Rendición
Bajo
la noche de tu sexo ardiente
mis
locos desatinos se extraviaron
y
lúbricos tambores entonaron
la
roja danza de la azul serpiente.
Mi
empinada bandera que presiente
la
rendición de los que bien lucharon
escucha
sordo a los que reclamaron
un
cese al fuego en forma vehemente
y
haciendo caso omiso da la carga
y
torrentes de lava le descarga
en
belicosa furia desatada.
Sin
fatiga tu noche periclita
y
el rubio campo de tu vientre invita
a
contemplar tu entrega apasionada.
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