lunes, 3 de junio de 2013

RAFAEL DE LEÓN




Soneto



Bebiéndome la dulce primavera
me sorprendió la tarde junto al río
y pude contemplar a mi albedrío
el idilio del agua y la palmera.

Me zambullí desnudo en la pecera
buscando un corazón igual que el mío,
y no encontré ni un faro ni un navío
que me hiciera señales de bandera.

La noche iba saltando por la orilla
y puso en mi cabeza despeinada
el filo verde-azul de su cuchilla.

Mas cuando ya se ahogaba mi fortuna,
quiso el viento mandarle a mi jugada
el blanco salvavidas de la luna.



RENATO SALES HEREDIA






La mujer dejó sus ojos…



La mujer dejó sus ojos
preñados de amanecer en una esquina,
su risa,
sus silencios
los atravesó de trenes lentos,
merolicos partiéndose de sueños
y luces
que se tramaban en su pecho
para abrirse días
y empezar de nuevo.


De: Para que partan los pájaros
Traducción de Felipe Sentelhas

OCTAVIO PAZ





A través


Con una máscara de sangre
atravieso tu pensamiento en blanco:
desmemoria me guía
hacia el reverso de la vida.




CONSUELO RIVERA ÁLVAREZ






Crepúsculo



No sé cuál fue el momento
ni la hora amor,
en que empezó este crepúsculo,
este atardecer que duele,
esta paloma que aparece en mí
como un fantasma entre las sombras
y me tienta a probar un nuevo trigo,
a botar este cansancio
de sueños eternos,
esta necesidad
de llenar de nuevo el cántaro
para mojar un poco mi garganta.

Ya no quiero más
el silencio de este grito
que me aturde
que me acosa
que me tienta.

Este camino de hojas secas
que ardo en desandar
descalza,
con mis sandalias a cuestas
y sin ropas,
identificándome
proyectándome
así como quien dice:
se está yendo
está volando.

Quiero tal vez
estrenar pensamientos,
lustrarme el cerebro,
perder el recuerdo,
atarme al cuello
unos girasoles bien abiertos
y convertirme en libélula
sin ataduras
transparente
cósmica
¡infinitamente libre!

No sé cuál fue el momento
ni la hora amor,
pero ahí anda rondando
acechando
susurrando…
como quien dice:
ya casi
está volando.

Así como la cascada
jamás es dueña del agua,
eso es,
como el agua de la cascada
que pasa y pasa
sin detenerse,
que jamás vuelve,
que jamás regresa.

Así amor,
ingrato amor,
he comenzado
nuevamente a irme.


HUMBERTO JARAMILLO ÁNGEL






Todo lo partí contigo


Todo lo mío lo partí contigo:
el blando pan de mi mesa,
el agua pura y fresca
de mi tinaja de barro,
el grano de la espiga madura,
el vino dulce de mi copa llena,
el viento abrileño
que llegó a mi ventana,
la piedra y el verde pino
de mi largo sendero,
la leve lluvia y la clara luz
de mi candil de arcilla.
Todo lo mío, amor, en mi destino
lo partí contigo.
Mis lentas y mejores horas
en silencio las partí contigo.
El canto del ruiseñor del alba
lo partí contigo.
La delirante serenata de Schubert
y las ardientes notas de los preludios
de las flautas ambiguas
del infeliz Chopin, todo lo mío,
amor, mis ensueños y quimeras,
lo partí contigo. Y, sin embargo,
todo lo mío está conmigo.

LUIS VIDALES





Soneto del amor fantasma


En Beatriz cantó Dante a la intocada.
Y a su Laura Petrarca hasta la muerte.
¡Cuán grande es el amor si se presiente,
y los otros se esfuman en la nada!

Es la imposible la mujer amada,
y en Abelardo la dolida suerte.
¡Sólo bastó a Boccaccio conocerte
para hacerte, “Fiametta”, su encantada!

Toda llama que arde se consume.
Nada queda en el aire del perfume.
Y poesía es alma de este infierno.

Y es que no sabe el fiel rendido amante
si es un fantasma la mujer distante
o fantasma el amor cuando es eterno.