Todo
lo partí contigo
Todo
lo mío lo partí contigo:
el
blando pan de mi mesa,
el
agua pura y fresca
de
mi tinaja de barro,
el
grano de la espiga madura,
el
vino dulce de mi copa llena,
el
viento abrileño
que
llegó a mi ventana,
la
piedra y el verde pino
de
mi largo sendero,
la
leve lluvia y la clara luz
de
mi candil de arcilla.
Todo
lo mío, amor, en mi destino
lo
partí contigo.
Mis
lentas y mejores horas
en
silencio las partí contigo.
El
canto del ruiseñor del alba
lo
partí contigo.
La
delirante serenata de Schubert
y
las ardientes notas de los preludios
de
las flautas ambiguas
del
infeliz Chopin, todo lo mío,
amor,
mis ensueños y quimeras,
lo
partí contigo. Y, sin embargo,
todo
lo mío está conmigo.
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