lunes, 19 de abril de 2021


 

SERGIO GARCÍA CLEMENTE

 

 

 

El silencio también puede ser una trinchera.

RAFAEL ARÉVALO MARTÍNEZ

 

 

 

Aurretrato


 

Un árbol luengo, deshojado y seco,
pero que enhiesto, sigue todavía;
una culebra en línea vertical;
un poste de telégrafo en la vía,
eso soy por mi bien o por mi mal.

Soy un hombre de chicle que los dioses
del Popol-Vuh jalaron de los pies
y la cabeza a un tiempo: y que, después
(entre risas y toses,
al mirarlo tan largo y tan delgado)
sin reparar su mísero destino,
dejaron a la vera del camino,
irreal y abandonado.

 

SANTA TERESA DE ÁVILA

 

 


 

A San Hilarión

 



Hoy ha vencido un guerrero

al mundo y sus valedores.

-Vuelta, vuelta, pecadores,

sigamos este sendero.

Sigamos la soledad,

y no queramos morir,

hasta ganar el vivir

en tan subida pobreza.

¡Oh, qué grande es la destreza

de aqueste nuestro guerrero!

-Vuelta, vuelta, pecadores,

sigamos este sendero.

Con armas de penitencia

ha vencido a Lucifer,

combate con la paciencia,

ya no tiene que temer.

Todos podemos valer

siguiendo a este caballero.

-Vuelta, vuelta, pecadores,

sigamos este sendero.

No ha tenido valedores,

abrazose con la cruz:

siempre en ella hallamos luz,

pues la dio a los pecadores.

¡Oh, qué dichosos amores

tuvo este nuestro guerrero!

-Vuelta, vuelta, pecadores,

sigamos este sendero.

Ya ha ganado la corona,

y se acabó el padecer,

gozando ya el merecer,

con muy encumbrada gloria.

¡Oh venturosa victoria

de nuestro fuerte guerrero!

– Vuelta, vuelta pecadores,

sigamos este sendero.

 

 

EMILY BRONTË

 

 

 

 

La tumba de mi señora

 

 

 

El pájaro habita en la escarpada aurora,
La alondra traza el aire en silencio,
La abeja danza entre las campanas del brezo
Que ocultan a mi bella Señora.

El venado salvaje sobre su pecho con frialdad,
Las aves silvestres elevan sus alas calientes;
Y Ella a todos les sonríe indiferente,
¡La han dejado sola en su soledad!

Supuse que cuando el oscuro muro de su tumba
Retuvo su delicada y femenina forma,
Nadie evocaría la dicha que recorta
La Luz efímera de la alegría.

Pensaron que la ola de la tristeza pasaría
Sin dejar huellas en los años futuros;
¿Pero dónde están ahora todas las angustias?
¿Y dónde aquellas lágrimas?

Deja que luchen por el honor del aliento,
O por el placer sombrío y fuerte,
El morador de la Tierra de la Muerte
Es inconstante e indiferente también.

Y si sus ojos han de observar y llorar
Hasta que la fuente del dolor se seque,
Ella no retornará -de su tranquilo sueño-
Ni devolverá nuestros vanos suspiros.

Sopla, viento del oeste, sobre el árido túmulo:
¡Murmuren, arroyos del verano!
No hay necesidad de otros sonidos
Para custodiar a mi dama en su descanso.

 

 

 

GABRIEL GARCÍA MÁRQUEZ

 

 

  

Soneto matinal a una colegiala ingrávida

 

 

Al pasar me saluda y tras el viento
que da al aliento de su voz temprana
en la cuadrada luz de una ventana
se empaña, no el cristal, sino el aliento

Es tempranera como una campana.
Cabe en lo inverosímil, como un cuento
y cuando corta el hilo del momento
vierte su sangre blanca la mañana.

Si se viste de azul y va a la escuela,
no se distingue si camina o vuela
porque es como la brisa, tan liviana

que en la mañana azul no se precisa
cuál de las tres que pasan es la brisa,
cuál es la niña y cuál es la mañana.

 

 

STÉPHANE MALLARMÉ

 

 

 

La tumba de Edgar Poe

 

 

Tal como al fin el tiempo lo transforma en sí mismo,
el poeta despierta con su desnuda espada
a su edad que no supo descubrir, espantada,
que la muerte inundaba su extraña voz de abismo.

Vio la hidra del vulgo, con un vil paroxismo,
que en él la antigua lengua nació purificada,
creyendo que él bebía esa magia encantada
en la onda vergonzosa de un oscuro exorcismo.

Si, hostiles alas nubes y al suelo que lo roe,
bajo-relieve suyo no esculpe nuestra mente
para adornar la tumba deslumbrante de Poe,

que, como bloque intacto de un cataclismo oscuro,
este granito al menos detenga eternamente
los negros vuelos que alce el Blasfemo futuro.

 

 

Versión de Andrés Holguín