VI
¿No
escuchas la nada en mis pestañas?
¿No
sientes el silencio de mi espalda?
¿No ves
que no tengo nada de tanto que tengo?
Las
pocas horas que nos quedaban
hoy
sólo son tiempo,
ni
siquiera la espera
ni
siquiera la muerte.
Puedo
alimentar la pena,
vivir
de la angustiosa oscuridad
que nos
habita,
vivir
afuera de la noche
afuera
de tus
dedos,
puedo.
De: “Crónicas de hospital”
No hay comentarios:
Publicar un comentario