"Un poema si no es una pedrada -y en la sien- es un fiambre de palabras muertas" Ramón Irigoyen
lunes, 30 de octubre de 2017
MOISÉS VEGA
víctimas
de su propia daga
mis
muertos vuelven devorados
no
escucho sus corceles
tras el
sueño de la lumbre
no me
tocaron sus musas
nadie
ha venido
– sea
Catulo o Bojórquez –
a
preguntar por mis ojos
del
tiempo en mis ojos como un relámpago
donde
Calíope se congrega y ensancha
después
de todo
una
muchacha vale más que un verso.
De “Memorias del cuerpo”
HAMLET AYALA LUGO
Condición humana
Aprender
a callar de uno
las
lenguas irredentas
que
acumulan quehaceres y certezas
que
evocan sonoros
taladros
de habla
y
gentilidad de mercaderes.
.
Que nada nos delate:
Que nada nos delate:
quien
es humano siente;
quien
siente
……….vive
en riesgo
y muere
por
propia luz.
HÉCTOR DE PAZ
(Todo era)
Todo
era
zumbar de abejas
delirio de hormigas
vuelo de gaviotas
nubes presagiando minúsculos diluvios
rondar de libélulas sobre hierba sensitiva
zumbar de abejas
delirio de hormigas
vuelo de gaviotas
nubes presagiando minúsculos diluvios
rondar de libélulas sobre hierba sensitiva
De: “Ahogada lumbre la sangre”
PAULINA VINDERMAN
Los
días se han vuelto cada vez más escasos.
"Si yo fuera el invierno mismo", hablaría
de culpas, frías como el alcohol sobre la piel,
frías como la cama al lado de la ventana rota.
Esta es una isla de detención
(rodeada por un mar que no vemos).
Las voluntarias vestidas de rosa
son tan dulces y compasivas que provocan furor,
no pueden con el invierno,
(no pueden con nuestro invierno.)
El aire es tan denso que a su través,
puedo ver las partículas de dolor como flores
de un empapelado envejecido.
Flores de ceniza, flores de estuco.
Palabras que ya nunca diremos.
Lavo la taza y las cucharas mientras espío
la caída del sol: un vertiginoso cielo
color limón que cae del otro lado del mundo,
sobre árboles talados demasiado temprano.
"Si yo fuera el invierno mismo", hablaría
de culpas, frías como el alcohol sobre la piel,
frías como la cama al lado de la ventana rota.
Esta es una isla de detención
(rodeada por un mar que no vemos).
Las voluntarias vestidas de rosa
son tan dulces y compasivas que provocan furor,
no pueden con el invierno,
(no pueden con nuestro invierno.)
El aire es tan denso que a su través,
puedo ver las partículas de dolor como flores
de un empapelado envejecido.
Flores de ceniza, flores de estuco.
Palabras que ya nunca diremos.
Lavo la taza y las cucharas mientras espío
la caída del sol: un vertiginoso cielo
color limón que cae del otro lado del mundo,
sobre árboles talados demasiado temprano.
De: "Hospital de veteranos"
MIGUEL VEYRAT
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