"Un poema si no es una pedrada -y en la sien- es un fiambre de palabras muertas" Ramón Irigoyen
sábado, 30 de octubre de 2021
BENJAMÍN MORALES
Todos
mis niños se persiguen entre los
árboles.
De sincera fisura, sus pies marcan el piso,
nuestro,
El piso de piedra rojiza.
Mis
niños gritan
y sus árboles se descomponen y
ligeros criban el aire que los surca de pluma y hoja.
Estos
niños,
Del atardecer mis niños,
Se conocen unos a otros en cortejos fúnebres
Y al escalar estos parques,
Promontorios, lomas de elefante,
Divisan el hogar de su amor completo,
Una tumba,
Una cueva,
una calle,
el cielo naranja
y mi miedo al paso.
Estos
niños,
Mis niños nuestros,
Sabrán amarme entre parques de violetas
Y la soledad del aire.
JAIME OBISPO
Siendo
Siempre
he querido ser otra persona.
-Un humilde escorpión siendo devorado por su hembra-
Y no un pez abriendo el mar
Siempre
he querido estar en la cima de un pezón que atisba el horizonte
sobre la melena de un mar de árboles
Pero siempre termino siendo
alguien que no quiere escribir
y que en realidad necesita
besar una hendidura
perfectamente rosa
manantial de atarrayas
dulces ménsulas
Y
aunque herido de imágenes de ella
bajo el dolor de un pedazo de carne triste
donde no se acuerda que depositó el amor
también he necesitado
no estar
sino lejos
en la noche de una carretera solitaria
donde una luminosa luz se va haciendo el cuerpo
de una blanquísima diosa del frío
vestida de negro
y que allí amaneciera
y todo fuera
No
haber ido a ninguna parte
sino un estar en una fiesta
donde hay un pequeño océano de caguamas
todas y cada una de las mujeres que de ella son y no
Y yo me fuera a la casa de donde he salido
con el olor del ser más pequeñamente inmortal
el que de verdad quiero ser
y no esto que cada vez es más a una descripción
de una subjetividad que cae
en una canción que ya hemos cantado tanto
y no queda más que caer en eso que ya no está siendo
aquí
VERA PAVLOVA
(En
el invierno un animal)
En
el invierno- un animal
En
la primavera- una planta
En
el otoño- un ave
El
resto del tiempo soy una mujer
Versión
de Valeria Guzmán.
EMILIO COCO
Y
tus libros ¿qué harán en el estudio?
Así
es como llamabas al garaje
de
unos sesenta metros que compraste
para
hospedarlos todos a la vista
en
brillantes estantes alineados
en
las paredes hasta el cielorraso.
Sentado
tras la mesa, con cuidado
los
ibas anotando en un cuaderno
con
tu bonita y nítida grafía,
tardaré
mucho tiempo, tengo tantos,
nunca
los he contado. ¿Veinte mil?
Creo
que aún más. Si vienes a ayudarme
dentro
de un mes los ficharemos todos.
¿Advertirá
la falta alguno de ellos
de
una caricia leve por su lomo?
¿Te
llorarán los clásicos latinos,
tu
querido Catulo, sobre todo?
Lo
habías puesto en la última repisa,
enfrente
de la mesa. Te bastaba
levantar
la cabeza, asegurarte
de
su presencia tranquilizadora.
Os
contemplabais con los ojos lánguidos
de
dos enamorados incurables.
STEFAN GEORGE
Desde
el gluten púrpura habló la ira del cielo
Desde
el gluten púrpura habló la ira del cielo:
mi
vista es desviada de este pueblo…
¡Inválido
es el espíritu y muerto el obrar!
Sólo
hacia el reino sagrado
se
huye en un trirreme de oro
Mi
arpa suena y en el templo
el
sacrificio se efectúa… y el camino aún se busca
calentando
al pobre en dilatadas tardes
sólo
sus zancadas me siguen con respeto –
y
todo lo demás es noche y nada
Versión
de José Manuel Recillas
DIANA MASHKOVA
Lágrimas
La
vida me enredó
Con
las barras de hierro,
La
muerte asusta, tonta,
Con
su eternidad.
Estoy
tan triste,
Completamente
libertina:
Con
las patitas de araña
El
ruiseñor muerto.
Versión
de Elmira Khamatova