viernes, 31 de mayo de 2013

CARLOS A. CASTRILLÓN






Poema ridículo



Es tuyo el vuelo de todas las aves
y es tuyo el ancho mar por lo pequeño;

y es tuyo el salto de asombro que damos
ante la promesa de un primer beso;

y la mano que siembra de caminos
el cerrado horizonte de tu cuerpo;

tuyo el desdén con que dejas abierta
una porción de olvido y un silencio;

te pertenece la antigua costumbre
de confundir el amor con el juego;

tuyo el presente y tuya la frescura
de quien cree conocer todo secreto;

tuyas son las palabras que reposan
en este diccionario de recuerdos;

y será tuya la virtud que elijas,
y será tuya la mitad del tiempo.

HUMBERTO JARAMILLO ÁNGEL





Límite de la sombra



Tu sombra y la mía limitan
con la espiga y el viento,
con el grano de trigo
y con las alondras viajeras.
Tu sombra y la mía limitan
con el mar y las espumas,
con el puente y el río,
con el día lleno de sol
y con la noche
entenebrecida de estrellas.

Tu sombra y la mía limitan,
apenas, con la lluvia y a veces
con algunas estrellas.
Mas no con todas.
Yo amo, mujer imposible,
el límite de tu sombra
y pienso, con melancolía,
en que un día ni tu sombra,
ni mi sombra, volverán, juntas
ni dispersas, a cruzar,
tras de nosotros dos
por los viejos caminos
o las estrechas calles
de alguna ciudad antigua.

Tu sombra y la mía limitan,
nada más, con la espiga y el viento
o con el puente y el río.

¿Quién buscará, mañana,
por los viejos caminos
o por las calles estrechas
tu sombra y la mía?



VÍCTOR SANDOVAL





Para Empezar El Día



Vamos a trabajar
el pan de este poema.
Hay que traer un poco de alegría;
que cada quien tome su cesta.
La noche gira sobre la esperanza
y desgasta sus párpados la estrella.
Surgen las graves letanías del trigo
por los labios abiertos de la tierra.
La espiga se desnuda sobre el aire
y el agua suelta sus cadenas.
Con un poco de esfuerzo y de ternura
vamos a trabajar
el pan de este poema.


MOYA CANNON





Caballo de Vogelherd, 30.000 A.C.



Parecería que el arte nace como un potro
que de inmediato puede caminar.
                                                                                   John Berger



El caballo mide la mitad
de mi dedo meñique;
tallado en marfil de mamut,
le han roto las patas,
tres donde comienzan,
la cuarta por encima de la rodilla,
pero su cuello, arqueado como el de un Lipizzaner,
sus narices abiertas,
están tensos de vida.

El artista o chamán que lo talló
como tótem, adorno o juguete
difícilmente pudo haber previsto
que los caballos crecerían
que se les pondrían bridas, monturas,
que de todas las manadas de mamuts,
amos de las claras estepas,
ningún animal sobreviviría,
que las estepas se reducirían,
que, en las superpuestas montañas hacia el Sur,
los ríos alterarían su curso

pero que este caballo seguiría galopando
a través de diez mil años de hielo,
que vería las muertes, las mutaciones de las especies,
que vería florecer a una especie,
homo faber, el hacedor,
que lo ha hecho,
o, que, empleando un cuchillo de piedra o hueso,
lo ha hecho surgir del colmillo del mamut,
lo ha pulido con arena,
tomándose su tiempo con los belfos, el fino hocico,
y lo ha puesto sobre el piso irregular
de la cueva Hohle Fels
para que cabalgue un momento.


Traduccion de Jorge Fondebrider

RENATO SALES HEREDIA




Abril no era tan cruel…



Abril no era tan cruel,
tenía
las manos suaves
y yo era de aire
y tú
postigo febril.
Era tan nuestro
que parecía vivir de mirarnos.
Qué sed de invento.
¿Cómo creer que algo tan frágil
no fuera de abril?
Ahí donde esas luces
se quedan prendidas,
un invierno sin Dios se levantaba
lleno de rabia,
pensando que era abril,
que era la hora
que era tiempo de morir.

De: Para que partan los pájaros
Traducción de Felipe Sentelhas



LUIS GARCÍA MONTERO





Invitación al regreso



Quien conozca los vientos, quien de la lejanía
haga una voz donde guardar memoria,
quien conozca la piel de su desnudo
como conoce el rastro de su nombre,
y no le tenga miedo, y le acompañe
más allá del invierno encerrado en sus sílabas,
quien todo lo decida sin la noche,
de golpe, como un beso,
que suba entre la niebla por el puente,
que le roce los dedos a su propio vacío,
que salga al mar, que pierda
el temor de alejarse.

