miércoles, 23 de septiembre de 2020

TUDOR ARGHEZI

 

 

 

El príncipe Tepes

 



Hay paz en el país, y fuera también;
los confines están tranquilos como nunca,
y hoy, en los protegidos campos,
los labradores cantan y surcan la tierra.

Al iniciarse la dulce primavera,
el pueblo recuerda las leyendas
y las hojas tiemblan en las ramas celestes,
y también, secretamente, tiemblan los boyardos.

Por supuesto, el Príncipe pensativo
está decidido a purificar el mundo.
Mete el palo hasta el cuello de los hombres
para que el culo encuentre la campanilla.

No hay piedad ni demoras
para quien se opone a la justicia.
Religioso, el Príncipe, a la vez que el palo,
prepara las velas y el pudding de trigo.

Respetuoso con las buenas costumbres,
para los grandes —sean paisanos o turcos—
tiene palos diferentes, horcas soberbias
para distinguir sus jerarquías.

Puede verse a los visires en sus alturas,
empalizados sobre majestuosos chopos,
y para los santos, los curas y los obispos
tiene madera santa y olorosa.

Y he aquí que las Cortes del país se reúnen
para agradecer al Príncipe la paz.
Él está en su trono. Silencioso.
El alma cubierta de adargas.

Y mientras amigos y cortesanos con armaduras
brindan y alzan las copas de vino
en honor de las hazañas de Su Majestad,
el Príncipe piensa en los palos que se merecen

 

*Vlad Tepes fue el príncipe rumano convertido por las leyendas en Drácula.

 

ANNA VENTURA

 

 

 

La nieve batida




Cuando era niño encendí
las velas reales en el
árbol real ;
También le puse la guata de nieve,
con el riesgo de quemar la casa;
la estufa de terracota emitía
un buen calor, mientras que el aire cortaba como una cuchilla
afuera
.
Más allá del cristal incrustado de hielo,
estaba el cielo, lleno de estrellas; algunas,
de vez en cuando, se rompían, se
precipitaban hacia la tierra oscura.
Esperaba crecer,
esperaba no ser más un niño
para salir de esa prisión de hielo.
El viaje fue
más largo de lo esperado.

 

 

SUSANA VÁZQUEZ

 

 

 

Anegar

 


 

Un sonido de viento habita el frío

la reciente noche se inunda de estrellas

que el invierno encarcela en su sangre

Desde allí, él observa cómo se levanta

desde la raíz el alma.

 

ANA TORRES LICÓN

 

 

 

Naufragio

 


 

Enredada en las mareas de turbia agua
cabalgo un pez arcoíris.
Las olas son dientes afilados
y recuerdo la voz de mi madre.
Una vez fui niña que floreció
en las pupilas del sol
luego la oscuridad escupió
sombras que me acompañan.
¿Ves el puente?¡ Nunca intentes cruzarlo!
Acaricio las escamas del pez mientras
huimos de las estancadas aguas
Después de todo,
esto es solo un holograma.



NARCÍS COMADIRA

 

 

 

Septiembre

 


 

Luz de septiembre.
Corto un brote de hinojo.
Vuelven deprisa
veranos idos. Brumas
de deseos caducos.

 

JOHANNA CARVAJAL

 

 


Yemayá

 


 

El fluido

se hace mariposa

en los cristales

ruidosos

de los granos

de arena.

*

Bajo la lluvia

hierven

los cantos

de los corales

dibujando

las olas.