"Un poema si no es una pedrada -y en la sien- es un fiambre de palabras muertas" Ramón Irigoyen
lunes, 15 de julio de 2019
GALVARINO PLAZA
Arte poética
Empeci / Nada sima (: hoyo profundo, abismo)
infancia hasta
los huesos.
Residuos mondos, Ultimo amor o adveni / Miento. Pulidos ros-
tros, inexactos o exactos equivalentes de la
memoria.
Superficie de enquistada taracea. Quienes los robados can-
tos, los ajenos frutos entre los que no soy
Dios,
sino abismado espectro / límite extremo / salvada o insal-
vable distancia: semejanzas, coincidencias.
Horizontal fulgor su degüello.
De: “Desfigurantes referencias”
los huesos.
Residuos mondos, Ultimo amor o adveni / Miento. Pulidos ros-
tros, inexactos o exactos equivalentes de la
memoria.
Superficie de enquistada taracea. Quienes los robados can-
tos, los ajenos frutos entre los que no soy
Dios,
sino abismado espectro / límite extremo / salvada o insal-
vable distancia: semejanzas, coincidencias.
Horizontal fulgor su degüello.
De: “Desfigurantes referencias”
RODOLFO SERRANO
Manual para salvar el odio
Cuando ella o él te dejen, no perdones,
niégate a comprenderlo.
Cultiva bien tu odio, nunca seas
generoso en palabras o en olvido.
Cuando ella o él te dejen, nunca digas
adiós, o qué vamos a hacerle.
Maldice cada letra de su nombre.
Y júrale odio eterno mirándole a los ojos.
Cuando ella o él te dejen, nunca creas
ni justificaciones ni promesas
y busca las palabras más hirientes
el insulto más infame que conozcas.
Cuando ella o él te dejen, nunca juegues
a ser Rick perdido en Casablanca.
Provoca llanto, dolor, remordimientos
y que el adiós te corte igual que una cuchilla.
Porque cuando ella o él te dejan, habrá alguien
tarde o temprano esperando en otra esquina
y volverán a gozar en otros brazos
y dirán "te amo". Y "ven, dámelo todo".
Y olvidarán. ¿Para qué, entonces,
mentir? Que ella o él se lleven
-aunque dure bien poco- nuestro odio
igual que una bandera. Para siempre.
De: “Especial para cócteles”
niégate a comprenderlo.
Cultiva bien tu odio, nunca seas
generoso en palabras o en olvido.
Cuando ella o él te dejen, nunca digas
adiós, o qué vamos a hacerle.
Maldice cada letra de su nombre.
Y júrale odio eterno mirándole a los ojos.
Cuando ella o él te dejen, nunca creas
ni justificaciones ni promesas
y busca las palabras más hirientes
el insulto más infame que conozcas.
Cuando ella o él te dejen, nunca juegues
a ser Rick perdido en Casablanca.
Provoca llanto, dolor, remordimientos
y que el adiós te corte igual que una cuchilla.
Porque cuando ella o él te dejan, habrá alguien
tarde o temprano esperando en otra esquina
y volverán a gozar en otros brazos
y dirán "te amo". Y "ven, dámelo todo".
Y olvidarán. ¿Para qué, entonces,
mentir? Que ella o él se lleven
-aunque dure bien poco- nuestro odio
igual que una bandera. Para siempre.
