jueves, 9 de abril de 2015

CARILDA OLIVER LABRA


 

El lirio
                                                     A Raúl Rivero

 

Llevo un lirio fantástico, tremendo;
bello por fuera y por dentro malo.
Me espanta con su sed. Lo doy, lo vendo,
a cualquiera que pase lo regalo.

Que se vaya a crecer; alto, derecho,
a la tierra más dura de otro hombro.
A mí me da dolor suelto en el pecho,
solitario y de pie como un escombro.

Me estorba su reflejo empobrecido,
su no querer llegar a ser olvido,
su seda intolerable y cenicienta.

¡Quitádmelo de aquí! Pronto... lo pido.
Haced un corazón ciego, abolido,
de este lirio que al fin se me aposenta!

 

 

ANTONIO MURCIANO


 

Canción para tu silencio

 

¡Qué paz de noche plena,
amada mía!
Hago como que sueño. El agua suena
en mi melancolía.

Tú devanas despacio lana rosa.
Hago como que leo.
Por dentro de este verso vas, esposa.
En tu silencio creo.

Tu canción del Peer Gynt de Grieg, de fondo;
con mis palabras lucho.
La música te instala en lo más hondo
y hago como que escucho.

Sigue el son de la lluvia en los cristales
por tu silencio vivo.
Duermen los hijos. Lo compruebas. Sales.
Hago como que escribo.

Te sientas otra vez. Te siento junto.
Permaneces callada.
Hago como que aspiro y no pregunto...
Y tú eres el aire, amada.

 

 

 

LUIS MUÑOZ

 

Adolescencia
                                                                                  (J. R. J.)

 
Una rueda de fuego era tu vida,
del placer a la culpa.
Como un nido de abejas el temblor de silencio,
la luz de la mañana, la azotea
flotante sobre paisajes aguados
y sobre poetas díscolos.


Todo se fue moviendo
a costa del futuro sin demasiada prisa.
Las huellas de esa rueda las leí en mi vida
mientras que se alejaba, como buscando un margen,
el amor por tus libros, del placer a la culpa.

 

De "Manzanas amarillas"

 

JORGE GUILLÉN


 

El mar es un olvido...

 

El mar es un olvido,
una canción, un labio;
el mar es un amante,
fiel respuesta al deseo.

Es como un ruiseñor,
y sus aguas son plumas,
impulsos que levantan
a las frías estrellas.

Sus caricias son sueños,
entreabren la muerte,
son lunas accesibles,
son la vida más alta.

Sobre espaldas oscuras
las olas van gozando.

 

 

DELMIRA AGUSTINI


 

Con tu retrato

 
 
Yo no sé si mis ojos o mis manos
encendieron la vida en tu retrato;
nubes humanas, rayos sobrehumanos,
todo tu Yo de Emperador innato

amanece a mis ojos, en mis manos.
¡Por eso, toda en llamas, yo desato
cabellos y alma para tu retrato,
y me abro en flor!... Entonces, soberanos

de la sombra y la luz, tus ojos graves
dicen grandezas que yo sé y tú sabes...
y te dejo morir... Queda en mis manos

una gran mancha lívida y sombría...
¡Y renaces en mi melancolía
formado de astros fríos y lejanos!

 

JOSÉ ASUNCIÓN SILVA

 

Idilio


-Ella lo idolatró y Él la adoraba...
       -Se casaron al fin?
-No, señor, Ella se casó con otro
       -¿Y murió de sufrir?
       -No, señor, de un aborto.
-¿Y Él, el pobre, puso a su vida fin?
-No, señor, se casó seis meses antes
del matrimonio de Ella, y es feliz.