martes, 2 de diciembre de 2025


 

ANA ROMANO

 

 

 

Te descubro en las quietudes

en los insomnios acordonados

y cuando se agitan las cenizas

 

Poemas

 

misterios

 

¿voraces?

 

empujan

y me provocan.

 

MATILDE ESPINOSA

 

  

Nada más cierto

A Luis Carlos Pérez
In memoriam

 

 

Nada más cierto
que tu ausencia
y este incansable viento.
Revestido de sombras
el color de los días
se recoge en silencios
los tuyos y los míos
y toco tu pensamiento.

A veces se me quiebra
el mundo entre las manos
y oigo un clamor que se perfila en tu frente.
“¿Dónde caen las horas
sin el terror nocturno?”

La pregunta se pierde
y los goznes dolidos
de la puerta entreabierta
son pasos misteriosos
de este implacable viento.

 

 

GERMÁN ESPINOSA

 

  

Salmo de los Fracasados

 

 

Somos los receptores de toda altanería,
el tremedal sobre el cual se erige cada triunfo.
En nosotros fincan sus pies los vencedores
para, hundiéndolos en nuestra blanda materia, alzar
el temerario vuelo.
Para que fulja su prestigio,
necesitan que soportemos su desprecio, que exultemos
en nuestra humillación.
Para que brille lo demás,
debemos dar la contrafaz opaca: sin nuestra sombra,
la luz sería menos luz.
Nos arrastramos, nos retorcemos contrahechos,
para que Apolo implante su belleza.
Y aquí estamos: oficinistas, mecanógrafas,
astrosos mendigos, barrenderos de calles mustias,
carteros, vendedores de frutas, estibadores infinitos,
poetas ignorados, artistas sin duende,
mozos de restaurantes, actores de reparto,
solteronas transidas de decoro,
disimulando el agujero en la suela, el cuello raído,
cubriendo con sobretodos grises la impresentable chaqueta,
con bufandas mohosas la desvaída corbata.
Sin nosotros, no seríais excepcionales, ¡oh triunfadores!
Sin nosotros, vuestro mundo, victorioso, resultaría
monótono y frío.
Sin nosotros, ¿qué fulgor tendrían el ministro recién
posesionado,
el general de la república
o la dama de sociedad?
Somos el fundamento del triunfo, la materia esencial
de todo esplendor.
Sin nosotros, nada seríais, ¡oh otros!,
¡seríais los nosotros de otros vosotros cualesquiera!
Porque somos la piedra angular de toda grandeza,
la sustancial tristeza en que puede el mundo fundar
su vindicativa alegría.

 

 

PEDRO GEOFFROY RIVAS

 

  

Amargo amor

 

 

Amargo más amargo amor que lo amargo
el beso que me quema la memoria.
Qué fugaz amargura transitoria
y que eterna amargura, sin embargo.

Al proclamar tu amargo su victoria
despertó el corazón de su letargo.
Oh total amargor el de tu amargo
en la amargura proclamando gloria.

El amargo terrible en que me pierdo
se me ha quedado entre los labios preso
haciéndome olvidar toda dulzura.

Ya no quiero saber de otro recuerdo
pues recordar lo amargo de tu beso
es vivir añorando la amargura.

 

 

1958

 

FRANCISCO ANTONIO GAMBOA

 

 

Elogio Del Silencio

 

 

Los momentos más nobles son de recogimiento.
El vocablo más hondo queda en el corazón,
la “Divina Palabra” casi es sólo un aliento
para las ansias del alma no hay humana expresión!

Religión del Silencio de las urnas vacías
de las siegas pupilas donde nunca hubo sol
de esos pobres hambrientos que en las noches más frías
engañaron su hambre con ensueño y alcohol.
Resignado silencio de los grandes amores;
silencio de esos locos que mató la ansiedad
de alcanzar los laureles ¡silenciosos clamores
que acalló para siempre la suprema frialdad!

Almas como esas velas que alguna honda maldita.
Lleva como burbujas al abismo del mar…
¡ dónde hadar la palabra para decir tu cuita
y tu anhelo de olvido y tu mal de soñar!

En la estéril entraña, Él ha hincado su garra,
por su influjo al anhelo paternal no responde,
llama en vano la esposa el dolor que desgarra,
en el vientre infecundo el Silencio se esconde!

Los momentos más nobles son de recogimiento.
El vocablo más hondo queda en el corazón.
La “Divina Palabra” casi es sólo un aliento…
Para las ansias del alma no hay humana expresión.

 

 

RIGOBERTO GÓNGORA

 

 

Testimonio

 

 

Las verídicas piernas de un mamey tierno
me hacen cosquillas en el hueco del hambre
cuando mis padres aúllan por el deseo.

Un dedo pinta innumerables puertas de amistad
en los dominios estrictamente prohibidos
a los netamente naturales peces del aire.

Colándose en las entrañas un dolor tremendo
cunde en estos días que tenemos sarna
y nos acostumbramos a rascar las mentiras.

Esta noche tendré que contar las historias
de las hormigas que preñan a esos hombres
que gustan de tristezas. Este será mi testimonio.