sábado, 8 de junio de 2019


DENISSE VEGA FARFÁN



  

Compré una pipa para mi amigo peruano…



Compré una pipa para mi amigo peruano
en el Mercado de la Seda.
«Es de cuerno de yak», me dijo la dependiente.
Tiene un lomo suavísimo, discreto,
y un revestimiento de cobre en la boca del hornillo.

Ya temprano había visto su carne
delicadamente sazonada en el bufet,
satisfaciendo sobresaltados comensales,
-poetas trashumantes buscando el elixir
de su infatigable demonio-.

Teníamos que haberlo visto a 6000 metros de altura,
con la joroba dispuesta, peinando los desiertos del Tíbet.
Detenidos en su ojo, complacido y triste, adivinamos la vida.

Mi amigo colecciona pipas de todos sus viajes,
como si no quisiera abandonar la humareda interior
de cada comarca extraña.
Ya en casa, enciende una al azar
en la demandante hora del poema,
y se pone a laborar, sin angustia, en sus apariciones reptantes.

Quiero creer, que en la espiral de humo, volverá el yak,
paciente como en las estepas más frías,
para guiarlo mientras escribe, entre salvajes amenazas,
decapitadores vientos, que tan bien reconoce.

Beijing, 2013.

ROSABETTY MUÑOZ





Miniatura



Me veo de espaldas a los postes
que sostienen el muelle.
Como las doncellas de estampas infantiles
que esperaban la embestida del toro
rezando iluminadas.

Así me veo.

No estoy de blanco. Ni arrebolada
por el amor eterno:
firmes las piernas sobre la arena
mi palpitar se acompasa en el rugido
de ese mar
que habrá de descuajarme.  

  

ROBINSON QUINTERO



  


Pasa un atleta



El manejo sostenido del aire
es importante a la hora de intentar el verso
–los versos viven en constante fuga–
En su trote con el tono
el fraseo no debe sufrir ahogos:
hay que saber correr la melodía
Es necesario además mantener el ritmo
–el ritmo es la respiración–  
sostener el pulso hasta el apunte final
Pero lo primero es estar listo
a forzar la marcha cuando menos se espera
y donde menos se piensa:
el poema no hace calistenia
Corre de pronto
Largos y frecuentes paseos solitarios
por parques y arrabales silenciosos
dan gran fuerza y firme aspiración
Así al momento de enunciar no faltará el aliento
y se podrá tomar nota y admirar
en cualquier paso del camino


RICARDO MUÑOZ MUNGUÍA





Mi cuerpo puntualmente
desciende en espiral
al fondo de la tortura fiel.
Lo quema el sabor del hambre,
clavos apuntalándose
en paredes del estómago;
la pus sacia al sediento que soy
con su enorme balde
hasta ahogar el clamor;
el deseo diorama se disuelve
en una porción de fórmula tímida,
delirio entre venas
hacia la cima del viento.

El sedante nocturnal
desprende los frutos
que cuelgan del sueño;
ella, sin nombre, y yo, sin ella,
somos eso mismo,
las frutas desprendidas
en una noche, en una vida,
alimentadas con dosis miserables
de placer y venenos,
ácido escurriéndose
de los espejos a los
pies.
La gran necedad -necesidad-
por continuarse en límites de la carne
se paga con sobreprecio
pero al fin el valor se vuelve minúsculo
porque bien se cobra: mantenerse
en la gravedad del cuerpo
para tocar otros cuerpos.


ANNA DE NOAILLES





Estaciones y amor



El césped soleado está lleno de
campanillas púrpuras, la colgada de la
luz del día agotada
y quemada y se cuelga de las alas de los molinos.

La naturaleza, como una abeja,
está cargada de miel y olor,
el viento oscila en las flores
y todo el verano brillante está durmiendo.

- ¡Oh, alegría ligera de la mañana!
Donde el alma, simple en su raza,
está bailando como una fuente. ¡Qué
tonos de ramitas de plátano!

Arañas brillantes se
deslizan a lo largo de un hilo
rojizo . El corazón sale del sol
en la cálida sombra bañada.

- Drunken mediodía profundo,
colinas rojas donde las cabras trepan,
mareos para presionar los labios
El viento que viene del horizonte;

casas de paja de pie en el espacio
En medio de las pleados centeno,
Tener plantones de grosella
Dada la amplia y baja puerta ...

- tardes pesados que el aire está dormido,
donde la cosecha completa se inclina,
donde el alma, cálido y Deseando,
está cansado como las orejas.

Placer de los amaneceres del otoño,
Donde, saltando con impulsos ingenuos,
El corazón es como un arbusto vivo Con
todas las hojas temblando!

Noches suaves de deseos humanos,
Cuerpo que se dobla como sauces,
Manos que se aferran a los hombros,
Ojos que lloran en el hueco de las manos.

- O sueña con estaciones felices,
Tiempo cuando la luna y el sol
Plaga en rayos Vermeils
En el borde de las almas en amor ... 




SERGIO BRICEÑO


  






Madre



Llegaba a casa oliendo
a nicotina.

Tomaba un baño largo
y luego cama.

Su respirar
en mis oídos

El alcohol que sus tripas
fermentaban
salía por sus poros
con aroma de asbesto.

Tarde se incorporaba
para desayunar
con derrame en el párpado.

Compartía la habitación
con ella.

Ahora tiendo sábanas
por si llegara tarde.

Mas nunca llegará.