sábado, 23 de agosto de 2014

JUAN JOSÉ DOMENCHINA



Mañana será Dios


Esta yacija donde se desploma
noche a noche el despojo de mí mismo
no es cauce para el sueño, sino abismo
al que mi angustia de caer se asoma.
La sábana, que cubre y que no toma
la forma de mi cuerpo, en su mutismo,
sin un pliegue de amor, dice lo mismo
que mi despego y en el mismo idioma.
...Mañana será Dios, y su porfía
sacudirá, violenta, al mal dormido
con su irrupción de polvo o nuevo día.
Aquí no hay alta noche, y, tras la hora
más oscura de un cielo descendido,
se enciende el sol, de pronto, sin aurora.

 

 

 

PEDRO GARFIAS




Asturias

 

Asturias si yo pudiera
si yo pudiera cantarte
Asturias verde de montes
y negra de minerales.

Yo soy un hombre del sur
polvo, sol, fatiga y hambre
hambre de pan y horizontes
hambre...

Bajo la piel resecada
ríos sólidos de sangre
y el corazón asfixiado
sin venas para aliviarte

Los ojos, ciegos los ojos
ciegos de tanto mirarte
sin verte Asturias lejana
hija de mi misma madre.

Dos veces, dos, has tenido
ocasión para jugarte
la vida en una partida
y las dos te la jugaste

¡¡ Quien derriba ese árbol !!
de Asturias ya sin ramaje
desnudo, seco, clavado
con su raíz entrañable

que corren por toda España
crispándonos de coraje
y a los obreros del mundo
su silueta recortarse...

Bajo ese cielo impasible
vertical inquebrantable
firme sobre roca firme
herida viva su carne.

Millones de puños gritan
su cólera por los aires
millones de corazones
golpean contra sus cárceles.

Prepara tu salto último
lívida muerte cobardes
prepara tu último salto
que Asturias está aguardándote…

Sola en mitad de la tierra
hija de mi misma madre...

Sola en mitad de la tierra
hija de mi misma madre...

Sola en mitad de la tierra
hija de mi misma madre...

Sola en mitad de la tierra.........

 

 

 

JOSÉ MARÍA HINOJOSA


 

Mi cabeza inclinada sobre el aire...



Mi cabeza inclinada sobre el aire
miraba su cabeza hecha amor por mis ojos
cuando de sus cabellos
saltaban las abejas para dejar su miel
en los labios resecos y sin esperanzas
en los labios hundidos bajo las palabras
llenas de amor y sangre.

Nuestras cabezas acaban por perderse
envueltas en las nubes
la mía inclinada sobre el aire
la suya hecha amor por mis ojos.

 

 

 

RAFAEL ALBERTI

 

Cúbreme, amor, el cielo de la boca...
 

Cúbreme, amor, el cielo de la boca
con esa arrebatada espuma extrema,
que es jazmín del que sabe y del que quema,
brotado en punta de coral de roca.

Alóquemelo, amor, su sal, aloca
Tu lancinante aguda flor suprema,
Doblando su furor en la diadema
del mordiente clavel que la desboca.

¡Oh ceñido fluir, amor, oh bello
borbotar temperado de la nieve
por tan estrecha gruta en carne viva,

para mirar cómo tu fino cuello
se te resbala, amor, y se te llueve
de jazmines y estrellas de saliva!

 

 

FEDERICO GARCÍA LORCA

 

Madrigal apasionado
 

Quisiera estar en tus labios
para apagarme en la nieve
de tus dientes.
Quisiera estar en tu pecho
para en sangre deshacerme.
Quisiera en tu cabellera
de oro soñar para siempre.
Que tu corazón se hiciera
tumba del mío doliente.
Que tu carne sea mi carne,
que mi frente sea tu frente.
Quisiera que toda mi alma
entrara en tu cuerpo breve
y ser yo tu pensamiento
y ser yo tu blanco veste.
Para hacer que te enamores
de mí con pasión tan fuerte
que te consumas buscándome
sin que jamás ya me encuentres.
Para que vayas gritando
mi nombre hacia los ponientes,
preguntando por mí al agua,
bebiendo triste las hieles
que antes dejó en el camino
mi corazón al quererte.
Y yo mientras iré dentro
de tu cuerpo dulce y débil,
siendo yo, mujer, tú misma,
y estando en ti para siempre,
mientras tú en vano me buscas
desde Oriente a Occidente,
hasta que al fin nos quemara
la llama gris de la muerte.

 

VICENTE ALEIXANDRE

 

Las manos
 


Mira tu mano, que despacio se mueve,
transparente, tangible, atravesada por la luz,
hermosa, viva, casi humana en la noche.
Con reflejo de luna, con dolor de mejilla,
con vaguedad de sueño,

mírala así crecer, mientras alzas el brazo,
búsqueda inútil de una noche perdida,
ala de luz que cruzando en silencio
toca carnal esa bóveda oscura.

No fosforece tu pesar, no ha atrapado
ese caliente palpitar de otro vuelo.
Mano volante perseguida: pareja.
Dulces, oscuras, apagadas, cruzáis.

Sois las amantes vocaciones, los signos
que en la tiniebla sin sonido se apelan.
Cielo extinguido de luceros que, tibios,
campo a los vuelos silenciosos te brindas.

Manos de amantes que murieron, recientes,
manos con vida que volantes se buscan
y cuando chocan y se estrechan encienden
sobre los hombres una luna instantánea.