miércoles, 30 de octubre de 2013

EVA MURARI





EN OTOÑO andar transportada por el cielo liso
y los árboles encendidos,
la lluvia mansa y las mañanas perezosas,
el perfume del pan tostado
y del café recién hecho
y los primeros días de escuela.


FERNANDO AITA




Intemperie


El canillita se refugia en su puesto,
su gorro y su bufanda.
Las lágrimas no son del frío.
Acaba de recibir noticias.
Un mensajito de su novia.
“Tenemos que hablar”.


CECILIA OLGUIN




La palabra exacta 



La noche desgarra su espalda
quieta en el silencio
y empapa la puerta
inunda las valijas hechas.

Afuera
sobre el pasto y las lilas
espera el brillante abrazo del mediodía
la medida,
la palabra exacta.



CECILIA ERASO





Juncos



¿Quién iba a decirte que podrías ver
la dulce franja del atardecer
desde el plácido reposo de tu cama?

Hacia allá está orientada la ventana
más atrás el viento hostiga
las abandonadas antenas de tele
que crecen como juncos, como pastos,
florecidas, algunas, otras peladas,
se balancean.

También se menea como loco
el malvón, rojo y rosa,
perdiendo pétalos que se meten
para adentro y manchan la alfombra.



DANIEL BATTILIANA





Era necesario vivir



Era necesario vivir
de lo sutil apropiado
a lo metal indiferente.

Hacerlo todo fácil
que es posible
armarlo de testigo.

La fascinación es un terreno
falseado de bien
y a este mal atraemos lo querido

Lo inabarcable
lo de doler
lo desarmado con que miro

Era necesario vivir
esta fracción de tromba
atado a un hueso
haciendo señales
a modo de cuerpo
cansancio imposible de suceder

Ahogado
en ese desierto de luz
que es el día
temprano en mi refugio de piel
cegado de munición real
recojo la mano llorada de volver de los ojos



NATALIA LITVINOVA





Días como ninguno




las pestañas de mi madre roen el cielo.
detrás de su espalda, la implosión del jardín,
la hierba embebida de sol, a punto de caer el pino.
mi padre se pone su gorro de cuero,
entorna los ojos ante lo que ciega,
abre la puerta, entra en la nieve
y todos los días no regresa blanco.
desde entonces no hago poemas,
tan solo invierto nombres,
voy arando campos
para desentrenar
a los soldados de mi guerra.