domingo, 30 de noviembre de 2025


 

GLADYS MENDÍA

 


Mundo

 

 

nuestro mundo son las voces
hablan tan fuerte que es imposible no escucharlas
nuestra diversidad asusta
quieren que seamos una masa
que hablemos igual que escribamos igual
las voces guaraníes son una amenaza al neoliberalismo
las voces mapuche son bombas a punto de explotar
las voces mayas son un acto de subversión
las voces wayúu son disparos al sistema
las voces quechua son misiles explotando las instituciones
nuestra diversidad es un atentado
camino por las calles de mi barrio
y los represores han hecho un excelente trabajo
masificados todos uniformados todos  anestesiados todos
cosificados en el tránsito siguiendo la señalética
acelerando en las autopistas
estrellados sin luz
soñando con la desobediencia

 

 

JARL RICARDO BABOT



Dicen que estoy solo

  

Dicen que estoy solo
con mis trigales, mis cuervos, mis girasoles.

Sé que estoy solo
con mis trigales, mis cuervos, mis girasoles.

¡Mirad bien! Que hay en ellos
niños
viejos
mujeres y caminos

que son verdaderos cipreses
y me dan la bondad de la sombra

cuando los altos soles de julio
—enloquecidos— se desprenden

y me persiguen.

Van Gogh, Van Gogh. Panamá, 1978.



De: “La pequeña orquesta”.

 

FLORIDOR PÉREZ

 

  

Al finao de Rokha

 

 

Aquí donde usted me ve,

en medio del potrero

y en mitad del camino de la vida,

veinte o más años antes de pegarme

como usted un tiro, emberrado, enrabiado

gritándoles ¡carajo!

a los pájaros

que me arrancan el trigo,

cojo un grano pensando en la espiga,

en las trillas de antaño

y en la bien llamada dulce chupilca

que hubiéramos tomado juntos.

 

 

RAQUEL JODOROWSKY

 

  

La noche por arriba

 

 

La noche sube del suelo
Con un corazón de alas redondas
Humo de oscuridad que nos abraza
Mientras duermen los astros.
¿Quién eres lo que se llama noche
Alzada como trigo sarraceno negro?
Gran Madre varonil, Gran Padre vestido de abuela,
Con leves huesos de mosca, tul o pestañas de flor
De pronto maduras como fruta de hierro
Y apareces, abarcas, envuelves
Transformando los bosques verdes en hojas de carbón
Cual grillete pegado en la piel del mundo
Sombra derramada noche
que aspiras el silencio caliente de lo humano
cubres, pasas, decapitas lo movible
guardando en tu bolsillo las vidas y los muertos
en una gran lágrima llena de amor.

Quisiera saber adónde queda
La caverna del abierto cielo
Ahí donde lanzas el grito contenido
Quiebras los tentáculos de la negrura y retrocedes
Invadida por la luz enemiga
Por el triunfo del alba
En el brillo de las piedras y las plumas.
Bajas tu párpado gigante
Telón que cierra la ciudad hostil
Huyes de la claridad
Arrastrando tu sombra llena de clavos
Noche de cabeza acorazada
Escondiendo los cráteres, tus pinzas
Noche herida como perro acorralado.

Mientras nosotros en la mortal existencia
Seguimos suspendidos observando la eternidad
Del presente y del pasado
De las guerras de la noche
Contra las guerras de la luz.

 

 

RIGOBERTO GÓNGORA

 

  

Los actores caminan

 

 

Una manera de decirte adiós,
mi perro vagabundo,
una manera de llorar mirando al cielo,
como si dijeran que la mente
se pudiera meter en el bolsillo.
La desesperación
quiebra cánones,
apariencias,
mitos.
Constantemente estamos en el viaje,
morimos y anclamos.
Aun así nuestro silencio traga historia,
se mete en el rincón más oscuro
a escupir,
orina las flores allí, por ahí,
como quien dice
juguemos una pequeña aventura.
Dicen algunos poseer la verdad,
pero esta no se compara ni se dialoga.
Simplemente los actores caminan
queriendo desquitarse la patada.
Los pantalones vuelan
porque no hubo reloj, desayuno,
golpe de doce ni zope de cena.
Alguien dice: actuamos sólo fuera del escenario.
Cierto.
La piedra duele al mostrarla
y mejor la aventamos,
y escondemos las uñas.
Aullamos, además,
o maullamos, acaso,
pero no somos ni perros ni gatos.

 

ZHIVKA BALTADZHIEVA

 

 


 

 

Aunque el sentido insiste en permanecer en ti

 

hay tantas preguntas

que la temperatura de la respuesta sin encontrar

rebasa los límites y los limbos. Extrañeza

sienten los objetos, los amados, el paisaje,

las nubes se quedan suspendidas

en el horizonte. Cae

el párpado del Universo reptil. ¿Y si hay allí

una pupila que te mira y ve,

podrás saberlo? ¿O solo vibrarás,

imaginando su luz, su noche oscura, su temblor?

 

¿Ininteligible?

 

De: “En el sinlenguaje”