un crepúsculo;
Y ahora, compañero, las mañanas ansiosas
De estudio interrumpido caen entre mis manos
Y desde el parque viene la bocanada amarga
De aquello que responde sólo a un pasado muerto.

Abrid, abrid las puertas silenciosas
Que el tiempo no ha tocado; dejad que entren los cuerpos
A ocupar su lugar; dejad que el lecho curve
Un arco distendido de pieles ardorosas;
Dejad que alguien devore los días. Sólo queda
En la casa de antaño un viento que recorre
Cuerpos aletargados: un viento que levanta
Días donde las ciénagas reciben cuerpos muertos,
Días que retroceden del día que dejaron,
Días que sostenían una nueva estela,
Una burbuja apenas
Sobre el agua callada que alguien bebiera solo.

 

 

 

FANNY CAMPOS ESPINOZA


 

Impotencia

 

A los dioses la sangre
..........se les vuelve ....pálida
y ni el padre ...con su mejor careta
ha logrado redimir la desgracia

El suicidio no sirve de mucho
.........cuando los 777 hombres nacen muertos
y el otoño .....en exceso ......sabe tan amargo.

 

FERNANDO ORTEGA BENAVIDES



 

Al regreso, aullidos

  
 

Ya se han apagado las luces de la casa
y en el resfrío veraniego
como nosotros, una estrella palidece
en el hueco de una gran nube

De regreso, pasadas las cuatro
muertos de frío por el camino polvoriento
jadeamos algunas palabras:
-dicen que había un cementerio de indios
miremos si las hojas se mueven
hacia el lado contrario del viento-

Ya se han apagado las luces
nadie se percata que dimos
dos vueltas por la casa, hambrientos
en busca de un trozo de pan
en la oscuridad absoluta
y la quietud que nos permitía
el eco de los tablones de madera

Dicen que había un cementerio de indios
-cómo, si aquí no había indios-
susurrábamos en el camarote
y así fuertes, nos abandonábamos
con un repaso extenuante del día
estrategia de la pubertad
tibia rutina en ese entonces:

de la extinción de la inocencia
un olor de labios a bloqueador solar
vestigio primerizo de una pelirroja
y ante aquel ocaso cobrizo
el descenso hacia el risco mediterráneo
donde pasábamos la resaca

Pero toda imagen es imposible
cuando los perros levantan su coro
......de aullidos proféticos
-alguien debe haber muerto-
y oímos hasta la médula
el sonido de unos pasos
en la cocina vacía.

 

 

GABRIELA MISTRAL


 

Yo canto lo que tú amabas...


Yo canto lo que tú amabas, vida mía,
por si te acercas y escuchas, vida mía,
por si te acuerdas del mundo que viviste,
al atardecer yo canto, sombra mía.

Yo no quiero enmudecer, vida mía.
¿Cómo sin mi grito fiel me hallarías?
¿Cuál señal, cuál me declara, vida mía?

Soy la misma que fue tuya, vida mía.
Ni lenta ni trascordada ni perdida.
Acude al anochecer, vida mía;
ven recordando un canto, vida mía,
si la canción reconoces de aprendida
y si mi nombre recuerdas todavía.

Te espero sin plazo ni tiempo.
No temas noche, neblina ni aguacero.
Acude con sendero o sin sendero.
Llámame a donde tú eres, alma mía,
y marcha recto hacia mí, compañero.


 

GONZALO POZO



 

Pasado

 


Con locura nos escondimos de Dios
ahí invisibles
mi lengua azota tus senos
mi baba recorre tu cuerpo
escribiendo la historia (nuestra historia)
los genitales agonizados vuelven a la vida tras la lucha de nuestras lenguas
las gotas de sudor saltan
chocando en el aire
transformando el espectáculo en nuestro reflejo

Ahí ocultos de Dios
aprietas mis manos
rasguñas mi espalda
bebes mi alma
y cantas con mis dedos

¡querida mía! ¿recuerdas?
mis labios abrazando tus ojos
succionando tu mirada
tratando de ver a través de ti
ese mundo al cual renegamos por tener nuestra alma oculta
ahora querida mía lo miras
miras ese mismo mundo
tiritas y tus ojos caen

Tu lengua aquella que antes se alimentaba de la mía
me estremece al salir de su rincón húmedo
se acerca
venenosa
me pregunta con el alma desgarrando
¿somos pecadores?

