sábado, 10 de mayo de 2014

RUBÉN DARÍO



 

 


A Domingo Bolívar.

 

 

Hermano, tú que tienes la luz, dime la mía.
Soy como un ciego. Voy sin rumbo y ando a tientas.
Voy bajo tempestades y tormentas
Ciego de sueño y loco de armonía.

 
Ese es mi mal. Soñar. La poesía
Es la camisa férrea de mil puntas cruentas
Que llevo sobre el alma. Las espinas sangrientas
Dejan caer las gotas de mi melancolía.

 
Y así voy, ciego y loco, por este mundo amargo;
A veces me parece que el camino es muy largo,
Y a veces que es muy corto...


Y en este titubeo de aliento y agonía,
Cargo lleno de penas lo que apenas soporto.
¿No oyes caer las gotas de mi melancolía?

 

 

HELENA RAMOS



 

Perros muertos

 


En los cauces, predios y carreteras,

hinchados de calor, con las tripas afuera

—allí están.

Exhalan

un hedor dulzón y pesado:

olor a muerte.

Grandes pequeños negros amarillos

color blanco sucio

—allí están.

Nadie los llora.

Igual que entre nosotros,

la rueda del hambre y de la muerte

pasa primero sobre los pobres.

 

 

CAROLA BRANTOME


 
 

Palabras que van al viento

 
 

Me aferro a palabras como:

hormiga, reloj, alborozo, tic,

lluvia, corazón, barco, eternidad.

Me quedo colgada de estas palabras,

riendo, viéndolas venir a mí,

hasta aquí, a este lugarcito

en que elevo mi corazón volatinero.

Elevo mis manos

como barriletes para que lleguen

a los palos del patio de tu casa

a sacudir las hojas y caiga la lluvia

que se entretuvo en ellas.

Y recibo tus poemas que son asuntos,

palabras que son historias.

Poemas que puede decir un niño,

contar, platicar.

Poesillas palabreadas,

como las que dos personas

se pueden decir una tarde sentadas en el patio;

un patio que puede ser la infancia.

Una tarde con dibujos de humo

sobre las tejas de la cocina.

Y te devuelvo poemitas

que son como cositas,

como panecitos tibios,

como pancita de niño panzón.

En este instante te puedo decir nada,

que es la infinitud de mi entrega,

la eternidad de mi ansiado

corazón, tun, tun.

Mi precaria nostalgia,

mi amor atolondrado.

Poemitas como chotitos,

como tiestos de barro,

como estrellas,

un arrú, rrú, rrú, dormite mi niño,

si no te dormís...

Un poema que diga:

la algarabía de los pájaros

a las cinco de la mañana,

cuando se ve el azul cenizoso,

húmedo de las montañas en los días de lluvia,

cuando se siente el olor a tierra mojada.

 

 

MARCIA ONDINA MANTILLA


 
 

Relativo



 

Este silencio es relativo

porque puedo escuchar con nitidez

la segundea del reloj

las voces que llegan hasta mí

como un murmullo

el ruido del televisor

de alguna casa vecina.

Es el silencio de una noche

que aún no termina

de adormecer la ciudad.

Cuando el reloj marque las doce

y sean muchos más

los vencidos por el sueño

continuará

su inquebrantable relatividad.

Llegará la madrugada

con sus acostumbrados sonidos

el canto de los gallos

los transeúntes rumbo a su quehacer

pasando ante mi puerta

la carreta con leña

los deportistas que madrugan

y en mi habitación

me atrapará la mañana.

 

GEMA SANTAMARÍA



 

Exilio


 

Me encuentro exiliada de tu cuerpo.

Resguardada en el silencio azulado de

este espacio. Tiñendo con olvido los pesares

cual nocturno a sus estrellas.

El destierro me hace sombra de recuerdos.

Reconozco lo que es mío:

este cuerpo delineado en el reflejo,

mis contornos mordisqueados por vacíos.

El tiempo me devora con su aliento,

sus fauces van lamiendo las heridas.

La nostalgia se desprende silenciosa

como el otoño al desnudar a los almendros.

En el exilio, te he bebido en cada verso,

el elixir de tus sienes en un cáliz de mil rostros.

Los lamentos van besando sus suspiros, y yo,

devorando en cada estrofa tus sentidos.

Me encuentro exiliada, mas ya no soy la sombra

carcomida por tu idilio.

Hoy, soy la noche palpitante...

Reconozco lo que es mío.

 

 

TANIA MONTENEGRO


 

 

El ñatazo

 
 
 

¡oh Gsik!

Ella ama a varios hombres

Que son eso-y-más.

El más provoca reacciones encontradas en todos,

algunos de ellos se sienten halagados con la

observación.]

Uno se niega totalmente a aceptarlo.

Pero Ella ama a las mujeres escondidas en cuerpos

masculinos,

por eso se siente lesbiano,

como también le gustan los hombres se siente homosexual,

y como es un hombre en el cuerpo equivocado

se siente lo que llaman transexual y bisexual.

Pero es feliz en el cuerpo femenino porque como en el

fondo se ]

siente hombre le gustan las mujeres,

y se disfruta a sí mismo sintiéndose Sí misma.

Y entonces Sí misma se ama toda.

Piensa:

Él es una aguja cosida a la lengua, el manjar de una cena para

dos.

Él entra y sale sin entrar, sale y entra sin entrar...

y sin entrar-entra.

Él acalora sin calor.

Él duele y desaparece.

Y entonces llega ella.

Sí misma baila con ella espalda con espalda

y pantorrilla con pantorrilla.

Ella se fija en ella.

Ellas se miran y enloquecen.

Él sonríe.