"Un poema si no es una pedrada -y en la sien- es un fiambre de palabras muertas" Ramón Irigoyen
sábado, 28 de enero de 2023
ISABEL TERESA GARCÍA
Afterparty
a
carcajadas
se habían marchado
dejando los paraguas
y las horas en suspenso
a
pesar del diluvio
con
el cuerpo zurcido de adioses
comenzamos a nombrar lo invisible
relatábamos
el mundo
la
luz se hacía en nuestros ojos
a fuerza de mirar
la noche
CARLOS CALERO
Animal azul en lo invisible
Aquí
nos ve el animal azul desde lo invisible.
No
sé si podré asistir a una galería con vocación de soledad y vestido de samurai.
Sobre
un caballo Pegaso bajan legiones de gárgolas hambrientas. Arrasan todo menos
tus ojos y mi espada de dos mil filos.
El
cielo de las bestias es un océano. Estrellas y colinas son de Van Gogh. Ondula
el gran mundo azul. La fuerza de una pared sostiene el lienzo del apocalipsis;
sostiene los frutos oportunos de la tierra, una memoria hacinada de palomas
blancas y caracoles.
En
esta galería la osamenta de William se aproxima a la de Keats y deja versos
para abrir los rostros pálidos de quienes se emocionan y los veneran entre
cuadros y bombillos cálidos. Todo se resume a que, esta mañana, nuestro
universo ríe dentro del reino de una calavera.
De la antología: “No basta fingir o
imaginar que somos tigres”
CHING-FA WU
Llamando a la puerta
Olvidando
que mi madre había fallecido-
como de costumbre,
llamé a su puerta.
«¿Estás
bien, mamá?
sí, lo estoy.
No sientes ningún dolor, ¿verdad?
no, hijo mío, no».
Me
quedé allí, respondiendo a mis propias preguntas.
Versión de Mariela Cordero
JORGE PALMA
“hay por hacer un
poema sobre un pájaro
que no tiene más que un ala”
Guillaume
Apollinaire
Blues
del pájaro sin alas
Hay
por hacer un poema sobre un pájaro
que no tiene más que un ala, decía
Guillaume, el acrobático Apollinaire,
nuestro hermano mayor, herido en la cabeza
por la triste gracia de un obús.
Hay
que hacer un poema monotemático
sobre un pájaro; decir por ejemplo:
“Hoy ha entrado a mi cuarto
por el costado izquierdo de la sin razón
un pájaro herido”
Hay
que hacer un poema que no tenga
más que un ala.
Sigue siendo pájaro,
como la mesa de tres patas
sigue siendo mesa,
y el perro mutilado,
sigue siendo perro.
Para
hacer un poema sobre un pájaro
que no tenga más que un ala
hay que empezar por creer
que es posible que un pájaro vuele
solo con un ala, es decir:
hay que inclinar la frente
hacia el lado derecho de la vida
donde canta el ruiseñor
y la luna duerme durante el día
en un garaje abandonado
de un suburbio.
Hay
que seguir creyendo
que los truenos son pesados muebles
que alguien mueve en el cielo.
Que la lluvia es agua
que salpican las cabelleras
de los ángeles.
Que basta con soplar el pecho
de una mujer, para que nazca
la primavera.
Un
insensato habría dicho:
“Cuidado con las ensoñaciones diurnas”
“De hacerle caso, iríamos todos
a la guerra”, agregó un hombre
con monóculo, que pasaba por
esa calle en su coche descapotable.
Hagamos
entonces un poema
sobre un pájaro
que no tenga más que un ala.
Y de un hombre
con una sola pierna
que escala catedrales.
Y de una mujer con un seno
que da de comer
a una multitud.
Hagamos
olas pequeñas que solas
entren todas en un bolsillo,
y guarden los truenos
en botellas de vino de aguja
y coloquen relámpagos
en frascos de mermelada,
para que los niños del barrio
los pongan al atardecer
encima de los muros.
Un
insensato volvió a decir:
“Cuidado con las ensoñaciones diurnas”
“Naturalmente”,
dijimos al unísono
al mirarnos con Apollinaire.
JULIA SANTIBÁÑEZ
Cajón de_sastre
Llevo
días y años de sostener
versos en la boca como alfileres;
de hilvanarme las horas con la hebra
delicada de un nombre de mujer
y acariciar entre las manos cintas
como historias sin cuerpo, deshiladas.
A veces soy paciente las arreglo
con zurcido y terneza, otras
las corta mi tijera inapelable.
Ayer
logré un bordado de admirancia.
Creí leer en él la agitación
el tremor del nudo a punto de soltarse.
Hoy me baja a las yemas de los dedos
la urgencia de encontrar un botón rojo:
quiero coserlo al centro de mi pecho
como una rudeza que arde y grita.
Yo
soy de oficio y gusto remendera
tozuda de mis versos
pobre de mis agujas.
SAÚL IBARGOYEN
viernes de silencio
Los
viernes a veces las palabras
se niegan a ser palabras:
así un funcionario que rechaza
firmar documentos no leídos
o un perro temeroso
de su propio ladrar hacia el viento
o aquel juntapapeles negándose
a tocar las urbanas basuras
o una novia agarrada a su calzón
la noche de su boda primera
o el torturador que no ejerce
la atrocidad de su oficio y solo descansa
o el joven que no es joven
porque envejece al suicidarse
o el autobús cansado de toser
que se derrumba
o la calle que no puede ser un río
de ricas espumas navegando
o la mano que toca tus labios
para ser la mano que sube a tu boca.
De: “Puro hueso”