 

 

domingo, 29 de junio de 2014

PABLO NERUDA



 

Y porque amor combate

  

Y porque Amor combate
no sólo en su quemante agricultura,
sino en la boca de hombres y mujeres,
terminaré saliéndole al camino
a los que entre mi pecho y tu fragancia
quieran interponer su planta oscura.
De mí nada más malo
te dirán, amor mio,
de lo que yo te dije.
Yo viví en las praderas
antes de conocerte
y no esperé el amor sino que estuve
acechando y salté sobre la rosa.
Qué más pueden decirte?
No soy bueno ni malo sino un hombre,
y agregarán entonces el peligro
de mi vida, que conoces
y que con tu pasión has compartido.
Y bien, este peligro
es peligro de amor, de amor completo
hacia toda la vida,
hacia todas las vidas,
y si este amor nos trae
la muerte o las prisiones,
yo estoy seguro que tus grandes ojos,
como cuando los beso
se cerrarán entonces con orgullo,
en doble orgullo, amor,
con tu orgullo y el mío.
Pero hacia mis orejas vendrán antes
a socavar la torre
del amor dulce y duro que nos liga,
y me dirán: -"Aquella
que tú amas,
no es mujer para ti,
por qué la quieres? Creo
que podrías hallar una más bella,
más seria, más profunda,
más otra, tú me entiendes, mírala qué ligera,
y qué cabeza tiene,
y mírala cómo se viste
y etcétera y etcétera."
Y yo en estas líneas digo:
así te quiero, amor,
amor, así te amo,
así corno te vistes
y como se levanta
tu cabellera y como
tu boca se sonríe,
ligera como el agua
del manantial sobre las piedras puras,
así te quiero, amada.
Al pan yo no le pido que me enseñe
sino que no me falte
durante cada día de la vida.
Yo no sé nada de la luz, de dónde
viene ni dónde va,
yo sólo quiero que la luz alumbre,
yo no pido a la noche
explicaciones,
yo la espero y me envuelve,
y así tú, pan y luz
y sombra eres.
Has venido a mi vida
con lo que tú traías,
hecha
de luz y pan y sombra te esperaba,
y así te necesito,
así te amo,
y a cuantos quieran escuchar mañana
lo que no les diré, que aquí lo lean,
y retrocedan hoy porque es temprano
para estos argumentos.
Mañana sólo les daremos
una hoja del árbol de nuestro amor, una hoja
que caerá sobre la tierra
como si la hubieran hecho nuestros labios,
como un beso que cae
desde nuestras alturas invencibles
para mostrar el fuego y la ternura
de un amor verdadero.

 

 

MIGUEL ARTECHE SALINAS





Los que resplandecen en la noche

 


Están aquí en la noche
Más jóvenes que nunca, albores de sus venas,
Fulgores de sus ojos inviolados:
Llamas que arden sin arder, pies y manos
Sellados por el óleo:
Esplendores que giran sin moverse
Con el sol nocturno que corona sus cabezas:
Interminables cuerpos
De fuego que se extingue y no se extingue;
Transparentes de ser cuerpos
Que nos tocan:
Bocas gloriosas que desprenden estrellas:
Están en todas partes y no están en todas partes,
Y están sin espacio,
Sin espacio sin espacio sin espacio
De nunca estar estando: ágiles
Como todo el relámpago: purísimos
De ser siempre nuestra compañía: tiernos
Cuando nos tocan en el sueño,
Cuando nos besan y decimos que es la brisa.

Están aquí para que los miremos sin mirarlos,
Los únicos que nos borran la tristeza de estar vivos,
Los únicos que nos dicen que a la Casa no hemos regresado.
Están aquí más jóvenes que nunca
En sus radiantes cuerpos,
En sus perfectos cuerpos esta noche,
Vestidos por el agua y por el fuego,
Más jóvenes que siempre en la sustancia de la luz,
Los Resplandecientes.