En la debilitada
sombra violeta de las olas,
mientras se van hundiendo con el puerto
los antiguos letreros y las luces,
flotarán esperando
nuestras conversaciones en el agua.
Serán el obligado desengaño
que con la brisa caiga desde la arboladura,
devolviendo al recuerdo
la tempestad de hablar
o palabras partidas como mástiles.
Porque los sueños dejan
igual que los naufragios algún resto,
con maderas y cuerpos hundidos en las sábanas,
llenos de dominada libertad.

No es la ciudad inmunda
quien empuja las velas. Tampoco el corazón,
primitiva cabaña del deseo,
se aventura por islas encendidas
en donde el mar oculta sus ruinas,
algas de Baudelaire, espumas y silencios.
Es la necesidad, la solitaria
necesidad de un hombre,
quien nos lleva a cubierta,
quien nos hace temblar, vivir en cuerpos
que resisten la voz de las sirenas,
amarrados en proa,
con el timón gimiendo entre las manos.

Aléjate de allí, vayamos lejos,
sin la ilusión que llama desesperadamente,
sin el dolor que asume su decencia.
La piel, mi piel, los vientos
han preguntado tanto en las orillas,
tanto se han estrellado por ciudades y pechos,
que no conocen patrias ni las cantan,
no recuerdan naciones,
sólo pueblos.

Yo sé que su regreso
es el nuestro sin duda. Porque con voz humana,
como marinos viejos,
sobre el desdibujado dolor de sus espaldas,
vendrán para decirnos:
                                     es el tiempo,
dejémonos volver con la marea.

El coraje y la fuerza del crepúsculo
os llevarán al fondo de lo ya conocido,
y veremos fragatas sobre los charcos negros,
pero la silueta desdoblada de un niño
no será frágil ni tendrá cansancio.

Así, después del viaje,
sorprendidos y mudos delante del fantasma,
mientras surgen despacio con el puerto
los antiguos letreros y las luces,
oiremos la canción de los que llegan,
de los que pisan tierra cuando han sido
durante muchos días esperados.

Y el mar, el dulce mar tan trágico,
a su propia distancia sometido,
sabrá dejar escrito
que el viaje nunca fue nuestro tesoro,
ni tampoco el dolor famoso en los poemas,
sino los sueños puestos en la calle,
los lechos y su bruma,
al despertar de tantas noches largas
donde sólo pudimos presentir,
hablar de los deseos en la sombra.

Al lado de tu pelo, capital de los vientos,
la historia en dos, el ruido de las lágrimas,
tienen que ser pasado necesario,
alejada miseria,
cosas para contar después de algunos años,
si es que alguien pregunta por nosotros.

Aunque también, y necesariamente,
entre la baja noche y esta casa
donde suelo escribir,
yo esperaré los labios
que con llamada extraña de nuevo me pregunten:

¿Prisionero de amor, para quién llevas
un hombro de cristal y otro de olvido?


jueves, 30 de mayo de 2013

ESTHER LÓPEZ MARTÍNEZ





Suavízame este día



Suavízame este día
de equinoccios violentos,
tejado de fatigas
y rescatado de aliento.
Cíñele a mi cintura
las olas refrescantes
que saltan de tus brazos
y quítame el silencio
que envenena mi labio.
Interna en mis cabellos
esos tus diez caminos
que transitan mis sueños.
Escucha un solo instante
cómo mi piel palpita
al ritmo de su goce
y nunca más me digas
que no he sabido amarte.

JULIO ALFONSO CÁCERES




  
Retorno


Estoy en ti constante y jubiloso
con mi dispersa voluntad en vela,
cuando el otoño aparta la candela
que apenas tiñe el declinar del gozo.

Hay algo de nostálgico y borroso
en la voz de la ausencia que interpela
la hondura perdurable donde vuela
del corazón el ritmo victorioso.

