domingo, 19 de mayo de 2019


ANNA DE NOAILLES





El ardor


Para reír o llorar, pero deje que el corazón
esté lleno de perfumes como un jarrón,
y contenga al éxtasis
La fuerza viva o la languidez.

Tener dolor o alegría,
siempre que el corazón sea profundo,
como un árbol donde las alas hacen que el
follaje tembloroso se doble;

Vete lejos pensando o soñando,
Pero el corazón da su savia
Y el alma canta y se eleva
Como una ola en el viento.

Deja que el corazón se ilumine o se oculte,
sea oscuro o vivo a su vez,
pero deja que su sombra y su día
tengan el sol o las estrellas... 


JOHN HAINES





Niño de hielo



Frío por tanto tiempo, incapaz de hablar,
sin embargo, tu boca parece enmarcada
en un grito, o una pregunta sofocada.

¿Quién te colocó aquí y te dejó?
a esta solitaria eternidad de cenizas y hielo,
y él mismo volvió al polvo
campos, la iglesia y el templo?

Era Dios, el dios del sol de los Incas,
el dios imperial de los españoles?
O solo los sacerdotes de ese dios,
auto-elegida-voz del volcán
eso habla una vez cada cien años.

Y me pregunto, con tu imagen delante de mí,
¿Qué vida podrías haber vivido?
si hubieras vivido en absoluto, de quién es compañero,
¿De quién es amor? Para ser tal vez no más
que un esclavo de ese amo terrenal

una jarra de agua en su hombro,
año después del año atrofiado, un paquete
de juncos y maíz, astillas
para un fuego en cuyo hogar enterrado?

Había furias para alimentar, luego
como ahora: sangre para engordar el sol,
un corazón para que caiga el rayo.

Y ahora las furias caminan por las calles,
un enjambre en la multitud que se arremolina.
Se paran en el podio, hablan
de su próxima ascensión ...

A través de toda esta deriva y clamor
has sobrevivido, en este hacinamiento
y efigie embrujada, otra entrada
en la página fechada del historiador.

Bajo el peso de esta montaña-
una vez un dios, ahora solo piedra inquieta,
encontramos tu vida interrumpida,
colocado aquí entre los trilobites
y conchas, tan tarde desenterrado.


GABRIEL CELAYA


  

La noche viene desnuda...


La noche viene desnuda:
senos de luna,
guantes morados.

Con los brazos en alto
ya la estoy esperando.
¡Qué cerca de mi oído
enmudecen sus labios!
¡Amor, amor!
La muerte
me está besando.


EVA STRITTMATTER





Demonio



No me puedo salvar.
Me voy a pique.
No hago otra cosa que autodestruirme.
Cada hora resulta insuperable.
Y mi poesía es una droga.
Quién me ha perdido.
Quién me ha traicionado.
¿Qué ocultos hechos pasados
debo purgar?
¿Quién sucede dentro de mí?
¿Quién les calla a mis palabras el contexto
y confunde su significado?
Bien puede ser que sea yo.



FLORBELA ESPANCA





Mi dolor


Mi dolor es un convento ideales
completa de los claustros, las sombras, los arcos,
donde la piedra en convulsiones oscuros
tiene líneas de un refinamiento escultural.

Las campanas doblan de agonías
Cuando gimiendo, movido, su malvado...
Y todos tienen sonidos fúnebres
Al vencer horas, en el transcurso del día...

Mi dolor es un convento. Hay lirios
Dum martirios macerar púrpura,
Tan hermoso como nunca había visto a nadie!

Esta triste convento donde vivo,
Noche y día rezo y llorar y llorar
y nadie oye... nadie ve... nadie...




ABRAHAM PAZ





Silencio



En el patíbulo de mis adentros
encontré al hombre que grita.
En el suelo derrochaba los enojos
o dolores de una presente ira.
Había gritado la rabia de años
y de entre las manos sangraba
los restos de su voz destruida;
pero seguían los alaridos
que ahora sonaban si acaso
al silencioso escape de la vida.
Quisiera decir que quise ayudarlo,
solo me senté a ver cómo moría.
No hubo entierro.