 

 

FANNY CAMPOS ESPINOZA



 

Nunca les conté la historia de mi padre con 777 caras y su amante múltiple

 

No la conozco

Él nació muerto pero
se pega a cada espejo que encontramos
en el transcurso del cuento

Su ausencia data de tiempos inmemoriales
Colecciona ojos en una vieja alacena invisible
La niña gato en la fosa temía le quitase los peces
de su pequeño útero

Ella ..no sale muy a menudo de la jaula del olvido
Janequeo es un poco gata y araña
Sus pechos son de nadie ..No son de perra
No son de hermana ..No es niña
sino santa

Anoche mordió mi lengua
No sé si en sueños o despierta.

 

 

FERNANDO ORTEGA BENAVIDES




De la sonoridad


 
Primero el canto del gallo.... sílaba argenta
el ruido del viento
bostezo del campo celeste

Entonces....... entretejido
un verso es un fragmento inexacto
acariciado por sonidos... gotas

Ante la fragmentación
un poema funciona mudo
y ese silencio queda
................como los animales
...........bufando
........un canto atrapado
en el instante de su traducción.

 

 

GABRIELA MISTRAL


 
 

Puertas


 

Entre los gestos del mundo
recibí el que me dan las puertas.
En la luz yo las he visto
o selladas o entreabiertas
y volviendo sus espaldas
del color de la vulpeja.
¿Por qué fue que las hicimos
para ser sus prisioneras?

Del gran fruto de la casa
son la cáscara avarienta.
El fuego amigo que gozan
a la ruta no lo prestan.
Canto que adentro cantamos
lo sofocan sus maderas
y a su dicha no convidan
como la granada abierta:
¡Sibilas llenas de polvo,
nunca mozas, nacidas viejas!

Parecen tristes moluscos
sin marea y sin arenas.
Parecen, en lo ceñudo,
la nube de la tormenta.
A las sayas verticales
de la Muerte se asemejan
y yo las abro y las paso
como la caña que tiembla.

«¡No!», dicen a las mañanas
aunque las bañen, las tiernas.
Dicen «¡No!» al viento marino
que en su frente palmotea
y al olor de pinos nuevos
que se viene por la Sierra.
Y lo mismo que Casandra,
no salvan aunque bien sepan:
porque mi duro destino
él también pasó mi puerta.

Cuando golpeo me turban
igual que la vez primera.
El seco dintel da luces
como la espada despierta
y los batientes se avivan
en escapadas gacelas.
Entro como quien levanta
paño de cara encubierta,
sin saber lo que me tiene
mi casa de angosta almendra
y pregunto si me aguarda
mi salvación o mi pérdida.

Ya quiero irme y dejar
el sobrehaz de la Tierra,
el horizonte que acaba
como un ciervo, de tristeza,
y las puertas de los hombres
selladas como cisternas.
Por no voltear en la mano
sus llaves de anguilas muertas
y no oírles más el crótalo
que me sigue la carrera.

Voy a cruzar sin gemido
la última vez por ellas
y a alejarme tan gloriosa
como la esclava liberta,
siguiendo el cardumen vivo
de mis muertos que me llevan.
No estarán allá rayados
por cubo y cubo de puertas
ni ofendidos por sus muros
como el herido en sus vendas.

Vendrán a mí sin embozo,
oreados de luz eterna.
Cantaremos a mitad
de los cielos y la tierra.
Con el canto apasionado
heriremos puerta y puerta
y saldrán de ellas los hombres
como niños que despiertan
al oír que se descuajan
y que van cayendo muertas.



 

GONZALO POZO


 


Mustia ciudad

 
 

Santiago
lleva el cielo en el bolsillo
apresuradamente se oxigena con algunas gotas
(rocío fresco y puro de inviernos patéticos y burlones)
ciegos, sordos, mudos y parálisis mental
rondan las vitrinas, que se despliegan en calles amontonadas al azar
feos durmientes en locomoción que de rato en rato se limpian la baba

Santiago
los niños te saludan desde plaza de armas
jugando en ese pasto gris y duro

Santiago
dejas correr la libertad desde plaza Italia hasta la comisaría
tiñendo de rojo y lágrimas tus calles por el verdoso energúmeno

Ciudad salvaje revestida de mendigos en cada rincón
algunos hambriento y otros que llenan sus bolsillo bajo el manto de ese "Chile solidario"

Ciudad malagradecida que no has aprendido a sentir los ríos que refrescan tus llagas
que no has aprendido a sentir la nieve que alimenta tu existir

