martes, 9 de abril de 2019


ANNA DE NOAILLES





La muerte ferviente



Muere en la niebla de fuego del verano,
cuando fragante, flexión y pesado como un clúster,
el corazón, el rumor de los ataques aéreos y equilibrio,
si conchas en el placer doloroso y dulce.

Muriendo, bañando sus manos con escalofríos follaje,
juntando sus ojos a los ojos de la floración madera verde,
Mezclados con el universo antigua y temprana,
tener al mismo tiempo su juventud y edad,

para ir en silencio con el final del día ;
Morir las flechas doradas del tierno crepúsculo,
sentir que el alma dulce y pacífica retrocede
hacia la tierra profunda y el amor inmortal.

Vete a probar en este misterio
de ser la hierba, el grano,
Dormirse en la llanura con redes verdes,
morir para estar aún más cerca de la tierra ... 


ROBINSON QUINTERO





Hombre que pasa



El hombre que pasa y es sólo una mirada
¿de qué lugar viene
qué amigos frecuenta
por cuántos hijos ríe
de cuántos muertos vuelve?

El hombre que pasa y es sólo un gesto
¿qué oficio desempeña
qué moral defiende
a qué edad marcha en este intrincado camino
de mañana?

Yo lo veo seguir sin saludarme
sin despedirse
confundiéndose entre la gente después de ser yo
para él
lo mismo:

el hombre que pasa y es sólo una mirada
 

VACHEL LINDSAY





Lo que dijo el minero en el desierto



La luna es un barril de agua de bronce,
un banquete de agua maravilloso.
Si pudiera subir la cresta y beber
y dar de beber a mi bestia;
Si pudiera drenar ese barril, las moscas
no estarían mordiendo, así,
mis ardientes pies volverían a saltar,
mi mula ya no se demoraría.
Y podría levantarme y cavar en busca de mineral,
y llegar a mi tierra natal,
y no ser alimento para las hormigas y los halcones,
y perecer en la arena. 


ROGER WOLFE





Un día estás, al otro no



El humo cuelga en la estancia
como un chiste malo.
Lou Reed habla
de familias rotas
desde los altavoces:
«La verdad es que sólo están contentos
cuando sienten dolor.
Por eso se casaron...»
¿Y yo? Yo no digo nada.
Apago el cigarro.
Otro día va a morir.

 

JORGE EDUARDO EIELSON





Escribo algo...



Escribo algo
algo todavía
algo más aún
añado palabras pájaros
hojas secas viento
borro palabras nuevamente
borro pájaros hojas secas viento
escribo algo todavía
palabras


De: "Mutatis mutandis"


GUILLAUME APOLLINAIRE





Oh puertas de tu cuerpo...



Oh puertas de tu cuerpo
Son nueve y las he abierto todas
Oh puertas de tu cuerpo
Son nueve y para mí se han vuelto a cerrar todas

En la primera puerta
La Clara Razón ha muerto
Era ¿te acuerdas? el primer día en Niza
Tu ojo izquierdo así como una culebra se desliza
Hasta mi corazón
Y que se vuelva a abrir de nuevo la puerta de tu mirada izquierda

En la segunda puerta
Ha muerto toda mi fuerza
Era ¿te acuerdas? en un albergue en Cagnes
Tu ojo derecho palpitaba como mi corazón
Tus párpados latían como en la brisa laten las flores
Y que se vuelva a abrir de nuevo la puerta de tu mirada derecha

En la tercera puerta
Escucha latir la aorta
Y todas mis arterias hinchadas por tu sólo amor
Y que se vuelva a abrir de nuevo la puerta de tu oído izquierdo

En la cuarta puerta
Me escoltan todas las primaveras
Y aguzando el oído se escucha del bonito bosque
Subir esta canción de amor y de los nidos
Tan triste para los soldados que están en la guerra
Y que se vuelva a abrir de nuevo la puerta de tu oído derecho

En la quinta puerta
Es mi vida que te traigo
Era ¿te acuerdas? en el tren que volvía de Grasse
Y en la sombra muy cerca muy bajito
Tu boca me decía
Palabras de condenación tan perversas y tan tiernas
Que pregunto a mi alma herida
Cómo pude oírlas sin morir
Oh palabras tan dulces tan fuertes que cuando lo pienso me parece tocarlas
Y que se abra de nuevo la puerta de tu boca

En la sexta puerta
Tu gestación de putrefacción oh Guerra está abortando
He aquí todas las primaveras con sus flores
He aquí las catedrales con su incienso
He aquí tus axilas con su divino olor
Y tus cartas perfumadas que huelo
Durante horas
Y que se vuelva a abrir de nuevo la puerta del lado izquierdo de tu nariz

En la séptima puerta
Oh perfumes del pasado que la corriente de aire se lleva
Los efluvios salinos daban a tus labios el sabor del mar
Olor marino olor de amor bajo nuestras ventanas se moría el mar
Y el olor de los naranjos te envolvía de amor
Mientras en mis brazos te acurrucabas
Quieta y callada
Y que se vuelva a abrir de nuevo la puerta del lado derecho de tu nariz

En la octava puerta
Dos ángeles mofletudos cuidan de las rosas temblorosas que soportan
El cielo exquisito de tu cintura elástica
Y heme aquí armado con un látigo hecho con rayos de luna
Los amores coronados con jacinto llegan en tropel.
Y que se vuelva a abrir de nuevo la puerta de tu alma

Con la novena puerta
Es preciso que salga el amor mismo
Vida de mi vida
Me junto contigo para la eternidad
Y por el amor perfecto y sin ira
Llegaremos a la pasión pura y perversa
Según lo que queramos
A todo saber a todo ver a todo oír
Yo me renuncié en el secreto profundo de tu amor
Oh puerta umbrosa oh puerta de coral vivo
Entre dos columnas de perfección
Y que se vuelva a abrir de nuevo la puerta que tus manos saben abrir tan bien


Versión de Claire Deloupy