domingo, 18 de febrero de 2018


JAIME TORRES BODET





Final



Vuelves de andar a solas por la orilla de un río.
Estás llena de música, como un árbol al viento.
Has dejado correr tu pensamiento
viendo en el agua el paso de una nube de estío...

Traes tejido al alma el olor de una rosa.
En lo blando del césped te prolonga tu huella...
Has vivido ¡has vivido!... Y vas, como la estrella,
a perderte en el mar de un alba silenciosa.


IBN ZAYDUN





Cásida LXII



¡Ay, noche! que pasamos gozando del vino
hasta que apareció la fuerza de la aurora sobre la noche
y llegaron los luceros del alba hiriendo las tinieblas;
los astros nocturnos huyeron, dejando a la noche vencida.
Habíamos gozado los más exquisitos placeres
sin pena de aflicción, ni molestia de estorbo.
Si hubiera durado, mi gozo hubiera sido eterno,
pero noches de la unión han de ser siempre cortas.



JOSÉ MANUEL CABALLERO






Anterior a tu cuerpo es esta historia...



Anterior a tu cuerpo es esta historia
que hemos vivido juntos
en la noche inconsciente.

Tercas simulaciones desocupan
el espacio en que a tientas nos
buscamos,
dejan en las proximidades
de la luz un barrunto
de sombras de preguntas nunca
hechas.

En vano recorremos
la distancia que queda entre las últimas
sospechas de estar solos,
ya convictos acaso de esa interina
realidad que avala siempre
el trámite del sueño.
 


HILARION CABRISAS





Síntesis



Vive tu vida y ámala, sea buena
o mala para ti: ese es tu sino.
Si te punzan las zarzas del camino
haz un yambo votivo de tu pena.

Ten tu copa de amor bullente y llena,
y embriágate de amores y de vino,
Baudelaire te lo dijo: haz un divino
canto a PAN DE TU VIDA ardiente y plena.

Musicaliza todo : tus dolores,
tus placeres, los páramos, las flores,
vive en perenne Domingo de Ramos.
Y espera anacreóntico la muerte
diciendo ante el enigma de la suerte
como Rubén: -¡Señor!... ¿A dónde vamos?...


ANASTASIO DE OCHOA




La mariposa negra


Borraba ya del pensamiento mío
De la tristeza el importuno ceño:
Dulce era mí vivir, dulce mi sueño,
Dulce mi despertar.


Ya en mi pecho era lóbrego vacío
El que un tiempo rugió volcán ardiente;
Ya no pasaban negras por mi frente
Nubes que hacen llorar.



Era una noche azul, serena, clara,
Que embebecido en plácido desvelo.


Alcé los ojos en tributo al cielo
De tierna gratitud.


Más ¡ay!

que apenas lánguido se alzara
Este mirar de eterna desventura,
Turbarse vi.

la lívida blancura
De la nocturna luz.



Incierta sombra que mi sien circunda
Cruzar siento en zumbido revolante,
Y con nubloso vértigo incesante
A mi vista girar.


Cubrió la luz incierta, moribunda,
Con alas de vapor informe objeto;
Cubrió mi corazón terror secreto
Que no puedo calmar.



No como un tiempo colosal quimera
Mi atónita atención amedrentaba,
Mi oído profundo no aterraba
Acento de pavor;
Que fue la aparición vaga y ligera,
Leve la sombra aérea y nebulosa,
Que fue sólo una negra mariposa
Volando en derredor.



No cual suele fijó su giro errante
La antorcha que alumbraba mi desvelo;
De su siniestro misterioso vuelo
La luz no era el imán.


¡Ay!

que sólo el fulgor agonizante
En mis lánguidos ojos abatidos
Ser creí de sus giros repetidos
Secreto talismán.



Lo creo, sí.

que a mi agitada suerte
Su extraña aparición no será en vano.


Desde la noche de ese infausto arcano
¡Ay Dios!.

aún no dormí.


¿Anunciarme próxima la muerte,
O es más negro su vuelo repentino?.


Ella trae un mensaje del destino.


Yo.

no le comprendí.



Ya no aparece solo entre las sombras;
Do quier me envuelve su funesto giro;
A cada instante sobre mí la miro
Mil círculos trazar.


Del campo entre las plácidas alfombras,
Del bosque entre el ramaje la contemplo,
Y hasta bajo las bóvedas del templo
Y ante el sagrado altar.



Para adormir mi frenesí secreto
Cesa un instante, negra mariposa:
Tus leves alas en mi frente posa:
Tal vez me aquietarás.


Mas redoblando su girar inquieto,
Huye, y parece que a mi voz se aleja,
Y revuelve, y me sigue, y no me deja,
Ni se para jamás.



A veces creo que un sepulcro amado
Lanzó bajo esta larva aterradora
El espíritu errante que aún adora
Mi yerto corazón.


Y una vez ¡ay!

estático y helado
La vi., la vi, creciendo de repente,
Mágica desplegar sobre mi frente
Nueva transformación.



Vi tenderse sus alas como un velo
Sobre un cuerpo fantástico colgadas
En rozagante túnica trocadas,
So un manto funeral.


Y el lúgubre zumbido de su vuelo
Trocose en voz profunda melodioso,
Y trocose la negra mariposa
En genio celestial.



Cual sobre estatua de ébano luciente
Un rostro se alza en ademán sublime,
Do en pálido marfil su sello imprime
Sobrehumano dolor,
Y de sus ojos el brillar ardiente,
Fósforo de visión, fuego del cielo,
Hiere en el alma como hiere el vuelo
Del rayo vengador.



Un momento ¡gran Dios!

mis brazos yertos
Desesperado la tendí gritando.


Ven de una vez, la dije sollozando,
Ven y me matarás.


Mas ¡ay!

que cual las sombras de los muertos
Sus formas vanas a mi voz retira,
Y de nuevo circula, y zumba, y gira,
Y no para jamás.



¿Qué potencia infernal mi mente altera?


¿De dónde viene esta visión pasmosa?


Ese genio.

esa negra mariposa,
¿Qué es?.

¿Qué quiere de mí?.


En vano llamo a mi ilusión quimera;
No hay más verdad que la ilusión del alma:
Verdad fue mi quietud, mi paz, mi calma;
Verdad que la perdí.



Por ocultos resortes agitado
Vuelvo al llanto otra vez hondo y doliente,
Y mi canto otra vez vuela y mi mente
A esa extraña región,
Do sobre el cráter de un abismo helado
Las nieves del volcán se derritieron
Al fuego que ligeras encendieron
Dos alas de crespón.

RAMÓN DE CAMPOAMOR





El amar y el querer



A la infiel más infiel de las hermosas
un hombre la quería y yo la amaba;
y ella a un tiempo a los dos nos encantaba
con la miel de sus frases engañosas.

Mientras él, con sus flores venenosas,
queriéndola, su aliento empozoñaba,
yo de ella ante los pies, que idolatraba,
acabadas de abrir echaba rosas.

De su favor ya en vano el aire arrecia;
mintió a los dos, y sufrirá el castigo
que uno le da por vil, y otro por necia.

No hallará paz con él, ni bien conmigo
él, que sólo la quiso, la desprecia;
yo, que tanto la amaba, la maldigo.