Ciudad antinatural que flagelas los gritos bohemios y sonámbulos
que en tus calles rechinan salvajes y coléricos

Santiago querido
ya no eres bienvenido en nuestra casa
ya no caminas junto al Mapocho
ya no te acuestas sobre cartones
ahora eres hamburguesa y anticucho
eres vino y ron
eres cemento y smog
eres mestizo

Santiago
ya no me miras

Santiago
metrópolis alterada
has masacrado mi alma

 

 

sábado, 28 de junio de 2014

FERNANDA SIERRA



 

Enajenación

 


Acá afuera las cosas suelen ser distintas
Hace frió
Las miradas te torturan continuamente
Has llegado al siglo de los salvajes
De aquellos que no temen
Acostumbrados a la insolencia
Les gusta ser
Lo que no suelen ser
Es como un maldito vicio
Una agonía funesta
Una tarda convulsión
Que delirio he de padecer
En el país de los muertos
Me he colmado de aplomo
Pero mi carne es más débil
Que mi juicio
Me la han saqueado
Ahora me sumo
Al pavor de los débiles
Que han sido enajenados
como yo

 

EFRAÍN BARQUERO


  

Mimbre y poesía

  

Mimbrero, sentémonos aquí en la calle,
y armemos con tus hilos blancos y con mis hilos azules
los esenciales artefactos de uso diario:
La paz, la mesa, la poesía, la cuna,
el canasto para el pan, la voz para el amor.
Armemos juntos las cosas más esenciales y más simples,
más hermosas y útiles, más verdaderas y económicas,
para cualquiera que pase nos comprenda y nos lleve.
Nos ame, y se pueda servir de nosotros. Nos necesite,
y podamos alegrarlo sin ninguna condición.
Tú armaras el canasto que la lavandera
necesita para sembrar la camisa más blanca,
y yo armaré una canción con olor a jabón y a pureza
para que ella junto al río halle más dulce su trabajo.
Tú tejerás la maleta para que el minero regrese,
para que los novios se casen, para que el hijo pobre
vaya a la ciudad a conquistar un oficio.
Y yo tejeré con los hilos más férreos de mi poesía
el descanso más digno, el amor más profundo, la esperanza más grande,
para que el obrero mire confiado su casa
y no parta el pan con recelo y a oscuras,
para que los recién casados puedan anidar todos los pájaros
y no tengan que apartarse por una gota de agua,
para que el hijo menor halle la herramienta en su sitio
y no tenga que volverse porque otros la escondieron.
Mimbrero, hermano mío, que es bello nuestro oficio
cuando a ti te encargan una cuna y a mí una esperanza,
cuando a ti te piden una mesa, un velador, un canasto,
y a mí un arma que defienda ese amoblado tan simple.
Que es bella la jornada cuando tocamos con el mimbre o las canciones
la forma desnuda de la vida: su cintura de trigo,
sus senos llenos de luna, su vientre cubierto de musgo,
sus muslos como ríos, sus brazos como ramas,
sus ojos como un camino en paz bajo la noche.
Que es bello nuestro oficio cuando tentamos ese cuerpo
y yo le pongo el nombre más dulce del amor,
y con mi verbo le digo: levántate, eres libre,
labora en paz, procrea primaveras y veranos,
y lega a toda la tierra tu apellido.
Y tú, oh mimbrero hermano, le vas tejiendo
todos los artefactos que ella necesita
para repartir el pan entre sus hijos:
canastos para almacenar la nieve y la salud,
pequeños cestos para guardar el polen y semillas
de una primavera a otra, cunas para continuar
el sol fecundo, maletas para traer la lluvia,
mesas para que las hojas caigan y vuelvan a ser verdes,
y sillas para descansar delante de la paz ganada.


PABLO NERUDA





Vegetaciones

 
 

A las tierras sin nombres y sin números
bajaba el viento desde otros dominios,
traía la lluvia hilos celestes,
y el dios de los altares impregnados
devolvía las flores y las vidas.

En la fertilidad crecía el tiempo.

