domingo, 25 de mayo de 2025


 

YEVGUENI YEVTUSHENKO

 

 

 

Arrúllame

 


Cada idioma tiene una irresistible belleza.
Cada idioma tiene algo ofensivo,
obsceno.
Pero acariciar y bendecir es nuestra única tarea que hacemos
con cierta vergüenza.
Yo admiro la timidez
del que se sonroja pidiendo: “arrúllame”.
Para mi hijo de 15 años
no hay ni Stalin ni Beria.
Es tan ingenuo
aún cuando es un adolescente que parece un gigante.
Su cabeza de pelo revuelto está en Tulsa, Oklahoma,
y sus piernas en Siberia
como un bebé le ruega a su madre: “arrúllame mamá”.
Y cuando ella, medio dormida,
corrigiendo interminables trabajos,
muerta de cansancio,
batallando con los padres de sus estudiantes
que se disculpan de los malos trabajos de sus hijos,
ella me susurra como nuestro hijo menor: “arrúllame por favor”.
Y cuando la arrullo, yo también bastante cansado y con  poca energía,
descubro una primera cana en su pelo,
parecida a una delicada hebra que no había visto antes,
entonces recuerdo a mi propia madre
igual que un huérfano en el día de navidad,
quien ni siquiera pudo susurrar nunca al oído de su madre:
“arrúllame por favor”.
Monumento a mí

No quiero que en el futuro me erijan un monumento
si lo van a poner en una calle oscura, desierta y hedionda
en alguna parte de la Rusia inválida  del 4to Mundo,
pulverizada imperialmente primero su lado izquierdo
pero tratando de esconder su miseria con la mano derecha
en sus bolsillos llenos de agujeros
último animal domesticado amarrado a una cuerda de piojos.

No deseo que en el futuro me erijan un monumento
aún si lo pusieran en un jardín de metales oxidados
allí donde nuestras gigantescas bananas rusas
son unos podridos y abollados misiles.

No necesito ningún monumento.
Lo único que quiero es que mi Patria regrese a mí.

 

YEVGUENI YEVTUSHENKO, TAMBIÉN EVGENI EVTUSHENKO O YEVGENY EVTUCHENKO

 

OSCAR WILDE

 

 

 

Apología

 


¿Es tu voluntad que yo crezca y decaiga?
Trueca mi paño de oro por la gris estameña
y teje a tu antojo esa tela de angustia
cuya hebra más brillante es día malgastado.
¿Es tu voluntad -Amor que tanto amo-
que la Casa de mi Alma sea lugar atormentado
donde deban morar, cual malvados amantes,
la llama inextinguible y el gusano inmortal?

Si tal es tu voluntad la he de sobrellevar
y venderé ambición en el mercado,
y dejaré que el gris fracaso sea mi pelaje
y que en mi corazón cave el dolor su tumba.
Tal vez sea mejor así -al menos
no hice de mi corazón algo de piedra,
ni privé a mi juventud de su pródigo festín,
ni caminé donde lo Bello es ignorado.

 

PABLO VERLAINE

 

  

 

Verde

 


Te ofrezco entre racimos, verdes gajos y rosas,
mi corazón ingenuo que a tu bondad se humilla;
no quieran destrozarlo tus manos cariñosas,
tus ojos regocije mi dádiva sencilla.

en el jardín umbroso mi cuerpo fatigado
las auras matinales cubrieron de rocío;
como en la paz de un sueño se deslice a tu lado
el fugitivo instante que reposar ansío.

Cuando en mis sienes calme la divina tormenta,
reclinaré, jugando con tus bucles espesos,
sobre tu núbil seno mi frente soñolienta,
sonora con el ritmo de tus últimos besos.

 

 

FRANÇOIS VILLON

 

 

 

Balada de buena doctrina

 


Pues ya bulas apócrifas trafiques
o vivas de ir trampeando con los dados
o monedas corrientes falsifiques
como los que terminan escaldados*,
delincuente sin dios ni rey, bandido,
así estafes o robes o adulteres
¿en qué termina tu oro mal habido?
Todo se va en tabernas y en mujeres.

