viernes, 27 de diciembre de 2024


 

SAITO MOKICHI

 

 

 

Fulgor de nieves el Monte Azuma,

se adentra el tren en la comarca

de mi madre al fondo del camino.

 

TAKAKO ARAI

 


 


Danza del alma




Se arrastró desde la montaña de escombros a medianoche, una cola larga y delgada
Una cola que se retuerce
Son las entrañas del alma
Iluminadas en verde fluorescente brillante
En su cabeza translúcida, muestra sus dientes de conejo
Sus ojos no tienen centro a pesar de que fija su mirada
Se ondula y luego salta
Salta
No comeré carne de cuellos humanos, son muy duros
La gente no es buena para manejar las cosas
Simplemente se inclinan una y otra vez como tontos
Podría ablandarlos con vinagre
Un canal de lluvia se deshace en los empalmes
Y las aguas residuales salpican los caminos
El duende del alma lo atrapó con sus garras
Ante nuestros ojos, cruza un cable
Y en el hombro de un poste eléctrico
El alma hace
Un baile agitado
Sacudiendo sus intestinos hacia atrás y hacia adelante
Así es como me da hambre otra vez
El mundo en estos días está tan lleno de basura
Estoy harta de comerla, no necesito tus estúpidas ofrendas
Estirándose, encogiéndose, comienza la digestión, palpitante y verde
Y eventualmente, gotitas de fuego llueven desde el final del final
Un gato tigre levanta la barbilla y lanza un grito, Miau, amigo
El alma ondula luego salta
Salta
Salta
Ignora las pestañas estúpidamente hermosas levantadas con un rizador de pestañas
Una cae sobre la clavícula de un chico popular por su ineficacia
Brinca a un pecho colgante que no puede resistir la gravedad
Galopa a través de los sabelotodos aferrada a los pelos de la nariz de la autoridad
Se ondula y salta
Salta, se ondula y vuelve a saltar
Salta
Una hermosa, extraña ave intestinal, verde palpitante
Muestra sus dientes de conejo
La basura del Día de la Calamidad²⁹ y
El Día de la Borrachera (hipo) ambos pertenecen al alma
Oye, ¿debo elegir
cuánto tiempo te queda?
¿Agarrarlo? ¿Excavar en él con mis garras?
Pero maldita sea, es demasiado difícil
No girará, tu cabeza tampoco.
Miau, amigo
El alma toca insistente y delicadamente
Pisa, sacudiéndose baila
Esparciendo gotitas de fuego
Impulsa una bicicleta
Me ha dado hambre
Soy un cuerpo vivo, sexual y sagrado, así que
Soy sensible donde mi cuerpo se estanca
Así que entonces
Agarrando, cavando
Haré gimnasia
Por el tiempo que te queda
¡Oye!
Tú, altanero bueno para nada
Esa ofrenda de durian³⁰, no la aceptaré.

 

 

 

29.- "Día de la calamidad”—que Arai inventó— es un homónimo de la palabra martes (kayōbi), y "Día de la borrachera” es el homónimo de miércoles (suiyōbi).

30.- “Rey de las frutas” en el Sudeste asiático, conocida como la fruta más apestosa del mundo.

 

SAYAKA OSAKI

 

 


 

La eternidad y un día

 



Te recuestas en el primer gran árbol que encuentras

Acabas de nacer pero ya estás exhausta

 

Un extraño está sentado a tu lado

Quizás alguna vez fue importante para ti

Así que decides bailar con él

 

El cielo es tan claro como los de Van Gogh

Los pájaros están dando vueltas

El bosque está creciendo

La gente se está reuniendo

 

Las personas están siendo contadas

El tráfico está atascado

La ambulancia se ha parado

Las industrias se han oscurecido

 

Tú decidirás alguna vez

Si te gustan estas cosas

Después cambiarás de opinión

¿Es mejor sentirse triste por lo que desconoces?

No lo sabes

 

(Piensas que vigilarás todo

Pero cuando continúas perdiendo detalles

Sólo suspiras con alivio)

 

El niño que robó la chaqueta amarilla

Se lanza al bosque

Esta sola

Escena

Es como envidiable

Como celebratorio

Como un juego en el que buscas qué no es lo mismo

 

Esperas la suave canción

De la lluvia

Que va creciendo

 

Aunque ligeramente es probable que superes la velocidad

En la cual ya no sientes ninguna tristeza

Aunque un círculo pueda no tener uno

Tú sí tienes un comienzo

 

Versión de: Adalberto García López.

 

ADOLFO CASTAÑÓN

 

  

 

4

 



Escena invernal

 

En el jardín de una casa abandonada, entre las hojas húmedas y yertas, algo brillaba con raro fulgor.: el cráneo diminuto de un pájaro muerto hacía tiempo. Intacto, su pico hacia mucho no se abría para cantar. Limpié la casi transparente y frágil osamenta y busqué donde darle sepultura. Elevé una plegaria muda por la canción nunca oída. Entre mis dedos sólo queda el recuerdo tacto de una esfera que alguna vez algarabía envuelta en plumas de polvo…

 

 

GARY DAHER

  

 


El camino del fuego

[fragmentos de La senda de Samai]

  

 

 

VEINTE
1
Toda belleza proviene del sexo y de la muerte, que son lo mismo.

 

2
Nos engañaron. El Reino de los Cielos está lleno de luz, sí, pero también de fuego.

 

3
En la cueva, el oro en abundancia espera: Pocos conocen ya el ábrete sésamo, la palabra de pase. Hace mucho que nadie llega.

 

 

 

 

MARIO LICÓN CABRERA

 

 

 

 

 

 

Bay Bridge Blues

 


Cruzar el puente para llegar a la niebla

que envuelve las torres y vuelve

misteriosos los rostros.

 

Llegar a Market St. y entre juglares, turistas

y pinky-punks, escuchar

el monólogo circular de Jenny, colectando

quoras y daimes para completar la dosis.

 

Llegar al Vesubio, pedir un café irlandés,

encender un Camello y ver como la lluvia cae

sobre los títulos más recientees de City Lights.

Ver además como la tarde enciende

las enormes tetas de neón de Carol Doda.

 

Cruzar el puente para llegar a Golden Gate Park

y caminar

sobre huellas de ácidas cenizas y escuchar

el flapéo de raídos estandartes acompasando

el sueño del penúltimo bisonte.

 

Llegar al Casino Tropical

y entre timbales y trompetas danzar

con Irene en un rincón, danzar

bajo un cielo de lentejuelas y palmeras

de cartón y un mar de rón.

 

Llegar al Café Trieste y compartir la mesa

con alucinados y auto-exiliados. Buscar

en la pared el rostro de Dashiell Hammet, y

en su lugar encontrar el vivo cuerpo de Aloha,

que se ofrece como un efímero manjar.

 

Llegar al Keystone Corner, haciendo eses

y equis y entre un brandy a solas escuchar a

Flora Purím, cuando todavía existían

Dexter Gordon, Charles Mingus y Obed Gómez Almazán.

 

Cruzar el puente para llegar a los muelles

con el eco de los cantos de Kenneth Rexhort,

ecos de luz, amor y coraje abriéndose paso

entre el espeso rumor de la niebla

                           de un futuro que fue.