Fluir de besos, pasional beleño,
espejo fiel donde recoge el sueño
todo su vaporoso interrogante;

y en la clave de sol de tus ocasos
anclado en la bahía de tus brazos
hunde su luz mi soledad distante

VÍCTOR SANDOVAL





Vendrá Su Telaraña De Palabras…



Vendrá su telaraña de palabras
a ensombrecer el pensamiento,
el lúdico festín de la memoria.
Vendrá entre lejanías
que agrietan las paredes.
Vendrá, zorra lunática,
pasajera de troncos carcomidos,
espesura de ciénegas.
Sucederán entonces
largas vigilias y entrecortado sueño.
?La pesadilla que me conduce al sacrificio,
la mano que te auxilia y se diluye en ráfagas?.
Vendrá de viento bajo y de arrastradas hojas;
sucederán entonces
la mordaza, los baños de agua fría,
la casa de salud,
una celeste cáscara de olvido,
patio de piracantos y bardas erizadas,
Cárpatos de vidrio,
bugambilias blindadas entre cuerdas voltaicas,
un manto azul trepando por los muros.

FABRIZIO CARAMAGNA





Aforismos


14.
El cordón umbilical: la primera cadena que conocimos, la única que añoramos.


Traducción de Hiram Barrios


LUIS GARCÍA MONTERO





Yo sé que el tierno amor escoge sus ciudades...



Yo sé
que el tierno amor escoge sus ciudades
y cada pasión toma un domicilio,
un modo diferente de andar por los pasillos
o de apagar las luces.

Y sé
que hay un portal dormido en cada labio,
un ascensor sin números,
una escalera llena de pequeños paréntesis.

Sé que cada ilusión
tiene formas distintas
de inventar corazones o pronunciar los nombres
al coger el teléfono.
Sé que cada esperanza
busca siempre un camino
para tapar su sombra desnuda con las sábanas
cuando va a despertarse.

Y sé
que hay una fecha, un día, detrás de cada calle,
un rencor deseable,
un arrepentimiento, a medias, en el cuerpo.

Yo sé
que el amor tiene letras diferentes
para escribir: me voy, para decir:
regreso de improviso. Cada tiempo de dudas
necesita un paisaje.

CARLOS MAAS CANTO





Ventana



Papá hizo de su nogal
una ventana que da hacia la calle
y en ella ve pasar
la sordidez
moviendo la cola,
los tirabuzones hímnicos de la pubertad
ondulando
majestuosamente
y a los hombres de mirada sínica
y sospechosa.

Papá mira desde su ventana
la criptografía del canto de los pájaros
de ciertas cosas que aún no entendemos.




miércoles, 29 de mayo de 2013

CARMELINA SOTO





Imágenes del amor



Yo te amo...
Yo te amo y lo digo así sencillamente
como si ya el recuerdo transitara tus años.
Como si ya mis ojos lloraran por tu ausencia
y como si tus besos ya supieran mis labios.

Yo te amo...
Yo te amo con crueles tiburones de sangre
entre cristales duros vigilando tu cuerpo.
Yo te amo en los arroyos calientes de mi vida
y en mis poemas trémulos.

Yo te amo...
Yo te amo con violentas espirales azules
en donde hay mariposas de amor en cautiverio.
En la frontera exacta que la caricia asume,
en el preciso límite donde el gemido es beso.

Yo te amo...
Yo te amo con un suave sabor de miel anclada
en donde hay golondrinas clausurando recuerdos.

En donde sabe el aire atmósfera de frutos,
donde las manos corren caminos de deseo...

Yo te amo...
Yo te amo por mil voces de venas enemigas.
Por el grito lejano de mi sangre en el tiempo.
Por la ardorosa llama que se esconde en la nieve.
Por las hondas palabras que están en mi silencio.

Yo te amo...
Yo te amo por la rosa que guarda en sí la espina.
Por la muerte que apaga con sus opios mi sueño.
Por las rebeldes lianas que las voces me anudan.
Por mi carne entusiasta, por mi vida y mis nervios.

Yo te amo...
Sufriendo...

GUILLERMO GAVILÁN ZÁRATE





Eterno retorno



Vives en mí como el recuerdo
de un beso ansiado
que no se repitió.
Me habitas
al modo que el roedor
mora en la gruta del queso:
me devoras,
y me haces tanta falta en las mañanas
como esa horita adicional de sueño.
No sé por qué camino
echaste a andar. ¡Qué importa!
Cualquier camino es viejo.
(Dos mil quinientos años después
estoy nadando
en el mismo río en que lo hizo Heráclito)
Pero donde y con quien andes
volverás, yo lo sé, por tres razones:
Una, porque en tu afán dejaste
sobre el nochero tu cédula y tus gafas.
Dos, por la inevitable redondez de la tierra;
y tres, porque si tu corazón es de metal
el mío es imán irresistible.
De que vendrás… vendrás.
Estoy seguro.
Pero si acaso al regresar
no me hallas,
no te afanes:
Es por mi falta de fe
en lo que yo creo.
Date una vuelta por ahí,
me encontrarás buscándote.

