domingo, 14 de junio de 2020


ROBERT BROWNING




Encuentro nocturno



El mar gris y la extensa tierra negra;
y la dorada media luna flotando bajo,
y las tímidas y asustadas olas que saltan
dormidas en ardientes círculos;
Mientras gano la costa en la ansiosa proa,
que sólo apaga su vigor en la arena fangosa.
Entonces surge una milla de perfumadas playas;
tres campos a la cruz de una granja aparecen;
un golpe en el cristal; un rasguño agudo y rápido,
las chispas azules de una lámpara que se enciende,
y una voz, aún más silenciosa, con sus alegrías y miedos,
que los dos corazones que se agitan en la noche.

JOSÉ BATRES MONTÚFAR




Cuento



Una vieja soltera se moría
y sin cesar pedía
al confesor que estaba cerca de ella
la palma y la corona de doncella;
y su afán era tanto
que era capaz de impacientar a un santo,
aunque no lo mostrase el padre cura,
hombre muy ponderable de dulzura.
Una de tantas veces, sin embargo,
que estaba repitiéndole el encargo
nuestra virgen anciana
por centésima vez en la mañana,
aburrido el pastor de aquel tema
a la vieja le dijo con gran flema:
“Mire, tía Pascuala, que la cosa
es algo peligrosa,
pues si su doncellez no es verdadera,
y la van a enterrar de esta manera
cubierta con insignias virginales,
el menor de sus males
será ir al infierno en cuerpo y alma
tan solo por la culpa de la palma;
mírese bien en ello, madre mía,
y no le salga cara su porfía.
“El Señor”, le responde, “me es testigo
que no reza conmigo
eso que usted acaba de decirme.
¡Si por algo no temo yo el morirme…!
Ello… en fin… es del todo… indiferente,
Pero… mejor será… porque la gente
no vea… vanidad en mi persona,
que me entierren sin palma ni corona”.


LUIS LLORÉNS TORRES




Anhelos



Oh, los anhelos de mi amor insanos.
Quiero empañar tus límpidos cristales
y ver palidecer esos corales
sobre las perlas de tu boca ufanos.
Quiero que llore, herida en sus arcanos,
tu fuente de rosados manantiales
y que tiemble en tus tiernos maizales
la panoja rindiéndome sus granos.
Yo quiero ser tu vórtice y tu freno;
en el oleaje de tu amor, la roca;
noche en el sol de tu mirar sereno;
sol en la noche que tu trenza evoca;
serpiente en los nidales de tu seno;
y abeja en los panales de tu boca.



SAFO




Eros ha sacudido mis entrañas…


  
Eros ha sacudido mis entrañas
como un viento abatiéndose en el monte
sobre las encinas.



WALLADA BINT AL-MUSTAKFI




El hexágono



Tu apodo es el hexágono, un epíteto
que no se apartará de ti
ni siquiera después de que te deje la vida:
pederasta, puto, adúltero,
cabrón, cornudo y ladrón.


ELIZABETH BARRETT BROWNING




Cuando nuestras dos Almas



Cuando nuestras dos almas se alzan firmes,
cara a cara, silenciosas, dibujando intimidades,
hasta que la extensión de nuestras alas se quiebra,
lacerando cada recodo, quemando cada curva.
Entonces ¿qué amargura de la tierra puede opacarnos
sin que en el otro encontremos eterno consuelo?
Piensa que, escalando alto, los ángeles nos contemplan;
deseando derramar una dorada, una perfecta melodía
sobre nuestro abismal y querido silencio.
Demoremos nuestros pasos por el mundo, amado mío;
huyendo del humor inestable de la humanidad
que aisla cruelmente a los puros espíritus.
Hagamos juntos un sitio donde permanecer de pie,
donde la felicidad de las horas sea amarnos por un día,
rodeados por la Oscuridad como única compañía.