sábado, 31 de diciembre de 2022


 

GUSTAVO ADOLFO GARCÉS

 

 

Fábula

 

 

Vuela
el hipopótamo
hasta
la copa
del árbol

se tumba
boca arriba

mira
el cielo
y las gaviotas

lee
una carta
blanca

 

JOSÉ LUIS RIVAS

 

 


 

El ojo de la alondra
ducho en menudas

realidades repara
en lo más nimio

Así descubre el grano
entre la paja

la marcha exacta
–de jeme en jeme–

del estricto geómetra
/tan métrica y simétrica/

el sorbo de rocío
recogido en el vértice

de una brizna de yerba
el peligro inminente

y esa nube que nada
más ella advierte

y que la impulsa al vuelo vertical
de caza erecta

sin parpadeo alguno
sin asomo de duda

 

VICTOR RIVERA

 

  

Ituango

 

 

Es un buen día para ver a mi padre,
su espalda cargada de peces,
la red entre las manos, tejiendo
la transparencia de sus tratos con el agua.
Pero dónde está mi padre,
¿No es esa su cabeza,
un punto brillante, aguas abajo,
ardiendo con el sol del Bajo Cauca?
Me pregunto desde cuando soy hijo de pez mutilado,
de un manojo de algas subsumidas,
hijo de una forma rota y circular
como las boyas adheridas a los ríos de nadie.
¿Me equivoco? ¿No es esa su cabeza boqueando
en lucha con un remolino de piedras y esclusas?
Él, nadador en las horas más azules de la tierra,
¿Tan pronto se va al encuentro con el mar?

Creo ver sur garganta más abierta y seca
que el barro que se parte en los veranos,
más boquerón y zanja que las trampas
en que los caballos se rompen las patas.
Desde cuando tanta elocuencia
en un hombre de río y silencio,
desde cuando tanta intemperie
de palabras dichas a la nada.

Barco de papel humilde,
dime que no quieres olvidar mi nombre
escrito en los bordes amarillos de tu vida,
que no quieres ser un fantasma
incapaz de señalar la cara de tus perpetradores,
a gritos, a dentelladas,
dime la razón de tu cuerpo bajando con los barcos,
tu cuerpo sin las manos de mi madre
para decirte esteras de sombra y palma,
tú que apenas ayer olías la noche
adivinando el giro del cardumen,

¿Dónde estás ahora?
¿Quién te arrancó de tu sitio
como arrancar un cedro de tajo,
como dejar sin olor la vida?
¿En dónde está la luz que te llevaba
a la selva virgen y la montaña?
Le recuerdo a gritos que eso de dejarse ir con la corriente no es lo suyo,
que qué hace allí boqueando junto a los peces que él dominaba,
tirado por el suelo de su propio reino.
¿Tan pronto se va al encuentro con el mar?
Un momento, no tan rápido,
quiero arrojarme,
con él quiero arrojarme.

 

MARIANO CASTRO

 

 


 

Enmudece la bruma
la tibia claridad de amanecida,
la vocación del musgo en la piel de la piedra,
el etéreo sonido que en el humus se esconde.

Inusitado y fabuloso canto,
resuelto advenimiento que nunca se descubre.

Mas aún atesoras una sola merced
de agua y aceite perdurables,
para lavar y ungir tu cuerpo;
de bondad trasnochada, un triste rictus,
y este juego inocente, inútil y sin fin
con el lenguaje.

 

 

CARMEN BERENGUER

 

  

Loba

 

 

De dónde esta mueca
Esta boca este rostro
Esta máscara este abrigo
De dónde esta locura
De acompañarte por las noches
Con este negro y este rojo
Esta bufanda que es una bufonada
Y esta vitrina que devuelve esta pirueta
Esta artesanal pinta hecha a la medida.
Y esta lengua de loba despistada
Que te lame.

 

JOHANNA BARRAZA TAFUR

 

  

El árbol de níspero

 

 

junto al que murió mi padre
ha sido cortado.
Mi vecina vino a traerme
sus últimos frutos y una bala
que encontró en su tronco.
Teníamos dos cosas en común,
haber sostenido su cuerpo
mientras sangraba
y mantenernos en pie
sin importar los disparos.