"Un poema si no es una pedrada -y en la sien- es un fiambre de palabras muertas" Ramón Irigoyen
miércoles, 16 de noviembre de 2016
ÁNGEL CRUCHAGA
Cuando
cierro los ojos yo sé que me quisiste.
Hasta mi sombra llegan tus ondeadas pestañas.
Vienes en un temblor maravillado y triste
y sin mirar mi muerte ríes y me acompañas.
Hasta mi sombra llegan tus ondeadas pestañas.
Vienes en un temblor maravillado y triste
y sin mirar mi muerte ríes y me acompañas.
Yo
besaré las rosas que perfuman los muros
de mi casa tranquila. Sorberé la belleza
de vetustas ciudades en horizontes puros.
¡Seré como un panal que llora su tristeza!
de mi casa tranquila. Sorberé la belleza
de vetustas ciudades en horizontes puros.
¡Seré como un panal que llora su tristeza!
Antes
de que vinieras era el mundo un sollozo;
en sus redes de plomo me envolvió el sufrimiento.
Iba por los senderos sin hallar el reposo
cuando te acercaste besándome en el viento.
en sus redes de plomo me envolvió el sufrimiento.
Iba por los senderos sin hallar el reposo
cuando te acercaste besándome en el viento.
La
gracia de tu cuerpo, tu hermosa cabellera
viven en mí: los besa mi sangre agradecida.
Algo tuyo hasta Dios iría si muriera.
Mirándome a los ojos has honrado mi vida.
viven en mí: los besa mi sangre agradecida.
Algo tuyo hasta Dios iría si muriera.
Mirándome a los ojos has honrado mi vida.
Yo sé
que me quisiste. Aunque Saturno tienda
sus redes sobre el mundo no besará el latido
que abrió mi corazón cuando vino tu senda.
¡Toda la eternidad estaré conmovido!
sus redes sobre el mundo no besará el latido
que abrió mi corazón cuando vino tu senda.
¡Toda la eternidad estaré conmovido!
JUAN CUNHA
Cómo no estás en mis arterias
Si eres flor cómo no estás fija en un tallo
Apenas balanceada por este aliento que abrasa
Si eres paloma cómo zureando no huyes
Cuando se acerca el cazador rojo de furia roja
Si eres vela cómo no te vas ligera
Como las velas que el río se lleva entre sus dedos
Si eres mi sangre cómo no estás en mis venas
Pasando y repasando mi corazón que no duerme
Si eres flor cómo no estás fija en un tallo
Apenas balanceada por este aliento que abrasa
Si eres paloma cómo zureando no huyes
Cuando se acerca el cazador rojo de furia roja
Si eres vela cómo no te vas ligera
Como las velas que el río se lleva entre sus dedos
Si eres mi sangre cómo no estás en mis venas
Pasando y repasando mi corazón que no duerme
De: "El pájaro que vino de la
noche"
ENRIQUE MORÓN
Canción
Ayer me fui y ayer vine
pero me vuelvo a marchar.
Dichoso el hombre que tiene
casa donde pernoctar
y abrigo para sus hombros
y, para sus labios, pan.
Dichoso el hombre que lleva
ventanas de colegial
y corazón de geranio
y perfumes de azafrán.
Dichoso quien es dichoso
sin poderse desdichar.
Quien tiene muros de piedra
y raíces de olivar.
Ayer me fui y ayer vine
pero me vuelvo a marchar.
DOLAN MOR
Pensando en
Daedalus en un viaje a China
a mi amigo Brueghel
Subes una escalera de mármol
que flota sobre un lago en China
y a medida que te elevas sobre el agua
piensas en el mecanismo del poema.
Cada peldaño que ascienden tus pasos
es igual al misterio que opera
en el verso que construye tu mano.
Cada instante de duda sobre las losas
de piedra, equivale a pisar en el idioma
un artículo, un verbo, un sustantivo.
No te debes fiar de las barandas,
ni de los pasamanos, ni de los adjetivos.
Nunca debes mirar a tus zapatos
ni posar tus dos ojos como pájaros
en el punto de inicio hacia "el arriba".
(Apréndelo de Lot o de Bataille.)
Una vez que comienzas no hay sentido
que no lleve a escribir el vano oficio.
O llegas a la meta y te deslizas
como un niño con alas sobre
un nuevo pasillo, o te dejan caer
con las palabras regadas como vísceras,
envueltas en la sangre que nadie limpiará
en tu caída, rodando en llamas
hacia las oscuras aguas de la hoja.
a mi amigo Brueghel
Subes una escalera de mármol
que flota sobre un lago en China
y a medida que te elevas sobre el agua
piensas en el mecanismo del poema.
Cada peldaño que ascienden tus pasos
es igual al misterio que opera
en el verso que construye tu mano.
Cada instante de duda sobre las losas
de piedra, equivale a pisar en el idioma
un artículo, un verbo, un sustantivo.
No te debes fiar de las barandas,
ni de los pasamanos, ni de los adjetivos.
Nunca debes mirar a tus zapatos
ni posar tus dos ojos como pájaros
en el punto de inicio hacia "el arriba".
(Apréndelo de Lot o de Bataille.)
Una vez que comienzas no hay sentido
que no lleve a escribir el vano oficio.
O llegas a la meta y te deslizas
como un niño con alas sobre
un nuevo pasillo, o te dejan caer
con las palabras regadas como vísceras,
envueltas en la sangre que nadie limpiará
en tu caída, rodando en llamas
hacia las oscuras aguas de la hoja.
VINICIUS DE MORAES
Suspensión
Fuera de mí, en el espacio, errante,
la música doliente de un vals;
en mí, profundamente en mi ser,
la música doliente de tu cuerpo;
y en todo, viviendo el instante de todas las cosas,
la música de la noche iluminada.
El ritmo de tu cuerpo en mi cuerpo...
El giro suave del vals lejano, indeciso...
Mis ojos bebiendo tus ojos, tu rostro.
Y el deseo de llorar que viene de todas las cosas.
Fuera de mí, en el espacio, errante,
la música doliente de un vals;
en mí, profundamente en mi ser,
la música doliente de tu cuerpo;
y en todo, viviendo el instante de todas las cosas,
la música de la noche iluminada.
El ritmo de tu cuerpo en mi cuerpo...
El giro suave del vals lejano, indeciso...
Mis ojos bebiendo tus ojos, tu rostro.
Y el deseo de llorar que viene de todas las cosas.
Versión de César Conto
JOSÉ LUPIÁÑEZ
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