El jacarandá elevaba espuma
hecha de resplandores transmarinos,
la araucaria de lanzas erizadas
era la magnitud contra la nieve,
el primordial árbol caoba
desde su copa destilaba sangre,
y al Sur de los alerces,
el árbol trueno, el árbol rojo,
el árbol de la espina, el árbol madre,
el ceibo bermellón, el árbol caucho,
eran volumen terrenal, sonido,
eran territoriales existencias.

Un nuevo aroma propagado
llenaba, por los intersticios
de la tierra, las respiraciones
convertidas en humo y fragancia:
el tabaco silvestre alzaba
su rosal de aire imaginario.
Como una lanza terminada en fuego
apareció el maíz, y su estatura
se desgranó y nació de nuevo,
diseminó su harina, tuvo
muertos bajo sus raíces,
y luego, en su cuna, miró
crecer los dioses vegetales.
Arruga y extensión, diseminaba
la semilla del viento
sobre las plumas de la cordillera,
espesa luz de germen y pezones,
aurora ciega amamantada
por los ungüentos terrenales
de la implacable latitud lluviosa,
de las cerradas noches manantiales,
de las cisternas matutinas.
Y aun en las llanuras
como láminas del planeta ,
bajo un fresco pueblo de estrellas,
rey de la hierba, el ombú detenía
el aire libre, el vuelo rumoroso
y montaba la pampa sujetándola
con su ramal de riendas y raíces.

América arboleda,
zarza salvaje entre los mares,
de polo a polo balanceabas,
tesoro verde, tu espesura.

Germinaba la noche
en ciudades de cáscaras sagradas,
en sonoras maderas,
extensas hojas que cubrían
la piedra germinal, los nacimientos.
Útero verde, americana
sabana seminal, bodega espesa,
una rama nació como una isla,
una hoja fue forma de la espada,
una flor fue relámpago y medusa,
un racimo redondeó su resumen,
una raíz descendió a las tinieblas.

 

 

MIGUEL ARTECHE SALINAS



 

No hay tiempo

 
 

No hay tiempo si en el agua de diamante
Que roza nuestros cuerpos
Tú y yo nos sumergimos: el agua tuya con el agua mía
De tu boca, y apenas el hundir
De los secretos labios en el mar.
Sólo tu piel abierta
Como la abierta noche de la noche
Donde tus muslos amanecen.
Y el silencio en los olivos.

 

 

FANNY CAMPOS ESPINOZA


 

Lou Andreas

“…desembocar en el vacío
como todo el ardor
y arrobación deben hacerlo…”
Lou Andréas Salomé

 
 

Guardé los bigotes de Nietzsche
dentro de una cajita musical
La escuché un par de veces
y la música ..se enamoró de mis oídos
Tengo una colección de ojos
grandes ..almendrados
tristes ..risueños
Todos me los dio
un séquito de hombres desquiciado
y yo histérica ..besé a filósofos extraños
que siempre me obligaron
a darles con un látigo
Prendí a mi pecho
a poetas niños
y jugué a ser madre
por un rato
Fue mejor que cuidar muñecas
o tener hijos propios
Busqué como ninguna
el amor en otros
pero jamás entre tantos
lo encontré
Por eso nunca hice el amor
ni siquiera con mi esposo

virgen.. virgen fui
virgen.. hasta el suicidio
de otros
de esos tantos
que regalaron
sus bigotes... o sus ojos
a mi triste colección.

 

 

 

GONZALO POZO



 

Fragmentos humanos

 
 

Soy el disgusto voraz de mis progenitores
la pena moribunda y sinvergüenza de mendigos aislados
soy el hollejo fermentado y rechazado de la vid
condenado a vivir acribillado en la suciedad
soy el temor del borracho
el espanto de la creación

Soy la enfermedad de Cristo
delirio de hediondez y suplicas
soy el que la vida a derramado sin querer
en la cena de los mortales
el cáncer nocturno
que evapora el silencio en sus casas

Soy el reflejo de tu alma
hambrienta y desolada
viviente condena
ansiosa de muerte

La única que me espera con el sepulcro abierto de par en par.

