Relativo
Este
silencio es relativo
porque
puedo escuchar con nitidez
la
segundea del reloj
las
voces que llegan hasta mí
como
un murmullo
el
ruido del televisor
de
alguna casa vecina.
Es
el silencio de una noche
que
aún no termina
de
adormecer la ciudad.
Cuando
el reloj marque las doce
y
sean muchos más
los
vencidos por el sueño
continuará
su
inquebrantable relatividad.
Llegará
la madrugada
con
sus acostumbrados sonidos
el
canto de los gallos
los
transeúntes rumbo a su quehacer
pasando
ante mi puerta
la
carreta con leña
los
deportistas que madrugan
y
en mi habitación
me
atrapará la mañana.
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