viernes, 3 de febrero de 2012


ELIZABETH AUSTER




Puntos



Tu sur es mi norte
(lo que unos callan, otros desearían gritarlo)
y hay un sur por debajo de todas las cosas
                                 que quiero que explores
                                 en el que no querés perderte.

DAMASO ALONSO




Gota pequeña, mi dolor...



Gota pequeña, mi dolor.
La tiré al mar.
                          Al hondo mar.
Luego me dije: ¡A tu sabor
ya puedes navegar!

Más me perdió la poca fe...
                                         La poca fe
de mi cantar.
Entre onda y cielo naufragué.
Y era un dolor inmenso el mar.

PABLO CASSI




Todo Momento tiene su Misterio



(No siempre el aire que respiramos será suficiente)

Reescribo en mi confuso inventario
un poema que se quiebra en tus labios.

Tu mirada me seduce de impaciencia
la guerra la perdí en tu cintura.

Antes de tí quizás no había nada,
antes de tí la vida fue un ensayo.

No sé en qué coordenadas hoy te sitúas,
bajo cuales estrellas te contemplo.
Necesito volver a respirarte
tras ese encuentro en Hondarribia,
traducir la fragancia de tu alma
y quedarme a la orilla de tu nombre.

Déjame llevarte hasta la que no fuiste
y no serás sin mí,
fusionarte en dos tiempos con un intenso deseo.

Toda historia tiene su misterio.

MIGUEL HERNANDEZ




Tengo estos huesos hechos a las penas...


Tengo estos huesos hechos a las penas
y a las cavilaciones estas sienes:
pena que vas, cavilación que vienes
como el mar de la playa a las arenas.

Como el mar de la playa a las arenas,
voy en este naufragio de vaivenes,
por una noche oscura de sartenes
redondas, pobres, tristes y morenas.

Nadie me salvará de este naufragio
si no es tu amor, la tabla que procuro,
si no es tu voz, el norte que pretendo.

Eludiendo por eso el mal presagio
de que ni en ti siquiera habré seguro,
voy entre pena y pena sonriendo.

MONICA GOGNA



República ausente



Nadie riega la altísima palmera
que hoy
(veo desde mi ventana)
tiene un penacho nuevo

Nadie riega la altísima palmera
más que la lluvia

nadie la peina
más que el viento

no alcanzan lluvia y viento
para conjurar
ciento noventa y cuatro veces 
la media sombra

cuando se vuelve entera
letal
eterna.