martes, 13 de agosto de 2019


EDUARDO MITRE





15


Sobre el tiempo intacto
nuestros cuerpos tendidos,
expuestos al vacío,
melancólicamente plenos.


De: “Húmeda llama”


RAFAEL MAYA





Canción



Estaba el corazón lleno de voces
en esa hora de inquietud traslúcida
cuando la tarde toca sus oboes,
en el confín azul de la floresta.

Estaba el corazón lleno de voces.
Pálidas sombras dialogaban lejos
al son de los nostálgicos oboes
mientras la noche caminaba, tácita.

Estaba el corazón lleno de voces.
Hasta la tierra, de las altas nubes,
bajaban lampos de cambiante nácar
entre el hondo rumor de los oboes.
Y en esa cercanía del crepúsculo
estaba el corazón lleno de voces.





MARÍA ELOY-GARCÍA





Oda a una generación de solteras



de tus fatuas liturgias de oenegé
qué solitario discurso te queda/
hermosos tus taichís y qué enérgicos
tus pensamientos de último derecho
genuinamente humanos/
y al fin tu última cena pandesoja
y mentapoleo que es tu sangre derramada
feliz tu evangélica despensa
y tu aséptica cocina
como un polvo democrático/
arriba pues la última demagogia
el rojo profiláctico de tus besos
arriba la aromaterapia y el quieromasaje
la diosa homeopatía/
orgulloso el que al aroma de tus velas
y al sonido de tus mantras
no presienta la estudiada disidencia
de tu culo intacto


De: “Metafísica del trap”



MARIO MORALES MONROY





Si alguna vez



Si alguna vez pasara por tu vida
nuevamente el recuerdo de los besos
que en tu boca sutil dejara impresos
para causarte el mal de una honda herida:

Si alguna vez por cada amanecida
tú recordaras del jardín, traviesos,
los lises aromando los excesos
de la fe que en tu amor dejé prendida,
es que aún en tu pecho de azucena,
vibra la misma imagen de pena
que llevo en mi existir sin tu presencia:

sin tu presencia mística y divina,
¡con que su flor de virgen ilumina
la negra soledad de mi existencia…!



ARTURO CAPDEVILA





En vano



¡Cuánto verso de amor, cantado en vano!
¡Oh, cómo el alma se me torna vieja
cuando me doy a recordar la añeja
historia absurda del ayer lejano!

¡Cuánto verso de amor gemido en vano!
Primero, fué el nectario, y yo la abeja...
Después mi corazón halló en tu reja
la amarga nieve que lo ha vuelto anciano.

¡Cuánto verso de amor perdido en vano!
--Hoy están mis ventanas bien abiertas;
hay sol... hay muchas flores... y es verano...

Pero da pena ver, junto a mis puertas,
en un montón de mariposas muertas,
tanto verso de amor llorado en vano.


ANDRÉS ELOY BLANCO





Abel llega al mar



De noche en el Golfo Triste,
donde Colón pescó la sirena de América.

Se fue a pique un velero.
Tiene la quilla hacia el cielo
y hacia el fondo los masteleros.

Un náufrago
bracea en mitad del golfo.
Rema con manos suaves, como vientre de pez;
la luna pone en su frente
ese livor que estampa en la sábana a los huesos.

En las olas caen sus ojos,
tributarios de sombra.

Allá va Venezuela, sin puerto,
allí van, medio ahogados,
Ayacucho y lo otro y la mitad de esto.

Pero el hombre llega a la playa
y al pisarla,
sintió en su propio pecho el corazón de la ciudad,
la voz del gran destino paralelo
que le decía: «¡Tierra adentro! ¡No moriremos en el mar!»


De: “Abel y su casa”