viernes, 27 de diciembre de 2024

MARIO LICÓN CABRERA

 

 

 

 

 

 

Bay Bridge Blues

 


Cruzar el puente para llegar a la niebla

que envuelve las torres y vuelve

misteriosos los rostros.

 

Llegar a Market St. y entre juglares, turistas

y pinky-punks, escuchar

el monólogo circular de Jenny, colectando

quoras y daimes para completar la dosis.

 

Llegar al Vesubio, pedir un café irlandés,

encender un Camello y ver como la lluvia cae

sobre los títulos más recientees de City Lights.

Ver además como la tarde enciende

las enormes tetas de neón de Carol Doda.

 

Cruzar el puente para llegar a Golden Gate Park

y caminar

sobre huellas de ácidas cenizas y escuchar

el flapéo de raídos estandartes acompasando

el sueño del penúltimo bisonte.

 

Llegar al Casino Tropical

y entre timbales y trompetas danzar

con Irene en un rincón, danzar

bajo un cielo de lentejuelas y palmeras

de cartón y un mar de rón.

 

Llegar al Café Trieste y compartir la mesa

con alucinados y auto-exiliados. Buscar

en la pared el rostro de Dashiell Hammet, y

en su lugar encontrar el vivo cuerpo de Aloha,

que se ofrece como un efímero manjar.

 

Llegar al Keystone Corner, haciendo eses

y equis y entre un brandy a solas escuchar a

Flora Purím, cuando todavía existían

Dexter Gordon, Charles Mingus y Obed Gómez Almazán.

 

Cruzar el puente para llegar a los muelles

con el eco de los cantos de Kenneth Rexhort,

ecos de luz, amor y coraje abriéndose paso

entre el espeso rumor de la niebla

                           de un futuro que fue.

 

 

 

 

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