"Un poema si no es una pedrada -y en la sien- es un fiambre de palabras muertas" Ramón Irigoyen
jueves, 14 de enero de 2016
JUAN RAMÓN ORTIZ GALEANO
3
Desviación
del primo al pez
El
pez agoniza en la ribera del Río Salado,
yo me inclino a contemplarlo directo a los ojos
mientras quito el anzuelo que ambos
clavamos en su boca:
un botón suelto en mi chaleco
cae rozando su cara aún con vida;
pienso en devolverlo al agua.
Mi primo apunta con premura
y dispara contra una lejana lata vacía,
tiro por tiro,
su pistola semi-automática.
El arma caliente humea y descansa
junto a los aparejos de pesca;
él me asegura que está vacía.
La tomo, apunto a la altura de su cara
y disparo el último tiro que dormía en la recámara:
el proyectil zumba rozándole el ojo izquierdo
y lamenta en la lejanía su destino desviado.
“Francotirador”, me nombra para no asustarme,
agradecido tal vez, pero sin inmutarme,
vuelvo a contemplar al pez: ha muerto.
yo me inclino a contemplarlo directo a los ojos
mientras quito el anzuelo que ambos
clavamos en su boca:
un botón suelto en mi chaleco
cae rozando su cara aún con vida;
pienso en devolverlo al agua.
Mi primo apunta con premura
y dispara contra una lejana lata vacía,
tiro por tiro,
su pistola semi-automática.
El arma caliente humea y descansa
junto a los aparejos de pesca;
él me asegura que está vacía.
La tomo, apunto a la altura de su cara
y disparo el último tiro que dormía en la recámara:
el proyectil zumba rozándole el ojo izquierdo
y lamenta en la lejanía su destino desviado.
“Francotirador”, me nombra para no asustarme,
agradecido tal vez, pero sin inmutarme,
vuelvo a contemplar al pez: ha muerto.
[A
mis 12 años casi mato a un primo de un balazo en la cara, mientras pescábamos
junto al Río Salado. Por milímetros la bala no lo tocó. El recuerdo del
episodio inspiró este poema]
Los poemas pertenecen al libro “Arrebatos del Epígrafo”
ADALBERTO GARCÍA LÓPEZ
Canción
para ahuyentar el odio
I
Eso
que me enerva la sangre
hasta
dejarla toda odio y amarga,
que
desata lo bestia que hay en mí
y
procura los colmillos, las garras.
Eso,
compañeros, amada, Corazón,
que
ulcera los besos que doy
cada
mañana cuando me levanto.
Lo
duro de eso, que encabrona el alma,
que
hace temblar de furia mis palabras
y
lastima aun cuando no estoy solo.
Eso
de aullido, de muro, de ceguera que arde,
va
dejando las sombras, rompiendo la lámpara,
va
tejiéndose enfrente de nosotros.
II
La
furia que desbocan mis huesos,
las
blasfemias que escupen mis ojos.
Quien
ha visto a la amargura en sus rodillas
sabrá
lo que duelen estas angustias
y las
espinas de estas angustias.
Duele
de verdad, duele muchísimo.
Bruno,
con carbón dando filo a la cólera,
llevo
las heridas a que sanen a fuerza de resentimiento.
Y
aquello que permanece quieto,
en
silencio, acallado, termina por incinerarse,
termina
por ser canción, melodía de odio,
perfecta
sinfonía de amargura.
III
Un escalofrío
por mi cuerpo y un temblor sucede:
el
recuento de los daños arroja
la
mutilación de una extremidad,
sangre
coagulada, pedazos de vida mía.
Me
puebla, poco a poco desaparezco.
Apenas
el viento es brisa,
consigue
ahorcarme en un difunto grito.
Y uno
aquí solo con goteras que soportar.
Tan
solo, que la soledad se queda encerrada en un cajón.
Qué
vergüenza, qué pena: ni morirse cubre el bochorno.
IV
¿Dije
canción, melodía o perfecta sinfonía?
Aullido,
alarido, se conglomera la rabia en mi garganta.
Acuso
mala postura, desenfreno en mis movimientos.
Con
hierro hirviendo dejen marca sobre mí,
dejen
un áspero signo de abandono,
constancia
y cartografía de aquello que hirió,
de
todo aquello que, bajo el sol, terminó por cremar la vida.
Y es
que en su flama están las huellas de mi nombre
azuzando
mis brazos, mis puños.
AARÓN RUEDA
Instantes
de la demencia
Tercer
Instante
Ahora
creo los mitos que hojea el tiempo,
ese
parpadeo de la historia
zumba
en mi sienes como un golpe mortal
en el
vacio ámbar de la mente.
No es
locura me dicen las nubes
es el
aliento de salitres recuerdos.
CARMEN BOULLOSA
XV-
Cimarrona fruta del campo y del día...
Cimarrona
fruta del campo y del día,
tu deseo es el aspa indomable
que un día cualquiera talló en ese sitio
lo que llevo yo por cuerpo.
tu deseo es el aspa indomable
que un día cualquiera talló en ese sitio
lo que llevo yo por cuerpo.
De: Abierta
BALAM RODRIGO
[
impúrpura ]
esto del palabreaje
humano es cosa mala, perro
max rojas (para
él)
parten
el aire los trinos de los perros ;
cánidas
y mansas parvadas
orinan
la roja línea del horizonte ,
olisquean
las doradas fíbulas del sol :
impúrpura
llaga en el crepúsculo ;
constelado
por rumores de lluvia
y
astros que mueren ahogados
en el
humo , extiende el cielo su muerto
lienzo
sobre la faz de la ciudad :
sarnosa
niña de la noche ; vuelven
los
perros a las ramas de un árbol
que
crece en el insomnio : repliegan alas ,
lamen
aire y silencio , y enroscan la cola
y la
lengua sobre el nido ; entre pulgas
y
aullidos , roncan y duermen los perros
mientras
esperan soñar el sueño oscuro
de
los hombres : alguno sueña que ladra ,
o
peor aún , que escribe ;
SUSANA REYES
Ítaca
Detrás
de su huella se borró el camino.
Lejos
de sus ojos,
la
Ítaca olvidada
floreció
de una eternidad transparente
su
dimensión
ahora
es otra
quizá
la mentira crea la felicidad.
Ulises
sigue vagando triste
No
saben nada los caminos
de
aquel que borró su huella.
Ítaca
no lo recuerda
ya no
tiene su aroma en las laderas
ya no
florece de amor para sus ojos.
Dicen
que después de sus batallas
lloraba
por aquella casa
hoy
escondida en sus pupilas
El
camino incierto y pobre
frente
a su grandeza
le
hizo olvidarla.
En
otras aldeas de espejo dejó su estirpe.
Los
pasos rotos
no
sangran lejos de los espinos
ni
añoran ya los otros pasos.
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