lunes, 10 de agosto de 2020


ALEX FLEITES





discurso del hombre como un gato



este es el comienzo de la cuarta vida

en pocos metros cuadrados
acomodo lo que queda
de mi mundo
afortunadamente tan poco
que nunca va a desbordarse
aunque las ventanas
se queden peligrosamente abiertas
a los incendios de la noche

este es el momento
en que empieza a fundarse el olvido

fuera los espejos
fuera las cintas que reproducen
intensas vísperas  anunciaciones varias
fuera los libros que atestiguan
los retratos que hablan
el perro que pasa una y otra vez
por el sueño sin reconocer la mano
el olor pálido de entonces

esta es la hora en que debo quemar
los trajes que en otro tiempo
me arroparon el alma
el segundo de cortar
los hilos del teléfono
cambiar de nombre
dejar tan sólo un rastro de hojas secas
que sirva a los hijos
si fuera menester
para dar con mi atribulado corazón
tan errático como una granada
cuya parábola
nadie puede corregir
y una y otra vez cae al centro del mar
sólo para espanto
de anémonas y peces



JUAN CLEMENTE ZENEA Y FORNARIS





Letrillas



Si algún galán o mozuelo
Dijere con voz confusa
Que es embustera mi musa,
Que se lo cuente su abuela.

Si el sastre más afamado,
Cuando traza algún vestido,
Asegura que ha cumplido
Con la palabra que ha dado;
Y que siempre que ha cortado,
Para si no guardó tela,
Que se lo cuente a tu abuela.

Si por honrar su espadín
Cita el militar campañas,
Sin mostrar otras hazañas
Que heridas del bisturí:
Y arguye que en San Quintín
Le quitaron una muela,
que se lo cuente a su abuela.

Que quiera el adulador
Sufrir cual lacayo o paje,
Desprecios del personaje
De quien espera un favor
Sin que el alma en su interior
No se abochorne y le duela,
Que se o cuente a su abuela.

Que el avaro nunca asome
En su mesa el rico vino
Por que embriaga, y que el tocino
Le da empacho si lo come,
Y chocolate no tome
Porque hace mal la canela,
Que se lo cuente a su abuela.

Si Laura, que no ha tenido
Titulo, renta, o pensiones
Se presenta en las funciono,
Con el más rico vestido,
Y jura que su marido
Por vestirla se desvela,
Que se lo cuente a su abuela.

Si porque Niceta ha blanqueado,
Siendo oscura como hollín,
Asegura que el carmín
No es quien la ha vivificado,
Y afirma que no ha zurrado
Su cutis como gacela,
Que se lo cuente a, su abuela.

Si alguien de mis tijeretas
Se apropiare algún vestido
Para salir a la moda,
Buena suerte le ha cabido.

Al que indiscreto se casa
Con una niña bonita,
Que gusta de la visita
Cuando el novio no está en casa,
Y siendo la renta escasa
Ostenta un porte lucido,
Buena suerte le ha cabido.

Al que sedujo el honor,
(Que el honor también engaña)
Y ha regado la campana
Con la sangre y el sudor,
Y ve que otro por favor
Logra lo que él no ha podido,
Buena suerte le ha cabido.

Al miserable usurero,
Verdugo de su existencia,
Que ha vivido en penitencia
Por dejarle a su heredero,
Si va a contar su dinero
Y halla el candado rompió.
Buena suerte le ha cabido.

Al que tiene en la justicia
Confiados sus intereses,
Y al cabo de ochenta meses
Sabe por primera noticia,
Que el contrario (sin malicia)
Con oro se ha defendido,
Buena suerte le ha cabido.

AI cazador que anda alerta
En busca de una perdiz,
Si ve que por un desliz
Otro cazador le acierta,
Y advierte que viene muerta
La perdiz que había querido
Buena suerte le ha cabido.

Al que seis horas hablando
Oye en junta los Galenos
De exóticas frases llenos
A las Parcas invocando,
Y sale el pobre temblando
Sin haberlas entendido,
Buena suerte le ha cabido.

Al que ansioso se encomienda
Al peligro de los mares,
Sufriendo diez mil pesares
Por lograr una prebenda,
Y gasta toda su hacienda
Sin haberla conseguido,
Buena suerte le ha cabido.

Al que buscando fortuna
Su edad juvenil pasó
Quedándose como yo
En los cuernos de la luna,
Sin hallar persona alguna
Que lo haya favorecido,
Buena suerte le ha cabido.


JOSEPH BRODSKY





En la región de los lagos



En aquel tiempo, en el país de los dentistas,
-sus hijas mandaban a Londres los pedidos,
sus tenazas izaban bien sujeta en bandera
una muela del juicio que no tenía dueño-,
yo, ocultas en la boca unas ruinas
más limpias que lo estaba el Partenón,
espía, bandolero, quintacolumnista
de una podrida civilización -de hecho
profesor de bellas letras-, vivía
en un college junto al principal
de los Grandes Lagos, adonde
me habían llamado a emplear el potro
con los adolescentes del lugar.

Todo lo que escribía en aquella época,
se reducía sin remedio a puntos suspensivos.
Aterrizaba en la cama con lo puesto.
Y si me daba por examinar el techo,
de noche, en busca de una estrella,
ella caía, acorde con la ley del fuego,
por la cara a la almohada sin dar tiempo
a que yo formulara siquiera un deseo.



BALDO RAMOS





La mano que oculta la voz



La mano que oculta la voz.
La voz que silencia los dedos.
Los dedos clavados al grito
que ejecuta la mano.
El poema impreciso.
La mudez que otorga.
No el silencio del que calla,
sino, en todo caso, la renuncia
que nos vuelve frágiles y tolerantes.
La mano mutilada.
La voz de nadie.


ELMAN TREVIZO





Creación



Quedaron gotas de agua en el cristal que Dios formó de lluvia
Quedaron jaulas encerradas en su propio hermetismo
Quedé yo enfrentando a mi otro yo y al tú del espejo repetidas veces
Afilando colmillos de azogue
Multiplicando al ser en el declive de las sombras.
En la transición del abismo
Formando nubes sin dejar gotas de cristal sobre el agua.
Sin dejar que caminen los muros del encierro
y las aristas se entierren en los bordes sagrados de mi reflejo solo.
Mientras cae la noche y las sombras son una
Y arriba y abajo no existen junto al cincel de la luz
junto a la noche que se imagina sucia, negra,
y lo es
como yo
que me imagino solo.
Torpe
incomprendido
en la acuosa divinidad de mi reflejo.



ALTAÍR TEJEDA DE TAMEZ





La rosa



Ay, qué cruel espina
junto a la flor que anhelo.
Nunca podrá, en mi mano, prisionera,
darme el bien que deseo.

¿Es bien o es mal! No sé.
Quizá dentro del cáliz
alberga algún veneno.