Rima, zahiere, pulsa un instrumento
como los locos que el disfraz protege,
hazte el payaso, el mago, inventa un cuento
y representa donde se te deje
escarnios, farsas y moralidades,
gana a las cartas: todo lo que adquieres
-escucha atentamente y no te enfades-
todo se va en tabernas y en mujeres.

¿Que ante tales infamias tú reculas?
Entonces ve a labrar campos y prados,
almohaza caballos, asnos, mulas
si no te cuentas entre los letrados
y ganarás bastante. Mas si acaso
de los que el cáñamo trituran eres
¿no es verdad que el producto de tu brazo
todo se va en tabernas y en mujeres?

Calzas, jubones, bragas, capa
y todos los vestidos que tuvieres
llévalos -¡vámos! ¡que la edad se escapa!-
a las tabernas pronto, a las mujeres.

 

* Escaldados se refiere a los acuñadores de monedas falsas,
pues así morían los que hacían monedas sin autorización.

 

PAUL VALÉRY

 

 

 

Encantamiento

 


Vierte la luna débil sus albores sagrados
como una basquiña, de vaporoso argento
sobre moles de mármol que cruza el soñoliento
paso de alguna virgen en velos nacarados.

A los cisnes sedeños que abren los juncales
con su quilla de pluma donde la luz reposa
les deshoja su mano la más nevada rosa,
y en el agua los pétalos difunden espirales.

Soledad extasiada, dulcificante duna,
cuando el agua hervorosa bruñida por la luna
sus voces cristalinas sin término propaga,

-¿Qué alma padeciera la magia inexorable
de la rútila noche con su cielo implacable
sin exhalar un grito puro como una daga?

 

FADWA TUQAN

 


  

Canto a los mártires de la Intifada

 


 

1.

Dibujaron la senda hacia la vida.
La empedraron con coral, con sangre adolescente de roja cornalina.
Alzaron sus corazones -piedras, fuego, ascuas- en las palmas de las
manos.
Apedrearon con ellas a la bestia del camino.
-¡Es la hora de afirmarse! ¡Sean fuertes, corazones!
Y retumbó su voz
en los oídos del mundo, penetrando su eco por todos los rincones.
¡Es la hora de afirmarse!
Y fueron fuertes, y de pie murieron,
reluciendo como estrellas,
brillando sobre la senda, besando los labios de la vida.

 

2.

Atacó la muerte, hincando su hoz en ellos.
Y frente al rostro de la muerte se plantaron
más hermosos que bosques de palmeras,
más hermosos que cosechas de trigo,
más hermosos que el fulgor de la mañana,
más hermosos que árboles que la lluvia lava en el seno del alba.
Se pusieron en pie… saltaron… se precipitaron
desplegados por el campo de batalla como gavilla de fuego.
Se incendiaron… alumbraron… brillaron
en medio de la senda, y desaparecieron.

 

3.

¡Sueño suyo, que en la lejanía brilla
abrazando el futuro venturoso!
En tus manos está que su resurrección llegue.
Y llegará con el gran mañana en ciernes,
ascendiendo desde el fondo de la ruina,
con albricias en el rostro
y una estrella brillando en su amplio frente.

 

4.

Seguirá la tierra amamantando su sueño toda la vida.
No lo apartarán de su ubre ni las movilizaciones del mal,
ni los demonios del aire, de la tierra y del mar.
No lo destetará por duro que el usurpador se vuelva.
No lo destetará aunque la mano de la muerte, empapada en perfidia,
tiña de amarga coliquíntida el copioso pezón de la ubre de la tierra.

 

5.

¡Míralos allá en la distancia,
abrazados, para perdurar a la muerte,
ascendiendo a las alturas,
ascendiendo ante los ojos del orbe!
Por las cuerdas de su sangre derramada
van subiendo, subiendo, subiendo...
No se apoderará de sus corazones la traidora muerte,
pues en la senda del sacrificio les acompañarán
los sueños del renacer y de la nueva alborada.
¡Míralos en su Intifada: son halcones
que conectan con el cielo la tierra y la patria sagrada!