Palabras
que van al viento
Me
aferro a palabras como:
hormiga,
reloj, alborozo, tic,
lluvia,
corazón, barco, eternidad.
Me
quedo colgada de estas palabras,
riendo,
viéndolas venir a mí,
hasta
aquí, a este lugarcito
en
que elevo mi corazón volatinero.
Elevo
mis manos
como
barriletes para que lleguen
a
los palos del patio de tu casa
a
sacudir las hojas y caiga la lluvia
que
se entretuvo en ellas.
Y
recibo tus poemas que son asuntos,
palabras
que son historias.
Poemas
que puede decir un niño,
contar,
platicar.
Poesillas
palabreadas,
como
las que dos personas
se
pueden decir una tarde sentadas en el patio;
un
patio que puede ser la infancia.
Una
tarde con dibujos de humo
sobre
las tejas de la cocina.
Y
te devuelvo poemitas
que
son como cositas,
como
panecitos tibios,
como
pancita de niño panzón.
En
este instante te puedo decir nada,
que
es la infinitud de mi entrega,
la
eternidad de mi ansiado
corazón,
tun, tun.
Mi
precaria nostalgia,
mi
amor atolondrado.
Poemitas
como chotitos,
como
tiestos de barro,
como
estrellas,
un
arrú, rrú, rrú, dormite mi niño,
si
no te dormís...
Un
poema que diga:
la
algarabía de los pájaros
a
las cinco de la mañana,
cuando
se ve el azul cenizoso,
húmedo
de las montañas en los días de lluvia,
cuando
se siente el olor a tierra mojada.
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