sábado, 10 de mayo de 2014

CAROLA BRANTOME


 
 

Palabras que van al viento

 
 

Me aferro a palabras como:

hormiga, reloj, alborozo, tic,

lluvia, corazón, barco, eternidad.

Me quedo colgada de estas palabras,

riendo, viéndolas venir a mí,

hasta aquí, a este lugarcito

en que elevo mi corazón volatinero.

Elevo mis manos

como barriletes para que lleguen

a los palos del patio de tu casa

a sacudir las hojas y caiga la lluvia

que se entretuvo en ellas.

Y recibo tus poemas que son asuntos,

palabras que son historias.

Poemas que puede decir un niño,

contar, platicar.

Poesillas palabreadas,

como las que dos personas

se pueden decir una tarde sentadas en el patio;

un patio que puede ser la infancia.

Una tarde con dibujos de humo

sobre las tejas de la cocina.

Y te devuelvo poemitas

que son como cositas,

como panecitos tibios,

como pancita de niño panzón.

En este instante te puedo decir nada,

que es la infinitud de mi entrega,

la eternidad de mi ansiado

corazón, tun, tun.

Mi precaria nostalgia,

mi amor atolondrado.

Poemitas como chotitos,

como tiestos de barro,

como estrellas,

un arrú, rrú, rrú, dormite mi niño,

si no te dormís...

Un poema que diga:

la algarabía de los pájaros

a las cinco de la mañana,

cuando se ve el azul cenizoso,

húmedo de las montañas en los días de lluvia,

cuando se siente el olor a tierra mojada.

 

 

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