"Un poema si no es una pedrada -y en la sien- es un fiambre de palabras muertas" Ramón Irigoyen
viernes, 26 de agosto de 2022
EDUARDO GALEANO
Dicen las paredes /2
En Buenos Aires, en el puente de La Boca:
Todos prometen y nadie cumple. Vote por nadie.
En Caracas, en tiempos de crisis, a la entrada de unos de los barrios más
pobres:
Bienvenida, clase media.
En Bogotá, a la vuelta de la Universidad Nacional:
Dios vive.
Y debajo, con otra letra:
De puro milagro.
Y también en Bogotá:
¡Proletarios de todos los países, uníos!
Y debajo, con otra letra:
(Último aviso.)
SUSANA SOCA
Otoño
mi jardín
Otoño
mi jardín
blanco es el hongo como el jazmín
otoño mi señor
busco tu cara en el color
busco en lo blanco tu nueva cara,
quieta con las lagunas
amenazadas, ardiente y clara
se anula y alza entre las dunas.
Es la cara violenta
del aire apresurado
en la rápida menta,
del aire demorado
en la resina lenta.
Otoño
mi señor
ya busco el fuego en tu color
o es solamente color del fuego.
Soñoliento andariego
de bosque en bosque de mar en mar
busco tus nuevos modos
de aparecer y cabalgar
con los otoños todos
sobre las alas de las gaviotas
cercanas y remotas.
Detengo
el paso junto a la ría
para que un pájaro beba la fría
lengua del agua y aún no salga
de todos los otoños
en este último si cabalga
aparta el ala de la blancura
y elige el ala oscura.
Color de cuervo el ala aciaga.
Y todos los otoños
en éste que me embriaga
y me defiende de los otoños.
ATILIO SUPPARO
De
la calumnia al triunfo
Se
cruzan en el camino,
sin chocar, dos pensamientos:
el de ella vuela sin tino
y en cada rancho vecino
ata una duda a los tientos.
El
de él recorre sereno,
rastreando con vuelo sordo
las huellas de aquél terreno,
para ver si en nido ajeno
se metió un gaucho a lo tordo.
Así
se pasan los días
y los meses… casi un año,
aquellas almas sombrías,
con luto en las alegrías
porque amor murió de un daño.
¡Pero
el amor resucita!
¡es una cosa sagrada!
y la calumnia maldita
se hunde más cuanto más grita
y vuelve a lo que era: ¡nada!
Por
eso fue que un buen día,
en aquella pulpería
y en presencia del traidor,
sellaron su juramento
los dos, en un casamiento
que fue el triunfo del amor.
La
calumnia
(Pintura: Carlos Montefusco)
Ella estuvo en la tranquera,
mirando fijo el camino…
¡Esperó en balde!… ¡No vino!…
y oscureció campo afuera.
“¡Por
ahí viven los Aldabe;…”.
“él tuvo amores con Pura…”
“¡Pero nó; si siempre jura”
“que no lo quiere!… ¡quién sabe!”
Esto
dijo sin malicia,
rumbeando, triste, hacia adentro;
y el perro salió a su encuentro
para hacerla una caricia.
Mientras
busca en su defensa
mil razones, mil excusas,
intercalan las lechuzas
una duda en lo que piensa.
Cuando
se dió por vencida,
golpeada por la tristeza,
fue inclinando la cabeza
hasta quedarse dormida.
Da
un tero su voz de alerta,
diciendo a gritos su nombre;
y la silueta de un hombre
pasa acechando la puerta.
Viene
borracho de pena.
Viene estrujando sus nervios.
Es de los gauchos soberbios,
pero el amor lo sofrena.
Le
han dicho en la pulpería
que, de un rancho al rancho de ella,
un hombre marcó una huella
que no olvidó todavía.
Muerde
a ratos el barbijo,
la garganta se le anuda…
¡quisiera poner en duda…
la honradez del que lo dijo!
Piensa
nombres diferentes;
ve de un amigo la sombra.
Tiene miedo; no lo nombra…
y hace rechinar los dientes.
Así
llega hasta su choza
llevando un martirio a cuestas…;
y el perro, aquel, le hace fiestas
como enviado por la moza.
Toma
y deja sus maletas…
se acuesta, luego hace empeño
por echarle un pial al sueño
que le anda haciendo gambetas.
¡Es
otra nueva derrota!
De contrario a sus anhelos,
tiene un camoatí de celos
que el amor propio alborota.
Loco
de dolor ensilla;
no estriba, monta de un salto.
¡Tan ligero cruza un alto
que lo ahoga la golilla!
JULIO ARBOLEDA
Nunca
te hablé
Nunca
te hablé… Si acaso los reflejos
de tus ojos llegaron desde lejos
mis fascinados ojos a ofuscar,
de tu mirada ardiente, aunque tranquila
no se atrevió mi tímida pupila
los quemadores rayos a encontrar.
Nunca
en mi oído resonó tu acento:
si de tu labio el vivo movimiento
y tu expresión angélica admiré;
al contemplar tu gracia y tu belleza,
oculta entre mis manos mi cabeza,
tus atractivos mágicos burlé.
Eres
un sueño para mí.A la lumbre
del teatro, entre densa muchedumbre,
tus seductoras formas descubrí;
mas si evité tu acento y tu mirada,
quedóse en mi alma la impresión grabada
de la mujer fantástica que vi.
Y
desde entonces, aunque de ti me alejo,
mi memoria de fuego es el espejo
do tu imagen se viene a reflejar:
y goza mi rebelde pensamiento
en darle vida, en inspirarle acento,
ay! y en idolatrarla a mi pesar.
Quizá
será mejor! En el misterio
la mujer, como Dios, tiene su imperio
y la duda alimenta al corazón…
No rasgue el velo mi profana diestra
que oculta a la mujer y al ángel muestra
y me deja en poder de mi ilusión!
Tiemblo
al quererte oír. Deja que tema,
porque acaso tu acento también quema
y a consumir mi corazón vendrá;
mi corazón por el dolor gastado,
que, a un oscuro rincón ya relegado,
entre ceniza y lágrimas está.
Porque,
a la luz y a la belleza esquivo,
yo, como el búho, en los escombros vivo
de las pasiones que por fin vencí.
Y en mi lóbrego albergue estremecido sólo aspiro
a la paz que da el olvido,
ya que el amor y el mundo huyen de mí.
Y
jamas te hablará. Pero consiente
que aquí estas líneas dejé reverente
en señal, no de amor, de admiración.
Las escribo sin fe, sin esperanza,
aunque, donde el cariño no se alcanza,
alcánzase el desprecio u el perdón.
LUCY CRISTINA CHAU
De
Noche
Salgo
de noche
y llevo puesto mi traje de locura.
Sólo
así puedo
lanzarme a la jauría.
MARCO MARTOS
Perú
de metal y melancolía
Hablamos
del Perú.
De la necesidad de quererlo
diciendo pocas palabras,
susurramos algo de sus ríos cristalinos
y de sus ciénegas, de sus parajes
más remotos donde habita
la gente sencilla.
Tomamos nuestra taza de café
en el centro de lo más oscuro
y cuando el aroma va elevándose,
se disipa el desasosiego
y advertimos que en la misma noche
hay un lugar querido
para la sonrisa
de la libertad,
incluso cuando parece
una pequeña sombra vana
difuminándose en el futuro.