ELÍAS MEJÍA





Temas del día



Disfrutaste mi voz
mi caminar pausado
la sonrisa que siempre pulí
para sosegarte

a cambio de ello
arrojaste humo contra mi cara
arrojaste basura
dentro de mi automóvil
sin que yo moviera una escoba
para impedirlo

me miraste con odio
calculaste poner cianuro en mi sopa
y pateaste con guayos de fútbol
mi pompa de jabón

aunque está probado
que fuimos hechos el uno para el otro
qué felices
habríamos sido ambos
sin nosotros.


VÍCTOR SANDOVAL





En Las Tardes…



En las tardes,
cuando los hombres besan
a sus mujeres
por las calles
y se hacen el amor
como jóvenes bestias.
Cuando los que practican
este duro oficio de inconformes
convierten los cafés
en las repúblicas
del ocio y la utopía.

Cuando se enciende en las ventanas
el relámpago gris
de la televisión
y en las casas antiguas
se advierte una nostalgia
de pianos en desuso.

Entonces la ciudad lleva en su pulso
un río de mariposas
y el solitario de las plazas y las calles
ve su juventud nunca gozada
pasar en otros cuerpos
ágiles y fuertes.
La guerra está lejana
y el veterano ha conquistado
el derecho a vivir entre nosotros.

¡Quién como nosotros,
los que volvimos de la guerra
y nos labramos
un brillante porvenir de veterano!

Allá, cerca del mar,
entre las tierras vírgenes,
en las islas ajenas,
florece el rostro
de nuestro compañero.
La barba adolescente
de hierba en primavera
y en los ojos abiertos
el vuelo suspendido de los pájaros.
En las botas que un día pisaron fuerte
han crecido los juncos,
el trébol de la suerte.
Pero nosotros,
los que volvimos de la guerra,
nunca tendremos el destino
de tronco renacido en los pantanos.


FABRIZIO CARAMAGNA





Aforismos


13.
El amor: una planta que necesita agua. El amor propio: una planta que necesita aridez.


Traducción de Hiram Barrios

LUIS GARCÍA MONTERO





Tú me llamas, amor, yo cojo un taxi...



Tú me llamas, amor, yo cojo un taxi,
cruzo la desmedida realidad
de febrero por verte,
el mundo transitorio que me ofrece
un asiento de atrás,
su refugiada bóveda de sueños,
luces intermitentes como conversaciones,
letreros encendidos en la brisa,
que no son el destino,
pero que están escritos encima de nosotros.

Ya sé que tus palabras no tendrán
ese tono lujoso, que los aires
inquietos de tu pelo
guardarán la nostalgia artificial
del sótano sin luz donde me esperas,
y que, por fin, mañana
al despertarte,
entre olvidos a medias y detalles
sacados de contexto,
tendrás piedad o miedo de ti misma,
vergüenza o dignidad, incertidumbre
y acaso el lujurioso malestar,
el golpe que nos dejan
las historias contadas una noche de insomnio.

Pero también sabemos que sería
peor y más costoso
llevárselas a casa, no esconder su cadáver
en el humo de un bar.

Yo vengo sin idiomas desde mi soledad,
y sin idiomas voy hacia la tuya.
No hay nada que decir,
                                              pero supongo
que hablaremos desnudos sobre esto,
algo después, quitándole importancia,
avivando los ritmos del pasado,
las cosas que están lejos
y que ya no nos duelen.


martes, 28 de mayo de 2013

JOSÉ JESÚS OROZCO RAMÍREZ




Rendición


Bajo la noche de tu sexo ardiente
mis locos desatinos se extraviaron
y lúbricos tambores entonaron
la roja danza de la azul serpiente.

Mi empinada bandera que presiente
la rendición de los que bien lucharon
escucha sordo a los que reclamaron
un cese al fuego en forma vehemente

y haciendo caso omiso da la carga
y torrentes de lava le descarga
en belicosa furia desatada.

Sin fatiga tu noche periclita
y el rubio campo de tu vientre invita
a contemplar tu entrega apasionada.