De: “Especial para cócteles”
MARÍA ELOY-GARCÍA
Envejecimiento y estrés oxidativo
entre otras situaciones
parece que la oxidación de las lipoproteínas
de baja densidad eledéele
juega un papel significativo en la aterogénesis
el acúmulo de colesterol en las lesiones ateroscleróticas
no se debe a la captación de eledéle por el receptor de eledéele
del tipo estándar o brown / goldstein
sino al engullimiento de eledéele oxidada
a traés de la isoforma con mezcla racémica de eledéele depuradora/
una segunda isoforma en la célula de depósito
reconoce, también, células apoptóticas
la vitamina e, pero no el beta-caroteno
es efectiva en la protección de las eledéele
frente al estrés oxidativo
parece que la oxidación de las lipoproteínas
de baja densidad eledéele
juega un papel significativo en la aterogénesis
el acúmulo de colesterol en las lesiones ateroscleróticas
no se debe a la captación de eledéle por el receptor de eledéele
del tipo estándar o brown / goldstein
sino al engullimiento de eledéele oxidada
a traés de la isoforma con mezcla racémica de eledéele depuradora/
una segunda isoforma en la célula de depósito
reconoce, también, células apoptóticas
la vitamina e, pero no el beta-caroteno
es efectiva en la protección de las eledéele
frente al estrés oxidativo
MARIO MELÉNDEZ
Pequeña y deshabitada
Mi pequeña y deshabitada amiga
contigo mi corazón
perdió la muela del juicio
mis versos largos
tocaron la punta de tu lengua
y arranqué tu boca a pedazos
Se abrió la puerta
al otro lado de tu carne
y entré con pies y manos
a reconocerte
vinieron a buscarme tus pechos
tus piernas salieron al encuentro
de lo que antes durmió entre ellas
y tuve ganas de gritar
de quedarme adentro
de poblar tus calles y tu sangre
Pequeña mía, deshabitada amiga
qué haremos con este incendio
que abraza cuerpo y alma
qué haré contigo, amor
si te desnudan mis palabras
MARIO MORALES
…
pero mientras haya hombres que no tengan tiempo para ser hombres
mientras exista un solo niño que no recuerde ninguno de los lugares
donde fue niño
mientras los disparos no se vuelvan lágrimas
mientras otros nos atajen las balas
mientras continuemos charlando sobre la amistad y tratemos
al amigo como un libro para subrayar solo en algunas líneas interesantes
mientras el verbo no sea también encarnar los pétalos vivos de la rosa
junto a todas las verdades y los virus del hombre
mientras la verdad de algunos diarios sea más urgente
que la verdad de no leerlos
mientras suceden estas cosas dudo
si aún puedo continuar
a solas
con mis palabras
ahora
que ellas están solas y necesitan más que nunca
mi soledad
MARIO MONTALBETTI
Para la tempestad
A comienzos de año escribí un poema que
comenzaba
el sol cae, las estaciones se suceden, las nubes flotan sin dirección.
Luego de unos cuantos versos más empleando ese tono más bien oriental
quebré el progreso del poema y dije
cambio todo eso por una sopa dan dan mian
llena de vida mamífera flotando arruinada en su superficie.
El poema era sobre el chifa Hou Wha en Miraflores,
un restaruant elegante en Carlos Tenaud con Paseo de la República.
La elección del local no es gratuita: es el chifa
predilecto del Presidente García. Ahí va con sus amigos,
ahí celebra, ahí se reúne, festivo, consigo mismo.
El proceso retórico que quería emplear era el de comparar
la descuartización de cangrejos, la ingesta de ostiones,
las manchas de sillau en los manteles blancos,
las fuentes de chancho asado devueltas a medio comer,
y las risas humanas que emergen de los apartados,
con ciertos excesos que ocurren en el país.
Entiendo que hablar de comida es feo
pero a veces la verdad se dice en listas:
nabos fríos, tamarindos, huesos de pato, té lapsang.
Es un poema largo en el que también hablo de un cuadro
que cuelga sobre una mesa laqueada
en el que con un mismo trazo el artista dibuja
los acantilados y la luna.
En un pasaje del poema, a través de una de las ventanas del chifa,
aparece un taxi transitando por Paseo de la República
con una calcomanía del Che en la luna posterior y escribo que eso
(una calcomanía del Che en la luna posterior de un taxi)
es lo más cercano que hemos llegado al socialismo en este país.
El poema acaba poco después con los versos
es inútil, la naturaleza ha muerto.
Lo titulé “El Chifa de García” y no está mal
pero no expresa verdaderamente lo que quiero decir.
Se parece demasiado a otros poemas que he escrito antes,
y habla justamente de comida que es uno de esos excesos
en contra de los cuales apuntan sus versos.
Luego de ese poema escribí otro que lleva por título “Dinastía Wong”.
“Dinastía Wong” habla sobre el monumento al Becerro de Oro
que se ha construido en San Isidro y que es un lugar de peregrinación
de agentes de bolsa, administradores, MBAs, economistas, inversores,
expertos en liderazgo, cambistas de dólares y emprendedores.
El poema está situado en un futuro no muy distante.
Hay un par de versos en los que escribo
el emperador y los mineros tienen sus aposentos
en el valle de Pachacama. La capital ya no existe.
El ambiente es más bien desagradable. Escribo
toda la comida es carne humana y rábanos
que han resultado ser singularmente resistentes.
