"Un poema si no es una pedrada -y en la sien- es un fiambre de palabras muertas" Ramón Irigoyen
martes, 26 de septiembre de 2017
FRANCISCO DE LA TORRE
Sigo,
silencio, tu estrellado manto
de transparentes lumbres guarnecido,
enemiga del sol esclarecido,
ave nocturna de agorero canto.
de transparentes lumbres guarnecido,
enemiga del sol esclarecido,
ave nocturna de agorero canto.
El
falso mago amor con el encanto
de palabras quebradas por olvido
convirtió mi razón y mi sentido;
mi cuerpo no, por deshacelle en llanto.
de palabras quebradas por olvido
convirtió mi razón y mi sentido;
mi cuerpo no, por deshacelle en llanto.
Tú, que
sabes mi mal, y tú, que fuiste
la ocasión principal de mi tormento,
por quien fui venturoso y desdichado,
la ocasión principal de mi tormento,
por quien fui venturoso y desdichado,
oye tú
solo mi dolor, que al triste
a quien persigue cielo vïolento,
no le está bien que sepa su cuidado.
a quien persigue cielo vïolento,
no le está bien que sepa su cuidado.
ADOLFO BURRIEL
La caja gris
La caja gris
-perdida lejanía-,
lejanamente gris,
perdida en paraísos
de sueños de manzanas.
La caja gris
-ánfora de metal manchado-,
manchadamente gris,
ángeles vengativos
de viajes y de pájaros.
La caja gris
-cerrada, gris-,
cerradamente gris,
la caja gris
que adivinó la muerte de la rosa.
De: "Furtivos días"
La caja gris
-perdida lejanía-,
lejanamente gris,
perdida en paraísos
de sueños de manzanas.
La caja gris
-ánfora de metal manchado-,
manchadamente gris,
ángeles vengativos
de viajes y de pájaros.
La caja gris
-cerrada, gris-,
cerradamente gris,
la caja gris
que adivinó la muerte de la rosa.
De: "Furtivos días"
IVÁN TUBAU
Estoy,
amor, en Sóller.
He venido en el tren.
Escribo una postal
y la meto en el sobre.
Recuerdo aún tu nombre
y el Apartado 3
de Correos de un pueblo
donde nunca estaré.
Ven a salvarme, amor:
he naufragado ya.
Escribo con mi sangre
en un feble papel.
La botella está rota
y no lleva tapón.
La mar está movida,
se acerca el huracán.
Ven a salvarme, amor
He venido en el tren.
Escribo una postal
y la meto en el sobre.
Recuerdo aún tu nombre
y el Apartado 3
de Correos de un pueblo
donde nunca estaré.
Ven a salvarme, amor:
he naufragado ya.
Escribo con mi sangre
en un feble papel.
La botella está rota
y no lleva tapón.
La mar está movida,
se acerca el huracán.
Ven a salvarme, amor
De: "La quijada de Orce"
ANDRES TRAPIELLO
El amor de las cosas
Y me senté por descansar del día
junto al gran ventanal
y estuve allí no sé qué largo rato.
Cansado estaba y triste y sin propósito
viendo correr el agua de la fuente.
Los del jardín eran colores foscos,
verdes que se enlutaban y unas rosas
al pie de una escalera por la lluvia
gastados. Y allí mismo, en un rincón,
bajo el naranjo agrio,
las viejas herramientas
que dejó el jardinero,
la esterilla de esparto y el hocino
de primitivo aspecto, curvo y negro.
Se deshacía el día en fino polvo
de oro, el agua por el canalillo
de barro apenas se atrevía al ruido
y a su torre volvían las palomas.
No era de noche aún, sino de azul,
de un azul muy intenso.
Vino el amor entonces
a mi lado a quedarse,
el amor de las cosas del huerto,
parte del cual estaba ya sembrado
y esperaba su fruto.
Pero de pronto una blanca lechuza
se desplomó del cielo
y me asustó su majestad al verla
detrás de unos laureles remontando;
hasta escuché sus fantasmales alas.
no era de noche aún,
el aire de azucenas perfumado,
y cerré la ventana
y ya no pude recorrer
mi corazón del todo.
Y me senté por descansar del día
junto al gran ventanal
y estuve allí no sé qué largo rato.
Cansado estaba y triste y sin propósito
viendo correr el agua de la fuente.
Los del jardín eran colores foscos,
verdes que se enlutaban y unas rosas
al pie de una escalera por la lluvia
gastados. Y allí mismo, en un rincón,
bajo el naranjo agrio,
las viejas herramientas
que dejó el jardinero,
la esterilla de esparto y el hocino
de primitivo aspecto, curvo y negro.
Se deshacía el día en fino polvo
de oro, el agua por el canalillo
de barro apenas se atrevía al ruido
y a su torre volvían las palomas.
No era de noche aún, sino de azul,
de un azul muy intenso.
Vino el amor entonces
a mi lado a quedarse,
el amor de las cosas del huerto,
parte del cual estaba ya sembrado
y esperaba su fruto.
Pero de pronto una blanca lechuza
se desplomó del cielo
y me asustó su majestad al verla
detrás de unos laureles remontando;
hasta escuché sus fantasmales alas.
no era de noche aún,
el aire de azucenas perfumado,
y cerré la ventana
y ya no pude recorrer
mi corazón del todo.
De: "El mismo libro"
STELLA DÍAZ VARÍN
Breve historia de mi vida
Comando
soldados.
Y les
he dicho acerca del peligro
de
esconder las armas
bajo
las ojeras.
Ellos
no están de acuerdo.
Y como
están todo el tiempo discutiendo
siempre
traen perdida la batalla.
Uno ya
no puede valerse de nadie.
Yo no
puedo estar en todo;
para
eso pago cada gota de sangre
que se
derrama en el infierno.
En el
invierno, debo dedicarme
a
oxidar uno que otro sepulcro.
Y en
primavera, construyo diques
destinados
a los naufragios.
Así es, en fin…
Las
cuatro estaciones del año
no me
contemplan, sino trabajando.
Enhebro agujas
para
que las viudas jóvenes
cierren
los ojos de sus maridos,
y
desperdicio minutos, atisbando
a la
entrada de una flor de espliego
de una
simple abeja,
para
separarla en dos,
y verla
desplazarse:
la
cabeza hacia el sur
y el
abdomen hacia la cordillera.
Así es
como el
día de Pascua de Resurrección
me
encuentra fatigada,
y sin
la sombra habitual
que nos
hace tan humanos
al
decir de la gente.
FRANCISCO SEGOVIA
Fundamos esta ciudad como las
otras
echando
una lápida a la tierra
porque
a eso siempre se regresa.
Y la
hincamos en medio del desierto
por ver
en las ráfagas de arena que la cruzan
cómo
trenza el embalsamador sus vendas. ☥
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