 

 

 

viernes, 27 de junio de 2014

FERNANDA SIERRA


 

Sin Pop

 

Plasmada en mi la habitación
Atónita ante la extirpación de sueños
Aplastada por la precariedad de las cosas
Sumida en el macro
Arrastrada por el sarcasmo
Sin elegir...
Donde las larvas huyen
Y sus babas apestan
Como ustedes señores de sombrero
Que vagan por mis montes
Depredadores, tragonéenos
Como entes que alucinan con la vida
Organismos pegajosos
Escurren y se esconden
Se chupan
mueren
Y vuelven a nacer

 

 

PABLO NERUDA


 

Silencio

 

Yo que crecí dentro de un árbol
tendría mucho que decir,
pero aprendí tanto silencio
que tengo mucho que callar
y eso se conoce creciendo
sin otro goce que crecer,
sin más pasión que la substancia,
sin más acción que la inocencia,
y por dentro el tiempo dorado
hasta que la altura lo llama
para convertirlo en naranja


 

 

MIGUEL ARTECHE SALINAS


 

Noche perdurable

  

Apóyate, noche, sobre nuestros pechos: éntranos
En tu centelleante oscuridad.

Noche de los amantes que yacen sepultados,
Noche de la serpiente que nos acecha siempre.
Solemne y alerta
Apóyate para cantar en nuestros pechos. Apoya
Tu cabeza en los muslos del solitario:
Hazlo fulgir, haz que su llama brille un momento,
Haz que su fuego se eleve a tu cabello estrellado.
Sobre las llamas de nuestras vidas desiertas,
Tú, la gran errante, vienes sobre nosotros.

 

 

 

FANNY CAMPOS ESPINOZA


  

Me canso

 

de guardarme en mi ataúd
esconder mis ojos en cajitas
cubrirme los senos y el sexo
cuando las serpientes danzan
mordiéndonos los talones

........................................A poco andar nos crecen alas
........................................y fornicamos tendidos en la hierba


........................................la montaña rodeada de ciudad
........................................se nos vuelve un buen refugio
 
........................................y las alas
 
........................................para que sirven las alas
........................................si estamos tan bien
................................................................................revolcados en la tierra.

 

 

GABRIELA MISTRAL




Todo es ronda

 

Los astros son ronda de niños,
jugando la tierra a espiar...
Los trigos son talles de niñas
jugando a ondular..., a ondular...

Los ríos son rondas de niños
jugando a encontrarse en el mar...
Las olas son rondas de niñas,
jugando la Tierra a abrazar...

 

 

GONZALO POZO





Epidemia

 

 
Somos pequeñas medulas cristianas
esparcidas por ciudades indivisibles
todos en el simulacro de la muerte y vida eterna
todos buscando la dirección exacta
todos pasmados por una pizca de amor
todos pasmados por el aburrimiento de sobrevivir

Somos pequeños microbios infectando el universo
infectando la carne animal
creando en el espejo un ser imaginario
representados a cada contacto humano

Afilamos hachas transparentes y filosas
siempre atacando por la espalda
demostrando la desnudez del otro
demostrando nuestro hedonismo sucio y grotesco

Somos mendigos lineales
buscando el mismo abrigo
buscando el mismo calzado y la misma limosna

Todo el tiempo es perverso y maquinador
somos esclavos oxidados de relojes veloces e inverosímiles
sin engranajes que echar a correr

Buscamos la solución en el infinito póstumo y errante
y nuestra daga clava nuestros puños mortales y sumisos.

 

jueves, 26 de junio de 2014

FERNANDA SIERRA


 

Sexo y sopa

 

Los mismos caminos casi verdes
Me preocupa
Principalmente en tu boca
Que siempre distorsiona lo que quiero
El sexo solitario
Me abre el apetito
Necesito calentar mi sopa
No aguanto mas
Esa sopa
Necesito comerme a alguien
De noche
Me faltan los cigarros
Entro en un bar
Pagan por diversión
Necesito cigarros, sexo y sopa caliente

 

 

PABLO NERUDA


 
 

La calle destruida

 

 
Por el hierro injuriado, por los ojos del yeso
pasa una lengua de años diferentes
del tiempo. Es una cola
de ásperas crines, unas manos de piedra llenas de ira,
y el color de las casa enmudece, y estallan
las decisiones de la arquitectura,
un pie terrible ensucia los balcones:
con lentitud, con sombra acumulada,
con máscaras mordidas de invierno y lentitud,
se pasean los días de alta frente
entre casas sin luna.