El poema tampoco está mal pero otra vez se parece demasiado
a cosas que ya he escrito antes y por eso no me agrada del todo.
Luego de ese par de poemas, dejé de escribir y pasó el invierno.
Fue entonces que Nicolás Cabral llamó a invitarme a escribir
en La Tempestad y no sabía bien qué decirle.
Por un lado quería aceptar pero por otro
no tenía nada nuevo que pudiera enviarle y repetir lo mismo
me parece auto-complaciente y finalmente, aburrido.
Los poemas no dicen gran cosa estos días.
Mis poemas no dicen gran cosa estos días.
Resolví entonces hacer lo siguiente: primero, explicar la razón
de mi silencio (que ahora ya la saben: todo lo que escribo ahora
se parece demasiado a lo que he escrito antes) y segundo excusarme
o tal vez repetir los versos finales de “El Chifa de García”:
es inútil, la naturaleza ha muerto.
el sol cae, las estaciones se suceden, las nubes flotan sin dirección.
Luego de unos cuantos versos más empleando ese tono más bien oriental
quebré el progreso del poema y dije
cambio todo eso por una sopa dan dan mian
llena de vida mamífera flotando arruinada en su superficie.
El poema era sobre el chifa Hou Wha en Miraflores,
un restaruant elegante en Carlos Tenaud con Paseo de la República.
La elección del local no es gratuita: es el chifa
predilecto del Presidente García. Ahí va con sus amigos,
ahí celebra, ahí se reúne, festivo, consigo mismo.
El proceso retórico que quería emplear era el de comparar
la descuartización de cangrejos, la ingesta de ostiones,
las manchas de sillau en los manteles blancos,
las fuentes de chancho asado devueltas a medio comer,
y las risas humanas que emergen de los apartados,
con ciertos excesos que ocurren en el país.
Entiendo que hablar de comida es feo
pero a veces la verdad se dice en listas:
nabos fríos, tamarindos, huesos de pato, té lapsang.
Es un poema largo en el que también hablo de un cuadro
que cuelga sobre una mesa laqueada
en el que con un mismo trazo el artista dibuja
los acantilados y la luna.
En un pasaje del poema, a través de una de las ventanas del chifa,
aparece un taxi transitando por Paseo de la República
con una calcomanía del Che en la luna posterior y escribo que eso
(una calcomanía del Che en la luna posterior de un taxi)
es lo más cercano que hemos llegado al socialismo en este país.
El poema acaba poco después con los versos
es inútil, la naturaleza ha muerto.
Lo titulé “El Chifa de García” y no está mal
pero no expresa verdaderamente lo que quiero decir.
Se parece demasiado a otros poemas que he escrito antes,
y habla justamente de comida que es uno de esos excesos
en contra de los cuales apuntan sus versos.
Luego de ese poema escribí otro que lleva por título “Dinastía Wong”.
“Dinastía Wong” habla sobre el monumento al Becerro de Oro
que se ha construido en San Isidro y que es un lugar de peregrinación
de agentes de bolsa, administradores, MBAs, economistas, inversores,
expertos en liderazgo, cambistas de dólares y emprendedores.
El poema está situado en un futuro no muy distante.
Hay un par de versos en los que escribo
el emperador y los mineros tienen sus aposentos
en el valle de Pachacama. La capital ya no existe.
El ambiente es más bien desagradable. Escribo
toda la comida es carne humana y rábanos
que han resultado ser singularmente resistentes.
El poema tampoco está mal pero otra vez se parece demasiado
a cosas que ya he escrito antes y por eso no me agrada del todo.
Luego de ese par de poemas, dejé de escribir y pasó el invierno.
Fue entonces que Nicolás Cabral llamó a invitarme a escribir
en La Tempestad y no sabía bien qué decirle.
Por un lado quería aceptar pero por otro
no tenía nada nuevo que pudiera enviarle y repetir lo mismo
me parece auto-complaciente y finalmente, aburrido.
Los poemas no dicen gran cosa estos días.
Mis poemas no dicen gran cosa estos días.
Resolví entonces hacer lo siguiente: primero, explicar la razón
de mi silencio (que ahora ya la saben: todo lo que escribo ahora
se parece demasiado a lo que he escrito antes) y segundo excusarme
o tal vez repetir los versos finales de “El Chifa de García”:
es inútil, la naturaleza ha muerto.
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