"Un poema si no es una pedrada -y en la sien- es un fiambre de palabras muertas" Ramón Irigoyen
martes, 27 de septiembre de 2016
CARLOS APREA
El
ausente
sobre
la piel tendida de la tarde,
sobre el murmullo de los indolentes y desatentos, que nada más
pasan,
sobre los párpados cerrados del ausente,
sobre el fino vello de sus manos desplegadas en las rodillas,
sobre las mejillas entibiadas por el tenue sol que las ilumina,
aire
soplo de la vida, fresco silencio en la
calma engañosa del perdido en sí,
pausa entre tormentas,
reencuentro con la propia respiración,
la identidad a partir del propio ritmo,
ceremonia silenciosa del sentido que vuelve,
el ausente respira
una pequeña paz, un breve descanso,
pausa entre tormentas,
ensimismado en su jardín incesante,
allí, en el cerebro, donde transcurre intacto
como era entonces,
escurridiza memoria del deseo más bello,
jardín mecido como nosotros
por este aire
venido de una región que creíamos muerta,
vuelve,
calma perdida, pulso incesante,
y despiértanos
promesas, entusiasmos,
certeza de la próxima mañana,
aire
déjame respirarte
bajo el cielo enrojecido del día que huye,
hacia el oeste del parque, hacia el oeste de la ciudad,
hacia el fin del mundo.
sobre el murmullo de los indolentes y desatentos, que nada más
pasan,
sobre los párpados cerrados del ausente,
sobre el fino vello de sus manos desplegadas en las rodillas,
sobre las mejillas entibiadas por el tenue sol que las ilumina,
aire
soplo de la vida, fresco silencio en la
calma engañosa del perdido en sí,
pausa entre tormentas,
reencuentro con la propia respiración,
la identidad a partir del propio ritmo,
ceremonia silenciosa del sentido que vuelve,
el ausente respira
una pequeña paz, un breve descanso,
pausa entre tormentas,
ensimismado en su jardín incesante,
allí, en el cerebro, donde transcurre intacto
como era entonces,
escurridiza memoria del deseo más bello,
jardín mecido como nosotros
por este aire
venido de una región que creíamos muerta,
vuelve,
calma perdida, pulso incesante,
y despiértanos
promesas, entusiasmos,
certeza de la próxima mañana,
aire
déjame respirarte
bajo el cielo enrojecido del día que huye,
hacia el oeste del parque, hacia el oeste de la ciudad,
hacia el fin del mundo.
De: “abrigo”
PATRICIA SEVERIN
Martes
En la madrugada tengo sed
los pliegues de la almohada
se han adherido a la piel
y la luz difusa
abarca la inmensidad de la mano
parto en dos las rodillas
y calzo al medio una frazada
así..el..roce..deja..de..doler
(quiero decirte que hay otro dolor
que no lo mengua una cobija)
por la ventana
entra una bocanada de noche
detrás de las rejas..........algo chilla
la luna esta de fuego y sangra
en éste frío que distrae la primavera
mi bostezo quiebra la penumbra
tengo los hombros
..................vencidos y en huida
la habitación aprieta
(¿estarás desvelado
rasgando tus propias cicatrices?)
la luz sigue encendida
en el medio del campo
..................un pábilo amarillo es un punto de llegada
aunque en mi cuarto confundo
.....................la partida
soy prisionera de mi propia casa
De: “El universo de la certeza”
En la madrugada tengo sed
los pliegues de la almohada
se han adherido a la piel
y la luz difusa
abarca la inmensidad de la mano
parto en dos las rodillas
y calzo al medio una frazada
así..el..roce..deja..de..doler
(quiero decirte que hay otro dolor
que no lo mengua una cobija)
por la ventana
entra una bocanada de noche
detrás de las rejas..........algo chilla
la luna esta de fuego y sangra
en éste frío que distrae la primavera
mi bostezo quiebra la penumbra
tengo los hombros
..................vencidos y en huida
la habitación aprieta
(¿estarás desvelado
rasgando tus propias cicatrices?)
la luz sigue encendida
en el medio del campo
..................un pábilo amarillo es un punto de llegada
aunque en mi cuarto confundo
.....................la partida
soy prisionera de mi propia casa
De: “El universo de la certeza”
MARINA KOHON
de
las Ipomeas …
hacia
el sol
en su
alto cenit
la mujer
despliega
sus tallos
de
filigranas voraces
—no
hay súplica—
sólo
un hambre de cielo y nube
—igual
al mío—
un
corsé de hojas
en
profusión de flores
que
entre los resquicios
se
siente soplo
un
armazón que vuela
en
complicidad de rayos
espíritu
azul que se esfuma
en el
letargo del frío.
De: “La ruta del marfil”
SUSANA MACCIÓ
Súplica
“Me ilumino de
inmensidad”
Giuseppe
Ungaretti
El
verano navega lentamente
el
sol levanta apenas
su
pie del horizonte.
Su
ácido puro
incendia
las veredas.
Dragón
solar.
La
breve cigarra agita sus alas.
Canta
su áspera canción
resignada
a su destino.
Hace
estallar el mediodía.
Este
día que cruje
en la
corteza del verano.
Asfixia
y sopor.
Que
llegue la lluvia
con
su helada canción
que
llegue el viento
con
su voz anónima.
Que
llegue la Poesía.
SANDRA CORNEJO
Un
abedul
Un
abedul
cuando llueve,
una arboleda que aclara
al arañar la pista
y desciende el avión en un aeropuerto
donde las mujeres beben vodka
a las seis de la mañana hora local
cuando llueve,
una arboleda que aclara
al arañar la pista
y desciende el avión en un aeropuerto
donde las mujeres beben vodka
a las seis de la mañana hora local
Era
acogedor el frío
aunque temible
Cantabas en mi idioma
pero con otro acento
Afuera la hilera de abedules
los aviones solos sobre el cemento mojado
aunque temible
Cantabas en mi idioma
pero con otro acento
Afuera la hilera de abedules
los aviones solos sobre el cemento mojado
Detrás
de las cabinas
los soldados
te miraban cantar
los soldados
te miraban cantar
Algunas
veces, por un instante
la historia debería sentir compasión
y alertarnos
la historia debería sentir compasión
y alertarnos
De: “Sin suelo”
JENARO TALENS
Algo va a suceder
La muerte es como el sueño,
parecida a ti:
no puede ser pensada.
Abro los ojos y amanece el día.
No hay obsesión impune, ni fantasmas
que la luz no devore
sin más imperio que su voluntad,
ni otro poder que el sol que nos despoja.
Cómo olvidar que fuimos lo innombrado,
lo que negaba oscuridad a un mundo
hecho, como tú y yo, de sueños rotos.
No, no duermas. El pájaro del alba
dice que ayer no existe. No hay memoria,
ni significa nada. Sólo, mira
esta pasión que nos acoge, que
ha estallado, de pronto, insobornable,
como las ganas de vivir.
La muerte es como el sueño,
parecida a ti:
no puede ser pensada.
Abro los ojos y amanece el día.
No hay obsesión impune, ni fantasmas
que la luz no devore
sin más imperio que su voluntad,
ni otro poder que el sol que nos despoja.
Cómo olvidar que fuimos lo innombrado,
lo que negaba oscuridad a un mundo
hecho, como tú y yo, de sueños rotos.
No, no duermas. El pájaro del alba
dice que ayer no existe. No hay memoria,
ni significa nada. Sólo, mira
esta pasión que nos acoge, que
ha estallado, de pronto, insobornable,
como las ganas de vivir.
De: "La mirada extranjera"
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