miércoles, 5 de mayo de 2021


 

CLEMENTINA SUÁREZ

 


 

Sexo

 

 

Sexo,
encarnada rosa,
flor de lujuria
por donde salta mi juventud.

 

Ánfora llena
de sensaciones
y vibraciones,

 

arpa que vibra,
que llora y gime
voluptuosidades.

 

Lirio encendido
en el altar de fuego
de roja estancia…

 

Desgarrado fuiste
por su loca furia
en aquella tarde.

 

En que la divina flor
de vida y amor,
en ofrenda a su amor yo di.

 

Pero yo te bendigo
gruta maravillosa
porque la vida me diste

 

y porque en esa flor estropeada
una nueva vida
yo también di…

 

 

 

CLAUDIA MEYER

 


 

No está perdido lo que no encuentra puerto

 

 

No está perdido lo que no encuentra puerto
ni a la deriva una barca que extravía su muelle.
Hay viajes cuyo destino es el recorrido, no un espejismo en el horizonte.
Y se vive viento, niebla, mareas cuyo propósito es ir y venir,
olas donde la brújula sonríe con su boca náutica.
Este viaje nos llena manos y ojos de nosotros mismos:
vamos de forasteros e inmigrantes ilícitos
dejando estelas de ausencias y amares a mares.

 

LILIAM JIMÉNEZ

  


Canto a mi propia muerte 

Y quien no está listo para morir
es porque está muerto.
Liobomir Levchev

 


Va caminando la gente
por el viejo cementerio
con pasos cortos y lentos
por avenidas de flores,
bajo abedules erectos.

 

Sobre los hombros el féretro
y en el fondo de su caja
una mujer abrasada
que tuvo cuerpo de cera,
por corazón una llama.

 

El viento gimiendo canta:
la muerte apagó su sueño
lavó su color moreno;
la cubriré con mis alas
en su alcoba de silencio.

 

De azafrán era su cuerpo
y de azabache su pelo,
con un lunar en la cara;
llena de velas el alma
que alumbraba la mirada.

 

Hay cuchillos en sus venas.
Lleva heridas en el pecho,
están fríos sus despojos
y la vista de sus ojos
en la sombra quedó ciega.

 

Tuvo dolores secretos,
tristezas que no quería,
de modo que el tiempo cierto
lo utilizó en dar consuelos
sin dárselos ella misma.

 

Ayer la vida cantaba
en sus poros asombrados.
Hoy su cuerpo se desgrana
en un silencio ondulado
sobre la tierra mojada.

 

El aire esparce semillas
sobre su cuerpo desierto.
La tierra abre su seno
y el río baña su lecho
para que duerma tranquila.



GUSTAVO CAMPOS

 

 

Actualidad

 


¿Y para qué poesía,
si hay violencia?
Decaído, apuesto
la esperanza
de quienes cayeron en mí.
me marcho.
Guardo en mí una ciudad vieja,
aunque mis sueños
se hundan como semilla
en la tierra árida.
¿Podré despedirme
de quienes amo?
¿Podrá mi estrella rota
brotar de una nueva ostra?
¿Podré, acaso,
reflejar tu brillo
en los ojos de quien espera algo?
Me marcho.
Una estrella amarilla
es mi gigante hormiga.
Con rencor y recelo
guardo el amor
contra quienes no lo agradecieron.

 

CARLO ANTONIO CASTRO

  


 

Tímido Ulises

 

 

I

 

Penélope de siempre,
araña araña
las arenas del día,
las aguas
de la noche.
La tela de la vida,
la de la muerte,
araña.

Ósculo aéreo,
palpitación
de miembros,
la tejedora
va, viene, separa
fosos,
ventanales de espera
—bordados de vacío
poliédrico—
abismos ansiosos.

 

Vientre que se recrea,
glándula y pinzas
prodigiosas: telas
de maravilla,
apenas asomantes,
casi intangibles,
delicia
de la yema que explora
arácnidas culturas.
Penélope es la araña.

 

 

II

 

Invitación estética,
la muerte aguarda
(no hablemos de la vida)
estática.
Incansable.
Lo que se obtiene es siempre
producto de una espera,
de una ansiedad reflejo,
de una resurrección
moribunda, laboriosa
ociosidad,
atávico arte,
urgencia abdominal.

 

El arácnido paso
recrea
a cada tramo, hilo por hilo,
la trama entera:
Beso del aire
con la savia animal,
la sabia araña
-la que teje
testifica.

La araña araña
el vuelo de los hilos
temporales y eternos:
poda
las flotantes rebabas.
geométrica
gravitación precede
su atenta vigilancia,
devoradora de segundos
y de terceros.

 

 

III

 

La biología
(no hablemos de la historia)
deja caer la ingrávida
ceniza de las moscas;
y la noche,
su manto azul oscuro
remendado,
zurcido con cien hilos
y puntos blancos
o amarillos.

 

Hay como un arañar
más sutil,
de mas cosquilleante
sabiduría:
el arañar del agua
—luna y nube—
nocturna:
cubica matemática
infinita.
Las lucidas puntadas
del sereno
visten helados paisajes
en la tela de araña.
Liquidas perlas
hacen carambolas
con el iris,
con la estrella,
con el sol que despierta,
con el canto del gallo,
con las ubres calientes,
con los pasos primeros
—bostezantes—,
con el niño
del tiempo,
con el insomne anciano
que busca y quiere asir
-y no se atreve la
tela del instante
que sus ojos araña,
que hace de la suya
mil caras
pasadas.
Tela de la pequeña
araña:
agua, luz y madrugada.

 

 

IV

 

Sé que he perdido el tiempo
(ganado eternidad)
contemplando,
poniendo a secar
esta mojada tela.
Sé que el tiempo he perdido,
confuso Ulises,
mosca verbal,
golosa, tal vez, de la basura
de las palabras.
No sé si tuve
atisbos perdurables.

 

De todos modos
un ocioso arañar ha precedido
mi caída y mi perdida,
mi arácnido sudario,
tela :
Penélope araña eternamente
el tiempo.

 

Soy un Ulises que no encuentra
senderos.
Y me he perdido,
hoy,
en el milagro de una araña
matutina :
tejedora de siempre,
presentida Penélope.

 

 

NELSON LÓPEZ

 


 

Revolcón de amor

 

No se me escapa el sonido
de las pringas que
una a una
formaban aquel chubasco
Chuña anduve
jalando agua de la pila
pasando aquel remedo de río
aquel triste charco
El cántaro
el canto mío y de todos
Risas, lágrimas, piedras incrustadas
en mis delicados pies cuneteros
Mis recuerdos se vuelven en mi contra
atormentando el infame dolor que no amaina jamás
Al unísono
las chiches de las campesinas aplaudían mi llegada
alimentando mi morbo de sagaz vagabundo
apuñalando con sus pezones el deseo pueril
Los recuerdos todos se convierten en un infierno de rosas
en un anhelo que no se recobra como el fuego de un candil
en la sombra del adiós.