domingo, 6 de agosto de 2017


LAURA CASIELLES




Sidi Kaouki
Zona temporalmente autónoma



Hay mujeres que escriben
donde las mujeres no hablan,
hay revueltas pacíficas
que derrocan a reyes sanguinarios,
hay poemas que aciertan,
mercaderes que hacen regalos,
hay música en mitad de la batalla,
fresas entre las matas,
hay gente que se encuentra y se entiende, hay
súbitos sorprendentes triunfos del amor sin condiciones:

hay paraísos,
hay pequeños y precarios paraísos

por los que caminamos
como por una larga playa de un mar bravío
en la que huele a pescado a la brasa y se ríe y se baila
y se juega sin reglas y nos balanceamos
al unísono en grandes hamacas de tela roja
y todos nos abrazamos y olvidamos todos,

y todos vehementemente olvidamos,

olvidamos todos con alegre vehemencia

que antes o después
se va a terminar
el fin de semana.


De: Las señales que hacemos en los mapas



MARTA JAZMÍN GARCÍA NIEVES



  

Silencio de un Kamikaze



Quería volar
y otro pájaro que me encontrara
o algún vértigo que me doliera
en la mitad del miedo.
Quería desvanecer
la geometría del precipicio
colagenado de intentos.
Verter el no ser
de las voluntades abiertas.
Decantar mi existencia en el mar,
hasta fruncirlo
en archipiélagos
de luces y sombras.



RICARDO PLATA SOTO




Domingo



Tu cuerpo despierta con los primeros
bostezos del día,
la campana del alba suena ocho veces.
Es domingo con sabor a sábado por la noche
es domingo y amaneciste en mis brazos,
en la televisión hay futbol
deporte que no te agrada,
te amarras a mi boca con un beso
volvemos a abrazarnos
y el amor es un niño aletargado.
Es domingo,
duermes con la claridad de una recién nacida
como si yo no estuviera a tu lado,
volvemos a dormir
y sueño contigo
despierto y sigues aquí.


VICENTE ROBALINO




Cansado de repetirse



El mar avanza como un presentimiento
está cansado de repetirse en una misma marcha
de ser él mismo la fatiga y el camino
la voz y el eco
de llevar a sus espaldas las garzas del deseo
de amanecer joven y anochecer con una vejez imperdonable
de resucitar tantas veces hasta caer en el escepticismo.
El mar está harto de la impostada sabiduría del paisaje
que prefiere hundirse en su melancólico traje de ermitaño
y dejar que las palabras huyan de su boca como el sueño de
la vigilia.

Tan agobiado de luz y de escandalosas tempestades
que ha decidido dejarse morir para ver
si alguien se compadece de sus huesos en la orilla.



CHRISTIAN ZURIETA




Proverbio



El espacio para la travesura
es inevitable.
Solo a veces,
un milagro.

Al ver a sus pequeños adversarios,
sintió la crisálida de la nostalgia
en el recuerdo extrañado

de su niño interior.

SANTIAGO GRIJALVA




Destino



Mi hijo iba a ser poeta.
Por suerte
aún carece de madre.