viernes, 28 de junio de 2013

CARMEN MATUTE



Magia erótica



Me disuelvo
en la magia
giro
en medio del fruto
pulposo
oigo
el suave ruido
de la brasa encendida
el lenguaje húmedo
anclado en la boca.

Un tambor anuncia
tu pulso
tu obscuro río.

Cerrados los ojos
te miro
me miro
honda ceniza soy
ahora.


THELMA NAVA




El Innombrable



La sombra fue siempre la sombra
el halo que tu imagen me dejaba.

Desterrado de mi paraiso
libre por fin de tí
de tus congéneres
emerge finalmente
tu verdadero rostro.

¡Cuánto afecto, mi Dios, desperdiciado!


JAIME AUGUSTO SHELLEY


  

A Grandes Voces



Por sobre los escombros llegados a las puertas del insomnio:
veinte, treinta años doblado
en las esquinas del viento,
susurrante de palabras dormidas:
pan, hambre, a las puertas del insomnio.
Tierra, qué fríos tus senos de ciudad.
¿Hermano, una limosna, por favor?.
A la una, dos de la mañana, se apaga el run-run de los talleres.
A las dos, tres, se prende de humo, de calor
el cielo azul de las panaderías.
El árbol de sangre muge destazado en los mataderos del alba.
A las cuatro, cinco,
se alivian las calles del orín de los borrachos.

Silencio.
A las siete, ocho,
el run-run, gracias, patrón, por el trabajo,
en los talleres.
¿Una limosna, por favor,
una limosna…?


MARCO ANTONIO MONTES DE OCA




Sala de día



  Sala de día
     Dormitorio de noche
     Sin que el pensamiento
     Mueva sus cristales
     Mientras agito la cabeza
     Donde la mente colma
     Su caleidoscopio
     Con el aliento de los astros
     Y viajes centelleantes
     Y migraciones hechizadas
     Del corazón consumado
     Entre vuelos de cohete;
     Escritura que no dura
     Viajes y encuentro
     De lágrimas que vierten
     Ceniza transparente
     Vuelos dentro de la mano cerrada
     Ascuas como migajas
     Para las palomas del insomnio. -



JOSÉ CARLOS BECERRA



  
El otoño recorre las islas



A veces tu ausencia forma parte de mi mirada,
mis manos contienen la lejanía de las tuyas
y el otoño es la única postura que mi frente puede tomar para pensar en ti.

A veces te descubro en el rostro que no tuviste y en la aparición que no merecías,
a veces es una calle al anochecer donde no habremos ya de volver a citarnos,
mientras el tiempo transcurre entre un movimiento de mi corazón y un movimiento de la noche. 

A veces tu ausencia aparece lentamente en mi sonrisa igual que una mancha de aceite en el agua,
y es la hora de encender ciertas luces
y caminar por la casa evitando el estallido de ciertos rincones.

En tus ojos hay barcas amarradas, pero yo ya no habré de soltarlas,
en tu pecho hubo tardes que al final del verano
todavía miré encenderse. 


Y éstas son aún mis reuniones contigo,
el deshielo que en la noche
deshace tu máscara y la pierde.


EDUARDO MITRE




Al pie de la letra

                                                                a Guillermo Sucre


La mujer que de pronto
aparece en la esquina
como la pasante de Baudelaire.
Sus ojos de noche del Líbano,
brillosos como la piel
de los dátiles,
enigmáticos como las líneas
que traza el destino
en las hojas de coca.
Su cuerpo esbelto,
                                       su talle fino,
su andar de palmera con brisa,
su cabellera que al aire
latiga y aroma,
sus largas piernas
presentidas bajo la falda roja,
sus senos como dos olas
rompientes
a punto de perderse en el mar.

Y el mantel que prolonga a la nieve
sobre la mesa del bar
bajo la mirada que lee
lo que al azar la realidad inventa.

Y el poema que dice
al pie de la letra.


De "Líneas de Otoño"