El agua y la costumbre y el lodo blanco
que la estrella despide, y en especial
el aire que las campanas han golpeado con furia,
gastan las cosas, tocan
las ruedas, se detienen
en las cigarrerías,
y crece el pelo rojo en las cornisas
como un largo lamento, mientras a lo profundo
caen llaves, relojes,
flores asimiladas al olvido.

Dónde está la violeta recién parida? Dónde
la corbata y el virginal céfiro rojo?
Sobre las poblaciones
una lengua de polvo podrido se adelanta
rompiendo anillos, royendo pintura,
haciendo aullar sin voz las sillas negras,
cubriendo los florones del cemento, los baluartes de metal
destrozado,
el jardín y la lana, las ampliaciones de fotografías ardientes
heridas por la lluvia, la sed de las alcobas, y los grandes
carteles de los cines en donde luchan
la pantera y el trueno,
las lanzas del geranio, los almacenes llenos de miel perdida,
la tos, los trajes de tejido brillante,
todo se cubre de un sabor mortal
a retroceso y humedad y herida.

Tal vez las conversaciones anudadas, el roce de los cuerpos,
la virtud de las fatigadas señoras que anidan en el humo,
los tomates asesinados implacablmente,
el paso de los caballos de un triste regimiento,
la luz, la presión de muchos dedos sin nombre
gastan la fibra plana de la cal,
rodean de aire neutro las fachadas
como cuchillos: mientras
el aire del peligro roe las circunstancias,
los ladrillos, la sal se derraman como aguas
y los carros de gordos ejes tambalean.

Ola de rosas rotas y agujeros! Futuro
de la vena olorosa! Objetos sin piedad!
Nadie circule! Nadie abra los brazos
dentro del agua ciega!
Oh movimiento, oh nombre malherido,
oh cucharada de viento confuso
y color azotado! Oh herida en donde caen
hasta morir las guitarras azules!


 

MIGUEL ARTECHE SALINAS





Primera madrugada

  

Escucha, susurrante, el tiempo de las estrellas,
La silabeante madrugada que se acerca.
Escúchate el cuerpo que tembloroso aguarda,
La llave desolada del abrazo, el trémulo contacto,
La mano que te cierra los ojos, la tierra que se abre
Con ignorados frutos. ¡Levántate, dormida!
La noche final te atraviesa,
Todo el mundo nos atraviesa, nos envuelve.

Mi cuerpo está en ti.
Nuestros cuerpos gimen a través de la tierra.
Muerdo el gozo del rocío y levantamos las banderas del amor
En lo alto de los edificios orgullosos.
Y en ti tomo la humedad de los bosques,
Las solitarias fuentes escondidas.
Y liberto en tu sangre los ríos en esta hora de las colinas que se
Estremecen,
Ahora que tú rasgas la noche que se aleja,
Y yo surjo de ti, nutrido de tu amorosa profundidad.

 

 

FANNY CAMPOS ESPINOZA


 

Recostada en la desnudez


“… una fascinación por un vestido blanco que se vuelve rojo,
por la idea de un absoluto desgarramiento,
por la evocación de un silencio constelado de gritos
en donde todo es la imagen
de una belleza inaceptable.”
Alejandra Pizarnik

 

 

Escucho los gemidos que se acercan
La tina llena de sangre me recuerda a Báthory
Mi gata lleva su nombre y es curioso
maúlla cada vez que me corto
Y cada vez que cae una nueva gota roja
Byron rasguña los vidrios de la ventana

Mi casa está llena ...de maullidos ...de Báthory
rasguños ..........de Byron
la tina siempre lista para un baño
los gemidos los tengo grabados.. y oprimo play
cada vez que quiero ...recordar el espejo
............................antes de quebrarse antes de haber descuartizado al primer ángel.

 

 

 

GABRIELA MISTRAL


  

Yo no tengo soledad

 

Es la noche desamparo
de las sierras hasta el mar.
Pero yo, la que te mece,
¡yo no tengo soledad!

Es el cielo desamparo
si la Luna cae al mar.
Pero yo, la que te estrecha,
¡yo no tengo soledad!

Es el mundo desamparo
y la carne triste va.
Pero yo, la que te oprime,
¡yo no tengo soledad!

