"Un poema si no es una pedrada -y en la sien- es un fiambre de palabras muertas" Ramón Irigoyen
sábado, 5 de marzo de 2016
ANA MARÍA JUANA ROJAS
4
Un
tulipán rojo. Un florero azul.
Alicia
sobre una gigante
flor
de cera y metal.
Un
cactus.
Una
flor de cristal.
La
ventana abierta, un móvil
y la
brisa que llega hasta aquí.
HUMBERTO JARRIN
Arena
experimentada
Se
regresa a uno
como
un planeta al mismo sitio,
uno
es otro y cuando es otro
vuelve
uno a ser uno,
uno
un círculo,
espiral
de viajes,
las
mareas lo devuelven,
barco
que de no ser por los agujeros
y de
cierta fatiga de las velas a los vientos
diría
que se oxida
frente
a los mismos muelles,
el
hombre se recobra,
se
hace de nuevo a sus collares de inocencias,
a sus
martillos de ignorancias,
se
recobra vespertino
o en
los abismos de la luz ahogada,
y
está dispuesto a confundir las estrellas
con
otras almas o con sus propios ojos,
se
recobra no por recobrarse
como
un rabo de lagartija,
como
un corazón de lombriz,
se
recupera después de tantas utopías derribadas,
después
de imperios de odios y creencias,
se
halla justo el día
en
que repara en su propia ausencia,
en el
no encontrarse más a conformidad
con
lo inconforme,
cuando
se da cuenta de la otra verdad perdida
y
canta, canta para hablarse a sí mismo;
se
halla y busca entre sus guerras
en
los restos orillados
cierta
luz o reflejo dentro de sí
como
si estuviera convencido de que de todos modos
hay
una moneda al fondo del pozo,
y
empieza entonces a desconfiar de su desconfianza,
a
considerar los peligros de no ser amado,
a
creer que entre él y los demás
tal
vez ya no hay distancias,
ni
muros, ni niveles, ni laberintos
—el
mundo es plano pero redondo
y si
uno aventura la mirada al futuro
alcanza
a ver su propia espalda—
y se
dispone a soportar heridas
donde
antes hubo axiomas,
a ser
allí donde estuvo antes y comenzó
sólo
que con más arena experimentada,
empieza
ay a empezar esperanzado
y a
sospechar que nuevamente se repite.
CONCHA LAGOS
Introducción
Ya todo está inventado, descubierto;
llego tarde, muy tarde, a vuestro lado;
por eso no me inquieta lo remoto
y voy tras lo sencillo y cotidiano,
llamándole al pan, pan, y al vino, vino...
Aunque no suene bien, ¡es tan humano!
Miro el jardín y digo: «¡Primavera!»
Y al extender los brazos
con tímido ademán hacia las cosas,
siento un tibio aleteo en cada hallazgo:
un compás repetido,
algo que va, que viene, que es alado.
Siempre será mañana la mañana
y más árbol, el árbol.
No quiero ya en el alma nada nuevo,
que todo esté estrenado.
Acaso la que ansío
es caminar segura
por las antiguas huellas de otros pasos,
o quedarme tranquila aquí, en mi huerto;
saber que ya está todo sosegado:
el corazón, la casa, los recuerdos...
Sentir la azada fiel del hortelano
remover, amoroso, los terrones,
como hicieron en tiempo sus hermanos.
Ya todo está inventado, descubierto;
llego tarde, muy tarde, a vuestro lado;
por eso no me inquieta lo remoto
y voy tras lo sencillo y cotidiano,
llamándole al pan, pan, y al vino, vino...
Aunque no suene bien, ¡es tan humano!
Miro el jardín y digo: «¡Primavera!»
Y al extender los brazos
con tímido ademán hacia las cosas,
siento un tibio aleteo en cada hallazgo:
un compás repetido,
algo que va, que viene, que es alado.
Siempre será mañana la mañana
y más árbol, el árbol.
No quiero ya en el alma nada nuevo,
que todo esté estrenado.
Acaso la que ansío
es caminar segura
por las antiguas huellas de otros pasos,
o quedarme tranquila aquí, en mi huerto;
saber que ya está todo sosegado:
el corazón, la casa, los recuerdos...
Sentir la azada fiel del hortelano
remover, amoroso, los terrones,
como hicieron en tiempo sus hermanos.
Ya
está todo gastado bajo el sol,
a fuerza de pasar de mano en mano.
a fuerza de pasar de mano en mano.
DARIL FORTIS
Células
espejo
Habría
que realizar implantes
masivos
de neuronas espejo.
Habría
que dejar los cráneos destapados,
con
el cerebro al intemperie,
con
el cerebro hermoso de espejo.
Habría
que esquivar los rayos lumínicos del sol
para
observar nuestro reflejo en el cerebro ajeno.
EUGENIO DE NORA
Querría
solamente una rosa;
esta luz clara y tibia en los ojos,
y una rosa entre las verdes hojas.
esta luz clara y tibia en los ojos,
y una rosa entre las verdes hojas.
Una
rosa,
para mirarla, para descansar,
para sentir el alma y ver su forma;
para estar solamente en silencio,
en armonía con la tarde hermosa.
para mirarla, para descansar,
para sentir el alma y ver su forma;
para estar solamente en silencio,
en armonía con la tarde hermosa.
Dejar
que el tiempo, como una muchacha
deshoje su blanca corola,
eligiendo, dejando caer
entre las cosas, nuevas cosas;
el tiempo de luz y de sombra...
deshoje su blanca corola,
eligiendo, dejando caer
entre las cosas, nuevas cosas;
el tiempo de luz y de sombra...
Quisiera
solamente ser
una ternura frente a otra;
quisiera únicamente soñarte;
quisiera una rosa, una rosa.
una ternura frente a otra;
quisiera únicamente soñarte;
quisiera una rosa, una rosa.
CONSTANTINO KAVAFIS
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