domingo, 18 de febrero de 2018

IBN ZAYDUN





Cásida LXII



¡Ay, noche! que pasamos gozando del vino
hasta que apareció la fuerza de la aurora sobre la noche
y llegaron los luceros del alba hiriendo las tinieblas;
los astros nocturnos huyeron, dejando a la noche vencida.
Habíamos gozado los más exquisitos placeres
sin pena de aflicción, ni molestia de estorbo.
Si hubiera durado, mi gozo hubiera sido eterno,
pero noches de la unión han de ser siempre cortas.



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