lunes, 23 de octubre de 2017


DIANA AZCONA TREJO




VI



¿No escuchas la nada en mis pestañas?
¿No sientes el silencio de mi espalda?
¿No ves que no tengo nada de tanto que tengo?
Las pocas horas que nos quedaban
hoy sólo son tiempo,
ni siquiera la espera
ni siquiera la muerte.

Puedo alimentar la pena,
vivir de la angustiosa oscuridad
que nos habita,
vivir afuera de la noche
afuera
de tus dedos,

puedo.


De: “Crónicas de hospital”


ARIEL MONTOYA




Factura poética



El Pez
muere
por su boca;
el poeta,
por su lengua.



De: “Perfil de la Hoguera”


FRANCISCO DE LA TORRE




Ésta es, Tirsis, la fuente do solía...



Ésta es, Tirsis, la fuente do solía
contemplar tu beldad mi Filis bella;
este el prado gentil, Tirsis, donde ella
su hermosa frente de su flor ceñía.

Aquí, Tirsis, la vi cuando salía
dando la luz de una y otra estrella;
allí, Tirsis, me vido; y tras aquella
haya se me escondió y ansí la vía.

En esta cueva deste monte amado
me dio la mano y me ciñó la frente
de verde hiedra y de violetas tiernas.

Al prado y haya y cueva y monte y fuente
y al cielo desparciendo olor-sagrado,
rindo de tanto bien gracias eternas.


ANDRÉS TRAPIELLO




Estudio de piano en ronda



Un mundo empieza a retornar
por la reja abierta.
Aplazados sonidos, yunques
de platero por el claro
callejón de luna.
Aún imperfectos, la noche
de vosotros se llena,
haciéndose más honda.
Poco a poco, el tableteo
de un lejano simón
va alcanzando las notas.
Cuando se han perdido
los pasos del caballo,
suena la tapa del piano,
cerrando un empedrado
que alguien riega.


De "Las tradiciones"


DANIEL FRAGOSO





Me duele lo mismo el peso del polvo
que el caer del agua en la bañera,
el ritmo de los alimentos
descomponiéndose en mi estómago
y el ácido rugir del viento por la tarde.

Me lastima la facilidad con que se turban las flores de la casa,
el ritmo con que el pasto se seca en el invierno,
la disposición del jardín para desbaratarse a mi lado.

Me lacera no encontrar más al hombre que era.

Me devasta ver que no estaba apto
para el mundo en el que vivo.

  
De “Escuela del vértigo”


FRANCISCO SEGOVIA




… huesos
someramente hundidos en la arena
bajo el soplo de la luna huesos blancos
más que el alborada duros y pulidos
como guijarros de la orilla huesos
que fractura el mediodía
y el desierto pulveriza
en otros velos y otros soplos
que cubren y descubren
huesos …
.