 

 

 

GONZALO POZO


 
 

Amor disoluto

 

La burda enfermedad con la que despierto
hace que tus pétalos enloquecidos
se lancen al vacío y busquen su muerte añorada

En el café matutino
se refleja el tormento de los engranajes vencidos
del tedio que me espera
la sonrisa apagada con la cual me desplazo
por todo lugar
pensando en la noche
y encontrarte a ti boquiabierta
escondida entre la seda
inquieta y fría

todo es igual a lo que pienso
me acerco a ti
frágil esclava desnutrida
inquieta y fría
me paro en mis cuatro patas de centauro robusto
me inclino relinchando con mis colmillos a punto
comienzan nuevamente a manosear tus llagas sumisas
y cristalinas
tus llagas en carne roja y jugosa

me miras ansiosa e inocente
mientras como cucarachas apocalípticas
mis dedos bajan por tu espalda dormida
dibujando la lagrima
salada en el centro
la lagrima que esperara que la esponja seca
de mi boca
se incruste justo donde antes caminaron valientes
mis dedos
para poder tragar toda culpa injusta e injuriosa.

 

miércoles, 25 de junio de 2014

FERNANDA SIERRA


 

Opción

 

Como pequeños animales irracionales
Niños inconscientes
Fabricados para una finalidad necesaria
Para pulmones colados
Y estómagos vacíos
Y mentes vacías
Desde la infancia
Y zapatos malos
Que de seguro serán desechados
Sin opción
Como niños de estómagos vacíos
Animales inconscientes

 

PABLO NERUDA


  

Maternidad

 

Por qué te precipitas hacia la maternidad y verificas
tu ácido oscuro con gramos a menudo fatales?
El porvenir de las rosas ha llegado! El tiempo
de la red y el relámpago! Las suaves peticiones
de las hojas perdidamente alimentadas!
Un río roto en desmesura
recorre habitaciones y canastos
infundiendo pasiones y desgracias
con su pesado líquido y su golpe de gotas.

Se trata de una súbita estación
que puebla ciertos huesos, ciertas manos,
ciertos trajes marinos.

Y ya que su destello hace variar las rosas
dándoles pan y piedras y rocío,
oh madre oscura, ven,
con una máscara en la mano izquierda
y con los brazos llenos de sollozos.

Por corredores donde nadie ha muerto
quiero que pases, por un mar sin peces,
sin escamas, sin náufragos,
por un hotel sin pasos,
por un túnel sin humo.

Es para ti este mundo en que no nace nadie,
en que no existen
ni la corona muerta ni la flor uterina,
es tuyo este planeta lleno de piel y piedras.

Hay sombra allí para todas las vidas.
Hay círculos de leche y edificios de sangre,
y torres de aire verde.
Hay silencio en los muros, y grandes vacas pálidas
con pezuñas de vino.

Hay sombra allí para que continúe
el diente en la mandíbula y un labio frente a otro,
y para que tu boca pueda hablar sin morirse,
y para que tu sangre no se derrumbe en vano.

Oh madre oscura, hiéreme
con diez cuchillos en el corazón,
hacia ese ladi, hacia ese tiempo claro,
hacia esa primavera sin cenizas.

Hasta que rompas sus negras maderas
llama en mi corazón, hasta que un mapa
de sangre y de cabellos desbordados
manche los agujeros y la sombra,
hasta que lloren sus vidrios golpea,
hasta que se derramen sus agujas.

La sangre tiene dedos y abre túneles
debajo de la tierra.

MIGUEL ARTECHE SALINAS


 
 

No tuvo

 
 

No tuvo príncipes,
No tuvo tiranos de botones dorados
No tuvo simoníacos
Que intentaran comprar los dones del Espíritu
No tuvo consejeros falsificadores
Ni biombos bípedos
No tuvo traidores salvo dos
(Uno murió crucificado,
El otro en los colmillos de Lucifer).
Sobre todo no tuvo príncipes.
¿Por qué príncipes?
¿Por estar entre los primeros,
Ser los primeros o ser los últimos?
Sobre todo no tuvo aduladores.
Los aduladores, como se sabe, están
Hundidos hasta el cuello
En una laguna de excrementos.
No tuvo cardenales trepadores
Ni papas que murieran en olor de maldad.
No tuvo.

Que Dios se apiade de ellos.
Y de nosotros.