domingo, 22 de septiembre de 2019


AZUMA KONDO





Tarde de otoño temprano



Así pues, yo
caminando por una calle tranquila de muchos templos.
Muros largos, las puertas de los templos alineados
Arboles enormes que sombreaban la calle.
El canto de las cigarras.

Repentinamente, de la puerta de un templo
salió un hombre.
Al tropezar conmigo me miró
con una cara como diciendo "¡Caray, ya me descubrieron!".
Inmediatamente
desapareció en otro templo.
Ese hombre, ¿quién era?
Ese hombre con un descolorido gorro de soldado, camisa
verdeoscura, zapatos militares.

¡Ah, aquí también fantasmas de la guerra!
¡En un callejón olvidado, habitación de otro fantasma de la
guerra!


MARITZA CINO ALVEAR


  

  
8



Su montura
es un anuncio
de incesantes cabalgatas.


De: “Cuerpos guardados”


KATSUE KITAZONO




  
Noche de verano



Cher ami
Comamos melones en el jardín de la villa donde florecen las
onagras.
¡Oh, qué placentero momento de despedida nos espera!
En el instante en que salió la luna por el borde de la
montaña
el mar lució como un disco de música.



ANA ROSETTI




  
Segundo



Si con Noviembre un penetrante nardo ahogara los temblores de mis sábanas. Si lágrimas de lluvia diluyeran
sucesos anteriores, y de mis ojos cayeran como hojas de otoño, desnudándolos. Si el tiempo desandase
hasta cuando era inocente todavía y quieto y transparente. Y si, además, pudiera apresurarse, desplegar el velo
que mi mirada contuviera, antes de que la suya alcanzara. Antes de que sus ojos sorprendieran en los míos
el hechizo de Lucifer.


De: "Virgo Potens"


RYUICHI TAMURA





Cuatro mil días y noches



Para que nazca un verso
debemos matar
muchas cosas,
debemos acribillar, asesinar y envenenar
a nuestros seres amados.

Ved,
en el cielo de los cuatro mil días y noches,
por tanto codiciar la lengua trémula de un pájaro,
hemos matado a tiros
lo silente de las cuatro mil noches y el resplandor
de los cuatro mil días.

Escuchad,
en todas las ciudades lluviosas y en los hornos de fusión,
en todos los puertos y las minas en estío,
por arrancarle lágrimas a un solo niño hambriento,
hemos asesinado
el amor de los cuatro mil días
y la misericordia de las cuatro
mil noches.

Grabad en vuestra memoria
tan solo por codiciar el miedo de un perro callejero
con ojos capaces de ver lo que no vemos,
con oídos capaces de oír lo que no oímos,
hemos envenenado
la imaginación de las cuatro mil noches
y el recuerdo frío de los cuatro mil días.

Para engendrar un solo verso
debemos matar a nuestros seres queridos.
Es el único camino para resucitar a los muertos.
Habrá que seguir este camino.


JULIA PRILUTZKY





Yo digo: estoy cansada de la lluvia...



Yo digo: estoy cansada de la lluvia,
de la neblina, de la bruma incierta.
Quiero volver al sol y estar contigo
simplemente, en la arena.
Comienzo a odiar el gris, me estorba el humo
y sé que la ceniza es harapienta.
Quiero mares de añil, y no estos ríos
hechos como de lodo y de miseria.
cansada de llevar el duelo
de todas las penumbras, y las nieblas;
quiero un cielo con nubes en retazos
y una noche de estrellas.
Ah, no sentir temor de ser la llama:
no, ni de arder, ni de quemarse en ella.
Toda la vida fue un interrogante
sin eco ni respuesta,
todas las horas fueron lejanías:
hoy quiero ser por fin, una presencia.